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Narcotrafico En La Actualidad


Enviado por   •  17 de Octubre de 2014  •  2.907 Palabras (12 Páginas)  •  860 Visitas

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Miguel Angel Ramos González Materia

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Veinte años después de la muerte de Pablo Escobar, y con la posterior de la caída de los principales capos de Colombia y México más importantes, muchos latinoamericanos asumieron que el fin de la guerra contra el narcotráfico estaba cerca; sin embargo, las estadísticas y los hechos posteriores han demostrado que este final de cuento es imposible de alcanzar, poniendo en tela de juicio un modelo de lucha basado en prohibir y criminalizar con sanciones punitivas toda la cadena del narcotráfico, que incluye el cultivo, la producción, la oferta, la posesión y el consumo de drogas ilícitas.

Pese a las buenas intenciones de los gobernantes de los principales países afectados, por el negocio de los narcotráficos ilegales en las últimas décadas, el balance actual indica que dicho pulso lo está perdiendo la sociedad contemporánea. Para reforzar esta premisa es válido revisar unos indicadores: de acurdo con el reciente informe mundial (2013) de la oficina de las naciones unidas contra la droga y el delito (UNODC), cerca de 150 millones de persona en el mundo (con un margen que oscila entre 167 315 millones), con edades entre los 15 y los 64 años, consumieron alguna sustancia ilícita entre 2010 y 2011; ellos representan alrededor del 5%( entre 6,6% y 6,9%) de la población mundial. También vale precisar que la marihuana (cannabis sativa) sigue siendo la sustancia ilícita que más se consume; de hecho, en los estudios más recientes se registró un leve aumento en la prevalencia de los consumidores, de esta especie herbácea con propiedades psicoactivas: se estima que en la actualidad, hay cerca de 180,6 millones de consumidores, 3,9% más de los que se contabilizaron en el 2009.

Considerando los altos riesgos sanitarios implícitos en ciertos hábitos de consumo, el panorama es muy preocupante cuando se tiene en cuenta que el 10% de la población consumidora usa drogas inyectables. De acuerdo con los estudios adelantados de la UNODC, se estima que 1,6 millones de personas que actualmente se inyecta drogas son portadores de VIH, lo cual pone en evidencia las nefastas, ramificaciones que vinculan el problema de la drogadicción con otros problemas que flagelan a la sociedad actual. En todo caso, este último indicador podría considerarse un avance de la estimaciones efectuadas en el 2008, pues refleja una disminución del 12% del número de persona que se inyectan drogas y del 46% de quienes se las inyectan y están afectados por el VIH.

Orto importante referente del estado actual, de la lucha contra los narcotráficos lo constituye la superficie mundial que se utiliza para el cultivo de coca, la cual era de 155600 hectáreas en 2011, un registro prácticamente igual al del año anterior, pero que esta 14% por debajo de las estimaciones del 2007y es significativamente inferir a las del 2000, cuando existía un 30% más de las tierras cultivadas con esta planta. Así mismo, se considera que 776 y 1051 toneladas de cocaína pura ingresaron al mercado en 2011, cifras similares alas del 2010; en todo caso, lo preocupante en este aspecto son los indicios de que el mercado de este alcaloide ha ido desplazándose en los últimos años a regiones que antes no se asociaban al tráfico o consumo, como Asia y Oceanía. Por lo que concierne a la heroína y al opio, el balance también es inquietante. Por un lado, estudios recientes determinan que en la actualidad hay cerca de 16,5 millones de consumidores de opiáceos, lo que representa el 0.4% de la población de los 15 a los 64 años de edad con una prevalencia de consumo en Asia suroccidental, Asia central, Europa oriental, Europa suroriental y Norte América. Curiosamente, mientras que la superficie global que se utiliza para el cultivo de amapola aumento en 15% en 2012, la producción mundial de opio se redujo casi 30% (a menos de 5 mil toneladas), debido principalmente a las cosechas en Afganistán. Como se advierte hasta el momento, el balance en la lucha contra el narcotráfico y sus secuelas no parece muy esperanzador; además, recientemente se ha generado otra delicada arista en esta problemática: la preocupante creatividad y velocidad con la que aparecen nuevas sustancias psicoactivas (NSP), lo que ha puesto en aprietos al sistema internacional de fiscalización de drogas. “El número de NSP notificadas por los estados miembros de la UNODC aumento de 166(finales del 2009) a 251 (mediados del 2012), lo cual supone más del 50%. Por primera vez, el número de NSP superó el total de sustancias sujetas a fiscalización internacional (234)” señala el informe mundial sobre las drogas del 2013.

Frente al oscuro panorama que representa la lucha actual contra las drogas, a los 211mil muertos que cobro ese flagelo en 2011, parecen pocos, comparados con los cerca de 6 millones de víctimas fatales que cobra anualmente el consumo de alcohol y tabaco. Este es uno de los argumentos que esgrimen quienes abogan por la regulación antes que la represión en materia de drogas: si la sociedad ha legalizado la producción y consumo de productos tan nocivos para la salud, como los son el alcohol y el tabaco, ¿Por qué no hacerlo mismo con las sustancias que implican menor tasa de mortalidad?

UNA LUCHA DISPAREJA

Históricamente, la estrategia global contra las drogas se ha planteado desde el prohibicionismo y obliga a que los países productores y de transito implementen políticas de reducción de oferta, con lo cual se pretenden que lleguen menos drogas a las naciones consumidoras, que en contraprestación asignan importantes recursos para subsidiar la lucha contra el narcotráfico; sin embargo, los billones de dólares invertidos en décadas en programas de eliminación, sustitución y control de drogas son nimios ante las jugosas utilidades que deja el narcotráfico: se estima que este negocio mueve cerca de US$ 300 mil millones al año y es, de lejos, el frente más rentable y de mayor crecimiento del crimen organizado alrededor del mundo. “existe cierto consenso internacional en torno a que la guerra contra las drogas ni los procesos prohibicionistas, han logrado cumplir sus propósitos de reducir el consumo y la violencia asociado al narcotráfico. Aun para cuando mucho esto significa un fracaso, para otros es una señal de que la verdadera guerra contra las drogas no se ha dado. Sin embargo, en lo que el consenso es casi total es en que las políticas de las drogas no han dado los resultados esperados”, señala el politólogo chileno Eduardo Vergara, director fundador de asuntos del sur y del observatorio latinoamericano de políticas de drogas y de opinión pública, con sede en “Santiago de Chile).

Los preocupantes niveles de violencia asociados contra el narcotráfico, los cambios en los consumos

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