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LO SAGRADO Y LA VIOLENCIA


Enviado por   •  5 de Noviembre de 2012  •  11.397 Palabras (46 Páginas)  •  575 Visitas

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LO SAGRADO Y LA VIOLENCIA

Ésta es una de las explicaciones más claras que hemos encontrado sobre los orígenes de la violencia que afecta a Colombia desde hace más de medio siglo.

Por Camilo García

Ilustraciones de Javier Gutiérrez

Tomado de la Revista NÚMERO

Laureano Gómez, con el propósito de oponerse a la reelección presidencial de Alfonso López Pumarejo para el período 1942-1946, dijo en un discurso pronunciado ante el Congreso de la República en septiembre de 1940:

«Dentro del concepto democrático del Estado que profesamos nosotros los conservadores, sabemos que no todo es lícito en el gobierno ni en el Congreso, sino que gobierno y Congreso tienen que someterse a disposiciones eternas y permanentes; no sólo dentro de ese concepto que nos hace repudiar la posibilidad de ser gobernados por un individuo que no dirige su gobierno por razones del bien común, sino del otro concepto de la democracia, el proveniente de la tiranía de la mayoría, o de la razón suprema de la mayoría; el señor López no puede pretender ser presidente de Colombia porque no tiene la mayoría numérica, ni es positivista ni es circunstancial y objetiva en lo que los positivistas hacen residir la razón de ser de la autoridad y del manejo del Estado. Es indiscutible que los conservadores, unánimes, rechazamos la posibilidad de que el señor López vuelva a continuar lo que hizo en la administración pasada. Y es un hecho evidente, urgente, de brillo enceguecedor, que indiscutiblemente la mayoría liberal tampoco acepta, tampoco quiere ser gobernada por el señor López... Es indiscutible que si se toman hombre a hombre los miembros del partido liberal colombiano, si se investiga a los hombres de trabajo y conciencia, de honradez y de labor, la mayoría de ellos considera imposible el nuevo gobierno del señor López, lo estima como una tragedia, como una pesadilla intolerable y no quiere votar por él. Y estoy seguro de que esa es la mayoría liberal... La verdadera mayoría liberal no puede querer la destrucción de la patria que el señor López significa».

Y más adelante continuó Laureano: «Veamos ahora la definición del tirano dada por uno de los más ilustres pensadores y teólogos, Mariana: “Tirano es aquel que manda a súbditos que no le quieren obedecer”. No le queremos obedecer; la gran mayoría de los colombianos no le queremos obedecer; es la mayoría auténtica, clara, incuestionable, formada por la unanimidad del partido conservador y por inmensa porción de los liberales... De modo que una nueva presidencia del señor López no puede ser sino una tiranía puesto que no le queremos obedecer, la mayoría de los colombianos incuestionablemente no le queremos obedecer, y sobre esa mayoría numérica él ejerce el gobierno, está dentro de la definición del padre Mariana: “Tirano es el que manda a súbditos que no le quieren obedecer”».

Agregó después: «Me permito para que quede bien expreso en la mente colombiana y para que contribuya a la formación de esa conciencia que ahora estoy formando: hay cosas que el señor López atropelló, desconoció y ultrajó; cosas que son sagradas (el subrayado es mío) para la inmensa mayoría del país. El señor López ahora dice que si vuelve a la primera magistratura continuará oprimiendo, destruyendo y aniquilando esas mismas cosas sagradas, es decir, nos declara la guerra. Y nosotros no podemos menos, en cumplimiento de un deber elemental, que aceptar esa declaración y tenemos que prepararnos para la guerra no sólo como una cosa lícita sino como una imperativa necesidad del momento... Hay cosas a las que nosotros los conservadores, como espiritualistas que somos, no podemos renunciar; antes renunciaríamos a la vida; es por eso por lo que tenemos que preparar la guerra porque, puestos en la alternativa de escoger: o renunciamos al concepto de patria, al concepto de cultura, al concepto de moralidad que está arraigado en el fondo de nuestra conciencia, o renunciamos a la vida. Pero seríamos unos descastados, unos degenerados cobardes si optáramos por renunciar a todas esas cosas a trueque de salvar una vida miserable bajo esta tiranía instaurada sobre una artificiosa mayoría liberal... Y eso, no por un sentimiento personal, no para defensa de fines egoístas sino por una especie de deber colectivo para la sociedad en que vive y, sobre todo, para los hijos a quienes trajo a este mundo... Y eso impone al que tuvo los hijos una especie de obligación con ellos, un indeclinable deber, porque si en el momento de engendrarlos y traerlos al mundo se hubiera sabido que este era un lugar de tiranía y corrupción y escándalo, de iniquidad y de barbarie, entonces no se hubieran tenido los hijos. Pero puesto que se tuvieron, hay que defender ese patrimonio; no lo podemos entregar. No lo podemos entregar, no hay combinación, no hay maniobra que pueda convencernos de que no tenemos el sagrado deber porque lo tenemos; y si para defenderlo tenemos que hacer la guerra, tendremos que hacerla...».

Y prosiguió: «... La mejor guerra tiene que ser la que con el menor número y con el menor recurso consigue el mayor número de resultados. La que economiza vidas inocentes, la que no permite la destrucción de la riqueza, la que lleva la necesidad del empleo de la fuerza allí únicamente en donde la fuerza es indispensable para la imposibilidad de que se haga el mal que se quiere evitar».

«Esta doctrina naturalmente no es inventada por mí, que no invento nada; esta es una doctrina sabia y antigua, experimentada y probada, que se puede leer entre muchos pensadores y filósofos, en uno de los entendimientos más insignes de nuestra raza y lengua, el insigne dominicano Domingo de Soto, quien en su obra De justicia et de jure dice que el tirano, al menospreciar el bien común, ha declarado la guerra al país y éste ha de defenderse por la fuerza».

«De modo que como veis, honorables senadores, en esas cosas que ha dicho anteriormente no ha hecho sino aplicar el caso colombiano a la teoría del insigne pensador y teólogo Domingo de Soto, quien agrega que es un episodio lícito de la guerra justa darle muerte al tirano (el subrayado es mío). Si se agrediera a algún ciudadano o le arrebatare sus bienes, los bienes materiales nada más, ¿qué será cuando le arrebatara los bienes espirituales? Entonces, agrega este filósofo, se hace uso de la legítima defensa... Esta es la definición del gran tirano del padre Mariana cuando dice: “Tirano es aquel que manda a súbditos que no le quieren obedecer, el que por la fuerza

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