Medios De Comunicacion
delarosa8411 de Marzo de 2013
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INTRODUCCION
La presente investigación se enfoca en los medios de difusión de información en Venezuela y el conflicto político venezolano. Entendiendo como medios de información aquellas vías por las cuales nos logramos comunicar, tales medios son: la radio, prensa, televisión e Internet. Al visualizar a los medios de difusión como grupos hegemónicos nos encontramos que es debido al poder e influencia que han tenido en nuestra sociedad. Estos grupos hegemónicos son los medios masivos de comunicación utilizados por una elite o clase dominante que controlan a la gran parte de los medios masivos para brindarle a la sociedad una información distorsionada y falsa para así ejercer el dominio, el control de las masas o el control social.
El gobierno actual se ha visto en la necesidad de tomar ciertas medidas con respecto a estos medios de difusión. Los medios de comunicación en general deben ser neutros e imparciales, solo deben servir para comunicar, no para transformar las noticias. El Estado como agente regulador tiene el compromiso de garantizar que los medios de comunicación sean verdaderamente un bien social, por lo que éste ha creado políticas regulatorias que garanticen este hecho. Dentro de estas políticas se encuentran, la penalización por emisión de injurias y mentiras en los medios masivos, regulación en los contenidos emitidos, sanciones en caso de alterar la comunicación entre otras.
En Venezuela, los medios de difusión masiva de información representan un poder y, lamentablemente, no se han establecido como un poder para ayudar al ser humano a evolucionar, crecer, aprender, desarrollar sus capacidades al máximo, se están usando principalmente para vender productos, ideologías, se usan para justificar cualquier tipo de acción antihumanista y antihumanitaria apelando al vulnerable juicio de la opinión pública.
Los medios de comunicación en Venezuela, en el marco de esta revolución y en correspondencia con el Socialismo del Siglo XXI deben ser concebidos, no como negocio ni como instrumentos comerciales sujetos a los intereses de la minoría capitalista, deben ser vistos exclusivamente como servicios públicos para la información, expresión, educación, recreación y defensa colectiva.
CONFLICTO ENTRE LOS INTERESES PÚBLICOS GENERALES E INTERESES COMERCIALES- RELIGIOSOS.
Es necesario pensar en el hecho comunicacional desde una visión sistémica; es decir reconocer la hegemonía actual del modelo privado de la comunicación en nuestro país, y plantearse, desde este reconocimiento, el camino para su transformación hacia un modelo que imponga la hegemonía de lo público sobre lo privado, esto es, la soberanía del pueblo sobre los instrumentos de producción cultural y mediática, y la participación popular en la construcción de su propio imaginario cultural y comunicacional.
El conflicto de intereses que bien podríamos llamar confusión de intereses y de poderes, o mejor aún un indiscutible dominio de los intereses privados sobre los intereses públicos está convirtiéndose en una dimensión general y global de las democracias actuales, que puede llevar a la banalidad tanto al carácter liberal como a la forma representativa al disminuir la información libre y, al mismo tiempo, debilitar la separación entre política y negocios, entre esfera pública e intereses privados, que es el presupuesto elemental de la representación política que representa a la generalidad de los ciudadanos y a los intereses generales.
Si comparamos el sistema de medios públicos, tenemos un escenario entre lo público y lo privado absolutamente desequilibrado, a favor del sector privado. La comunicación alternativa entonces nace de la necesidad que tiene la sociedad de contar con herramientas de comunicación participativa y democrática, que liberen la palabra de los excluidos. Lo relevante de los medios comunitarios y alternativos es que han nacido para que el pueblo hable a sí mismo.
Los medios de comunicación comunitarios son de servicio público, sin fines de lucro, orientados, como bien lo dice el Reglamento a difundir información de interés para la comunidad, por lo que deben destinar espacios en su programación que aseguren la participación de la comunidad, a través de programación comunitaria que propicie su desarrollo cultural y socioeconómico, el sano esparcimiento y los valores nacionales.
Durante los años del Gobierno Bolivariano, los venezolanos y venezolanas hemos observado y seguido de cerca el papel que han desempeñado los medios de comunicación públicos y privados en el país. Se tuvo que reconstruir el canal del Estado Venezolana de Televisión, apoyar la creación de medios alternativos impresos y audiovisuales, fortalecer radios y emisoras comunitarias, destinados a informar el trabajo gubernamental, cultural, político, económicos financiero, deportivo, social, es decir, el Gobierno Nacional, necesariamente, tuvo que buscar la manera de llevar a los venezolanos y venezolanas todo lo que venía desempeñando el proceso Revolucionario, en vista del cerco mediático que prohibía y limitaba que la información gubernamental fluyera.
