Observacion AEIOU
Juana MoralesReseña18 de Octubre de 2018
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Universidad Iberoamericana
Campus Santa Fe
Métodos de Investigación para el Diseño Estratégico
Proyecto Semestral
Comercio Informal
Mixiotes “Los Compadres”
Equipo 4:
Adriana Gómez Arroyo
Edna Macias Martínez
Eliseo Ervin Rodríguez Ruelas
Alejandra Magaña Campos
Víctor Hugo Luis Morales
Prof. Angélica Martínez
28 de septiembre de 2018
NOTAS DE CABEZA:
Santa Fe / oficinas / godinez-oficinistas / poco tráfico / estacionamiento / tianguis de comida / puestos / barbacoa / quesadillas / tacos / refrescos/ agua natural / mucha gente / mesas con mantel / mesas limpias / ¿qué puesto elegimos? / mixiotes / señor amable / menos gente / antojo de comer todo / llega más gente de las oficinas / atención rápida / toman la orden / comida / refrescos / “güerita - güerito” / llegan los refrescos / llega la comida / esperábamos que tuviera mejor sabor / constante atención / la cuenta / dulces / familias / albañiles / meseros / comandas / precio / olor / postre
DESCRIPCIÓN:
28 de septiembre; era un día soleado, era el día que habían elegido para realizar por segunda ocasión la observación al comercio informal. Era el segundo intento de hacer ésta mecánica ya que nuestra idea de hacerlo en el famoso puesto de tlacoyos del mercado de Santa Fe se vió fallido porque la mamá del dueño tenía que estar presente y era difícil coincidir con ella.
En fin, regresando a aquél 28 Adri había ido por la mañana a trabajar y tenía que ir por la renovación de su Visa Estadounidense. Mientras tanto, Alejandra, Edna, Ervin y Víctor estaban trabajando en sus respectivas oficinas, el ambiente para algunos de ellos era complicado ya que tenían situaciones que no estaba en sus manos controlar. Tal fue el caso de Víctor que estuvo a punto no poder llegar a tiempo a la observación situación similar en la que se vio envuelta Edna. Por su parte, Alejandra y Ervin estaban monitoreando horarios para que todos pudieran coincidir en los horarios.
La hora que acordaron para realizar su segundo ejercicio de observación fue a la l:30 pm y el punto de reunión seleccionado fue el mini tianguis que se encuentra en Santa Fe, justo a 100 metros de la gasolinera que está en Av. Tamaulipas.
Adri iba en camino desde Reforma con bastante tiempo, ya que se tardó solo 15 minutos en su cita en la embajada. Cabe mencionar que ella llevaba días sin sentirse bien del estómago, así que durante el camino se puso a pensar si era conveniente comer mixiotes, quesadillas o algún taco sin tanta grasa.
Por su parte, Alejandra estaba revisando los últimos ajustes de una presentación sobre el desempeño de las nuevas máquinas que llegaron recientemente desde Bulgaria a los Casinos donde trabaja, y, al mismo tiempo monitoreaba el estatus de Adriana y de Víctor, porque ellos se habían organizado para llegar juntos al mini tianguis. Alejandra estaba convencida de que ese día tendrían que conseguir “el negocio” para poder continuar las etnografías por lo que estaba especialmente ansiosa y expectante de cómo reaccionaría la gente de esta segunda locación.
El caso de Víctor era un poco más complicado, puesto que temprano por la mañana su jefe le agendó una cita con su cliente a la cual tendría que acompañarlo. Si bien la reunión era a las 10 am, cuando Víctor vio el reloj reportó al equipo de investigación que existía la posibilidad de que no llegara a tiempo para el ejercicio de observación. Por suerte, a esa hora no había tráfico por lo que pudo reunirse en tiempo en Plaza Zéntrica con Adriana y Alejandra, lo que lo hizo sentirse bastante aliviado.
Mientras tanto, Edna se encontraba en su oficina desarrollando una estrategia que de última hora su jefe le había solicitado por lo cual se sentía un tanto presionada por el compromiso profesional que tenía y preocupada por poder llegar puntual a la UIA para reunirse con Ervin. Afortunadamente, ella había solicitado permiso a su jefa para salir lo que facilitó que pudiera irse con el tiempo suficiente para realizar el ejercicio de observación. A la 1:05 pm, ella cerró su laptop, salió de su oficina y comenzó a caminar hacia la universidad.
A la par, Ervin estaba detallando una presentación de propuesta de mejoras que le estaría realizando a su jefe la siguiente semana, por lo cual se sentía bastante tranquilo en cuanto al tema de tiempos se refiere. Llegada la 1:10 pm, salió de su oficina, caminó al estacionamiento donde estaba su automóvil y condujo hacia la salida sobre la calle Vasco de Quiroga a la altura de la entrada peatonal donde había quedado de reunirse 1:15 pm con Edna, misma que ya la estaba esperando cual él llegó. Aprovecharon que les había tocado el semáforo en rojo, para que Edna pudiera subirse al auto, llevaban una actitud positiva y decidieron poner música pop para acompañar el viaje.
