Las Venas Abiertas De Latinoamerica
suguslugus6 de Abril de 2014
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La Primera Reforma Agraria de América Latina: Un Siglo y Medio de Derrotas de José Artigas
La pobreza se extendía, mientras los bolsillos de los españoles se llenaban; la idea de nación que tenían en América Latina era un puerto lleno de personas que querían comprar los productos que producían los pobladores, más bien llamados esclavos.
Los empresarios no tenían el mayor interés en resolver la cuestión agraria, solo cuando les convenía. El monocultivo y la dependencia continuaban.
Simón Bolívar fue el primero que quiso proteger a los esclavos, igual que Hidalgo y Morelos, ambos lo trataron pero no dañaron nada los privilegios que tenían las élites dominantes.
José Artigas intentó pelear contra el centralismo del Puerto de Buenos Aires, pero fue derrotado por el imperio británico y por la oligarquía, que se encargó de traicionarlo. Establecería poco tiempo después su gobierno, en 1815 contralaba muchas comarcas, desde su campamento en Paisandu. Él dictaba los decretos revolucionarios de su gobierno, así nació la primera reforma agraria de America latina, aplicada en lo que es hoy Uruguay, hasta que llegara el general Lecor, entrada que fue permitida por los oligarcas de esa época, e hiciera trizas la reforma con una nueva invasión portuguesa. “Tierra Libre, Hombres Libres” fue la respuesta revolucionaria de justicia social donde se ofrecía lo mismo a los de mayor pobreza que a los de mejor poder adquisitivo, todo esto de acabo con esta invasión.
En la concepción de artigas, los indios tenían “el principal derecho”, y cuando esto comenzaba a funcionar, los posteriores gobiernos (al de Artigas) obligaron a enlistarse a las peonadas a los gauchos, los que se atrevían a levantarse en armas eran víctimas de homicidio. La oligarquía extranjera acabo con todo, a su vez también desconoció las tierras que Artigas había donado a los campesinos, y a tiros fueron desalojados de las viviendas que les había proporcionado la reforma agraria, los títulos de propiedad expedidos por Artigas ahora no tenían ningún valor, los gauchos solo eran dueños “de la tierra de sus tumbas”. Mientras el pueblo alzaba la Constitución de un Paraguay independiente, dejando por un lado la patria por la que Artigas había peleado.
Artemio Cruz y la segunda muerte de Emiliano Zapata
Emiliano Zapata fue el precursor (en su comarca) de implantar una reforma agraria, exactamente un siglo después de la que proclamó Artigas, en un México donde las ganancias de los campesinos no habían subido un solo centavo desde que el cura Miguel Hidalgo se había levantado en armas, donde un poco más de ochocientos latifundistas eran propietarios de casi todo el territorio nacional.
“La cárcel, el cuartel y la sacristía tenían a su cargo la lucha contra los defectos naturales de los indios, quienes, al decir de un miembro de una familia ilustre de la época, nacían «flojos, borrachos y ladrones». La esclavitud, atado el obrero por deudas que se heredaban o por contrato legal, era el sistema real de trabajo…” (Galeano, 2012).
En esta parte del libro se hizo muy evidente que los miembros de las élites no estaban interesados en algún tipo de progreso hacia su mano de obra, solo decían a lo que estaban destinados, estaban más interesados en seguir cultivando las Tierras de nuestra nación, para así seguir con la explotación sin medida, que solo dejo como resultado que las tierras quedaran infértiles. También es indignante como se manejaba el sistema de esclavitud, los hijos de los hijos seguirían siendo esclavos, ya que las deudas nunca se acabarían para poder seguir explotando la mano de obra.
En el año de 1845, los Estados Unidos se habían apropiado de los territorios mexicanos de Texas y California donde volvieron a restablecer la esclavitud en nombre del desarrollo de la civilización, México perdió más de la mitad del territorio del país, extensión equivalente al actual territorio de Argentina. Desde ese momento se empezó a escuchar el dicho de “Pobrecito México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”. En el año de 1910 Emiliano Zapata y su pueblo, se alzaron en armas contra la dictadura de Porfirio Díaz, ya que los trabajadores agrarios vivían peor que los caballos de polo que los latifundistas ricos mimaban en sus establos. Finalmente cayó Díaz y Madero llego al poder, no tardo en disolverse la promesa de una reforma agraria, y como era de esperarse las tropas del general Victoriano Huerta se abalanzaron sobre él, en respuesta, Emiliano Zapato promulgo su “Plan de Ayala” que pretendía que se nacionalizaran todos los bienes incautados de los enemigos durante la revolución y la devolución de las tierras a sus legítimos propietarios; casi diez años duro la batalla, contra Díaz, contra Madero, contra Victoriano Huerta y más tarde contra Venustiano Carranza.