Los Medios Alternativos y Comunitarios son precisamente, por su naturaleza, activadores de un mensaje transformador en el sistema de medios de comunicación privados tradicional, lo que apunta al desarrollo de una nueva conciencia social, por su capacidad de informar, orientar y desarrollar espiritualmente al pueblo, con contenidos de recreación, de cultura y educativos, esto sin nombrar su capacidad de movilizar políticamente.
El sistema comunicacional privado de Venezuela, obedeciendo más a las leyes del mercado y a los objetivos políticos que a las de la información, pretende imponer las verdades mediáticas. El abandono de la función social por parte de los medios venezolanos y su suplantación por contenidos tendenciosamente orientados, tiene como consecuencia la total desinformación y evidente manipulación de los receptores.
Los medios han abandonado los preceptos que habían normado su papel y su funcionamiento, su responsabilidad social en tantos intermediarios entre las instancias de los poderes instituidos de cualquier signo político, económico, cultural, ideológico, militar, religioso, de los grupos de presión, partidos y movimientos sociales y los ciudadanos.
Esta intermediación implica que no basta con la existencia formal de la libertad de expresión ni con el derecho a la información. Existe, además, la responsabilidad de los medios de proporcionar un tipo de información y de orientación que garanticen realmente una participación más plural, diversa e igualitaria de los ciudadanos en la vida pública.
Los Medios de Comunicación y Los Intereses Religiosos.
El desarrollo de los movimientos populares de clase y el crecimiento del socialismo no pasan desapercibidos para la Iglesia Católica de Venezuela. Los reclamos de los distintos entes de las comunidades y las inquietudes sociales que en ellos se manifiestan, así como las acciones reivindicativas del pueblo organizado para imponerlas, alarman a la Iglesia , instrumento al servicio de las clases dominantes. La Iglesia, ante las nuevas realidades del movimiento Revolucionario, se encuentra obligada a transformar el sistema de sus organizaciones.
Los Obispos de la Conferencia Episcopal Venezolana al grito de ¡Muera el socialismo! ¡Viva la religión!, organizó intensa campaña contra la Constitución contra la Reforma, y en las Iglesias sucedió bien pronto la acción sediciosa de los distintos grupos en contra del Gobierno Bolivariano; contra el Presidente Chávez, y al despertar del pueblo a través de su acción ideológica, utilizando los altares para hacer proselitismo político, poniendo todo el peso de su influencia espiritual al servicio de los planes de la oligarquía y de las fuerzas patronales. La iniciación de esta política social de una forma sistemática y obedeciendo a todo un plan dirigido por la CIA, en el preciso momento en que los movimientos sociales se muestran pujantes y ante un proceso ascendente formidable.
A través de ellas la Iglesia mostraba su carácter de clase y reaccionario, cubriendo las formas de explotación, las injusticias y miserias en que se apoyaba el orden en la cuarta República, y en contra de los explotados, y empeñada en impedir el desarrollo social de las clases pobres. La Iglesia, interpretando sus propios intereses de casta y los privilegios de las clases explotadoras, ante la radicalización de las masas oprimidas, viene a jugar su papel de clase, tratando de penetrar en el movimiento popular para impedir que éste se revele apartándose de los principios de la Iglesia, que aspira a perpetuarle en el marco de la servidumbre y de la resignación porque la felicidad del pueblo no está en este mundo, sino en el otro, defendiendo la existencia de ricos y pobres y la necesidad de la armonía entre el capital y el trabajo; condenando la lucha de clases, que desaparecerá, según ella, con la caridad de los ricos y exaltando la resignación de los pobres a las miserias que Dios les impone en la tierra para ganar el cielo.
La Iglesia está polemizando con el socialismo, ataca la obra del Presidente Chávez, sus formulaciones filosóficas, los principios de nuestro socialismo revolucionario, declarando la guerra al principio de la lucha de clases. La toma de posición de los movimientos populares frente a las falsas posiciones de toda clase de ideologías reaccionarias inquieta a la Iglesia que se apresura a salirle al paso de ese nuevo estado
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