Lo que le falta a Colombia. William Ospina (1996)
kjagReseña21 de Marzo de 2022
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Reseña: William Ospina (1996). ¿Dónde está la franja amarilla?: Cap. 1 Lo que le falta a Colombia (1ra.ed). Editorial Norma.
Las ideas aquí plasmadas son una síntesis del texto original “lo que le falta a Colombia” por W. Ospina.
Nuestra sociedad colombiana sigue el ejemplo de la revolución francesa y de la declaración de los derechos del hombre, bajo los mismos ideales de libertad, igualdad y fraternidad, pero realmente la sociedad colombiana demuestra que el estado en toda su constitución no procede de una revolución, nuestra historia llega a ser caracterizada por el pensar que basta con repetir las expresiones (Liberté, Egalité y Fraternité,) que representaron la época para ya participar en ella. La sociedad colombiana se esconde bajo el ropaje de una república liberal, señorial colonizada, avergonzada de sí misma con el desafío de conocerse así mismo, con su incapacidad de trazarse un destino propio, imitando culturas extranjeras desconociendo las propias, pagando las consecuencias de la falta de carácter definido por la irresponsabilidad de los gobiernos .inescrupulosos culpando de sus desgracias a los más débiles, instigando a que los funcionarios públicos traicionen la patria y sacralizando practicas degradantes con la excusa perversa de que el fin justifica los medios. Todo esto ha llevado a que la sociedad Colombia se convierta en incrédula, pero, ¿cómo se sostiene una sociedad en la que todos saben que prácticamente nada funciona? Desde los teléfonos públicos que no sirven, hasta las leyes que no sirven para ser obedecidas, este es el espectáculo que brindaría Colombia a un observador sensato, que sería divertido si no fuera por el charco de sangres en que reposa. Cualquier colombiano sabe que aquí solo existen los intereses particulares, concibiendo solo el interés familiar o personal, palabras como “patria” causan risa en Colombia cuando los únicos seres que creen en ella son los soldados, víctimas inocentes. El estado es el negocio de quienes lo administran y ¡Ay del Funcionario que intente trabajar con eficiencia! ; Si el estado se trata de cumplir con las funciones que universalmente les corresponden a los Estados, entonces en Colombia el estado no existe en absoluto, pero si se trata de cosas ruines, el estado existe infinitamente.
Pero si nadie se queja,
La turba ignorante tal vez no merece mucho, pero por lo visto sabe agradecer. No se rebela, ni siquiera pide, simplemente espera con una paciencia ejemplar a que caiga en su mano algún día la recompensa de tan larga espera. Colombia, tiene una característica triste: es un país que se ha acostumbrado a la mendicidad, ha renunciado a la dignidad, todo ello por nuestra falta de carácter. Por eso no confiamos en nosotros mismos, por eso no nos sentimos en buenas manos cuando estamos en manos de nuestros paisanos. Pero entonces ¿No tenemos ninguna virtud? En realidad tenemos muchas, pero solo las advertiremos cuando reconozcamos nuestros defectos, uno de ellos la simulación, es lo que pasa cuando los jóvenes tratan de impresionarse con las marcas de las prendas que usan, que parece arrogancia, pero es un acto de servilismo, esa debilidad en nuestro carácter que hace que los comerciales de televisión estén llenos de rasgos finos .porque los mestizo que han gobernado el país siguen avergonzados de sus rostros, de su lenguaje, de su espíritu y así seguimos jugando al juego que somos una nación exclusivamente blanca , católica y liberal, aunque nuestra vida religiosa una mezcla de espiritismo, santería, brujería e hipocresía.
Un colombiano casi no se reconoce en otro si no median una larga serie de Comprobaciones de tipo étnico, económico, político, social y familiar; Mientras en Norteamérica se dice simplemente "La Casa Blanca", para aludir al centro de gobierno más poderoso del planeta, en Colombia la sede de gobierno sigue llamándose "Palacio", Y los gobiernos no sienten vergüenza de que El Palacio esté a unos cuantos metros del último pozo de la miseria humana: "La Calle del Cartucho" donde se confunden con la basura numerosos seres humanos de esos que nuestra insensibilidad llama "desechables". Las clases dirigentes de nuestro país no se han caracterizado por la maldad y crueldad que ejercen en el poder, sino fundamentalmente por la estupidez. Desde temprano se permitió que se proliferara aquí la pobreza, porque los seres de otras razas y de otras culturas no merecían respeto, apenas eran dignos de caridad, con la idea que la pobreza es problema de los pobres, y la estupidez hizo que finalmente nadie pueda ya disfrutar de lo que tiene, y el país del egoísmo, de la mezquindad y de la exclusión se devora a sí mismo mientras se pregunta ¿por qué?, si todos soñamos la felicidad y la prosperidad, todos nos vemos hundidos en la incertidumbre y ahogados por el mal; solo cuando los sectores dirigentes se llenen de convicción de que el país sería mejor si nos dejáramos de simulaciones y de exclusiones, sólo cuando el país abatido y desconfiado se llene de apasionada intensidad nos haremos dignos de un destino distinto, y podremos cambiar este coro de quejas inútiles que se oye en todas partes, porque en Colombia no se trata de cambiar un estado, sino de cambiar el pensar de los colombianos, transformando el ideal y contribuyendo siempre a mejorar para el bien común; Esa es tal vez la única revolución que necesita Colombia.
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