Después de la caída del régimen de Huerta, Emiliano Zapata y Pancho Villa, entraron en la ciudad de México y fugazmente compartieron el poder. A fines de 1914, se abrió un breve ciclo de paz que permitió a Zapata poner en práctica, en Morelos, una reforma agraria aún más radical que la anunciada en el Plan de Ayala. El fundador del Partido Socialista y algunos militantes influyeron mucho en este proceso: radicalizaron la ideología del líder del movimiento, y le proporcionaron una gran capacidad de organización. En la primavera de 1915, ya todos los campos de Morelos estaban bajo cultivo, principalmente con maíz y otros alimentos.
Venustiano Carranza había conquistado la presidencia y dictó, una reforma agraria, en 1916 se abalanzaron, sobre Cuernavaca y las demás comarcas zapatistas. Los cultivos, que habían vuelto a dar frutos, los minerales, las pieles y algunas maquinarias, resultaron un botín excelente para los oficiales que avanzaban quemando todo a su paso y proclamando, “una obra de reconstrucción y progreso”.
Pasó el tiempo, y con la presidencia de Lázaro Cárdenas (1934-1940) las tradiciones zapatistas recobraron vida y vigor a través de la puesta en práctica, la reforma agraria. Se expropiaron, bajo su período de gobierno, 67 millones de hectáreas en poder de empresas extranjeras y los campesinos recibieron, además de la tierra, créditos, educación y medios de organización para el trabajo.
El Latifundio multiplicaba las bocas pero no los panes
“La estructura del atraso del campo latinoamericano opera también desperdicio de la fuerza de trabajo, de la tierra disponible, de los capitales, del producto y, sobre todo, desperdicio de las huidizas oportunidades históricas del desarrollo… “ (Galeano, 2012)
Cuando llegue a este párrafo, me di cuenta que lo que dice Eduardo Galeano es verdad, los latinoamericanos no aprovechamos de buena manera los recursos, ya que los despilfarramos como ricos nuevos desperdician el dinero, no sabemos el valor que tienen y los llegamos a vender a el más mínimo precio, pero todo para alimentar las bocas que se siguen reproduciendo pero el salario sigue disminuyendo.
Se incrementan las ganancias de los terratenientes, al incorporar medios más modernos a la explotación de sus propiedades, pero más brazos quedan sin actividad y se hace más ancha la brecha que separa a ricos y pobres que aumentan los rendimientos del suelo, no resultan, aunque contribuyan al progreso general, una bendición para los campesinos. El campo irradia pobreza para muchos y riqueza para muy pocos.
En Ecuador en 1964, el gobierno sólo distribuyó tierras improductivas, a la par que facilitó la concentración de las tierras de mejor calidad en manos de los grandes terratenientes. Juan Domingo Perón había desafiado los intereses de la oligarquía de Argentina, cuando impuso el estatuto del peón y el cumplimiento del salario mínimo rural. En 1944, la Sociedad Rural afirmaba: “En la fijación de los salarios es primordial determinar el estándar de vida del peón común”. En junio de 1952, en un discurso que pronunció desde el Teatro Colón, Perón desmintió que tuviera el propósito de realizar una reforma agraria.
Las trece colonias del Norte y La importancia de NO nacer importante
En 1850 el ascenso del café como nuevo «producto rey» determinó la sanción de la Ley de Tierras, cocinada según el paladar de los políticos y los militares del régimen oligárquico, para negar la propiedad de la tierra a quienes la trabajaban, a medida que se iban abriendo, hacia el sur y hacia el oeste, los gigantescos espacios interiores del país.
España y Portugal contaron, en cambio, con una gran abundancia de mano de obra servil en América Latina. A la esclavitud de los indígenas sucedió el trasplante en masa de los esclavos africanos. Las clases dominantes de la sociedad colonial latinoamericana no se orientaron jamás al desarrollo económico interno. Sus beneficios provenían de fuera; estaban más vinculados al mercado extranjero.
Estas circunstancias explican el ascenso y la consolidación de los Estados Unidos, como un sistema económicamente autónomo, que no drenaba hacia fuera la riqueza generada en su seno. Es que la insignificancia económica de las trece colonias permitió la temprana diversificación de sus exportaciones y alumbró el impetuoso desarrollo de las manufacturas.
LAS FUENTES SUBTERRÁNEAS DEL PODER
La Economía Norteamericana Necesita Los Minerales De América Latina Como Los Pulmones Necesitan El Aire
El petróleo sigue siendo el principal combustible de nuestro tiempo, y los norteamericanos importan la séptima parte del petróleo que consumen. Para matar vietnamitas, necesitan balas y las balas necesitan cobre: los Estados Unidos compran fuera de fronteras una quinta parte del cobre
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