Adri llegó al punto de encuentro con tiempo suficiente para dar una vuelta por la plaza, y ahí fue abordada por unos muchachos de una institución benéfica, después de haber escuchado y empatizado con la causa, proporcionó el número de su tarjeta de débito para realizar donativos mensuales, convencida de haber realizado una buena obra camino hacia donde estaban Víctor y Alejandra quienes le hacían señas para que se apresurara. Considerando que el trayecto de plaza Zentrika al tianguis de comida en auto es supremamente corto resultó ser tiempo suficiente para que Víctor sembrara en Adri una desconfianza y una incertidumbre respecto a las organizaciones de beneficencia que obtienen apoyos de los transeúntes que caminan fuera de las diferentes plazas comerciales.
Al estar cerca del comercio, dudaron si había lugar para estacionarse -con eso de las grúas ya no se sabe- sin embargo, un tipo de estatura media rápidamente se acercó y con su franela roja, bastante descolorida por tantas lavadas de auto, nos indicó donde podíamos estacionarnos. Justamente a 10 metros de nuestro objetivo. Al bajarnos le preguntamos “¿No hay problema con la grúa?” a los que nos contestó: “No se preocupe jefe, aquí no hay problema con ellos, es más, a veces pasan a comer aquí!”. Con esa tranquilidad iniciamos nuestro recorrido hacia los locales.
Güerito, bonita, señorita … ¡Aquí hay lugar! Tacos, barbacoa, mixiotes, quesadillas, qué quiere, aquí se lo servimos. Era la 1:45 pm, Adriana, Alejandra y Víctor habían llegado al mini tianguis, se les veía sonrientes y de buen humor, sin embargo, al ver tantos negocios y gente godín, decidieron marcarle a Edna para saber en dónde estaban porque a primera vista no los pudieron identificar.
“El lugar se ve limpio” comentó Adri, la pobre estaba un poco angustiada por el hecho de comer en un lugar en la calle por lo de su estómago. Para que puedan imaginarse el lugar y tengan una mayor sensibilidad sobre lo que observaron, les voy a contar cómo es. El mini tianguis se encuentra sobre la calle de Tamaulipas, es muy fácil de encontrarla porque se encuentra aproximadamente a unos 30 mts de una de las 3 gasolineras en Santa Fe. La puedes identificar porque es un corredor con 10 locales en forma de “L” (todos de color blanco) ubicados sobre la acera, ahí puedes encontrar las típicas garnachas mexicanas. Desde que te acercas a mirar qué hay, te invaden una serie de menús de varios lugares y mientras vas caminando solo escuchas el típico “Pásele güerita” “¿Qué se le antoja? Aquí tenemos…” todo con la música de fondo de todos los coches que circulan por ahí. Lo padre es que desde que entras, puedes apreciar el inigualable olor a garnacha mexicana mismo que tiene el poder de opacar el olor a gasolinera y smog, típicos de la Ciudad de México.
En el tianguis puedes encontrar desde tacos, quesadillas, barbacoa, mixiotes, tortas, chilaquiles, enchiladas, molletes, hasta la señora que hace los jugos; frente a los negocios, hay un gran espacio lleno de mesas, de esas clásicas de los locales ambulantes, con sus manteles de plástico grueso color rojo, sin faltar la publicidad de Coca-Cola en las esquinas. Los negocios están techados por un domo transparente, a excepción de los Mixiotes, al ser el único puesto que está pegado a otra pared formando la “L” cuenta con una lona, también de color Rojo. Lo que hace al lugar más lindo es que todos los colores combinan, es decir, los “changarros” son del mismo material y de color blanco, las mesas son iguales, todas en plástico. Hasta la gente que te atendía vestía en colores combinados. Si pudiera describir los colores serían Rojo, Blanco, Negro y gris (No podemos olvidar que el piso es básicamente la banqueta) pero, no más. Hasta el momento se ve confiable, “lo único que le hace falta son los baños” -comentaban las niñas-, pero se compensaba que en la mayoría ofrecen el típico gel antibacterial de tarro enorme.
Por otro lado, para pedir solo hace falta conceder la palabra a alguno de los meseros (casi todos son iguales) que impetuosamente ofrecen sus productos; usualmente el horario de 1 a 4 de la tarde es muy visitado, por lo que haciendo una reflexión, tal vez realizar la primera visita en ese horario no hubiera sido la mejor decisión, sin embargo sí la mejor opción para todos los integrantes del equipo.
Describir a la gente que visita ese lugar es un poco complicado ya que no podría agruparlos. Al famoso corredor van desde albañiles y gente que trabaja en las obras de construcción aledañas, empleados de gasolineras o supermercados, gente que trabaja en oficina y trabajos corporativos e incluso familias con pequeños que salen de las escuelas. Una ventaja para el lugar es que aproximadamente el 90% de los comensales no ocupan tanto espacio, es decir, sólo llevan cartera y celular. Se ve bastante movimiento, es obvio que la actividad de ese lugar es básicamente interrumpir un poco la rutina de trabajo para salir a comer a algún lugar cercano que cumplieran la expectativa de “Bueno, bonito y barato”.
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