Organización Y Movimientos Sociales
simireina18 de Mayo de 2014
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Los movimientos sociales latinoamericanos: tendencias y desafíos
…tres grandes corrientes político-sociales nacidas en esta región, conforman el armazón ético y cultural de los grandes movimientos sociales:
1- las comunidades eclesiales de base, vinculadas a la teología de la liberación.
2- la insurgencia indígena, portadora de una cosmovisión distinta de la occidental.
3- el guevarismo inspirador de la militancia revolucionaria.
Los movimientos más significativos de América Latina:
Sin tierra y seringueiros de Brasil.
Indígenas ecuatorianos.
Neo-zapatistas.
Guerreros del agua y cocaleros bolivianos.
Desocupados argentinos.
Estos movimientos, pese a diferencias espaciales y temporales que caracterizan su desarrollo, poseen rasgos comunes. Forman parte de una misma familia de movimientos sociales y culturales; y las características que menciono derivan de la territorializacion de los movimientos.
1- su arraigo en espacios físicos recuperados o conquistados a través de largas luchas, abiertas o subterráneas.
2- buscan autonomía, tanto de los estados como de los partidos políticos. Están trabajando de forma conciente para construir su autonomía material y simbólica.
3- trabajan por la revalorización de la cultura y la afirmación de la identidad de sus pueblos y sectores sociales. La política de afirmar diferencias étnicas y de género, que juega un papel relevante en los movimientos indígenas y de mujeres, comienza a ser valorada también por los viejos y los nuevos pobres.
4- capacidad para formar sus propios intelectuales. Toman en sus manos la educación y la formación de sus dirigentes, con criterios pedagógicos propios a menudo inspirados en la educación popular.
5- el nuevo papel de las mujeres como diputadas, comandantes y dirigentes sociales y políticas; ocupan lugares destacados en sus organizaciones. Emerge una nueva familia y nuevas formas de reproducción estrechamente ligadas, en las que las mujeres representan el vínculo principal de continuidad y unidad.
6- preocupación por la organización del trabajo y la relación con la naturaleza. Tienden a visualizar la tierra, las fabricas y los asentamientos como espacios en los que producir sin patrones ni capataces, donde promover relaciones igualitarias y horizontales con escasa división del trabajo, que no genera alineación ni son depredadoras del ambiente. Rehúyen el tipo de organización taylorista (jerarquizada, con división de tareas entre quienes dirigen y ejecutan).
7- formas autoafirmativas, a través de las cuales los nuevos actores se hacen visibles y reafirman sus rasgos y señas de identidad. Representan la reapropiación, material y simbólica, para darles otros contenidos.
Las nuevas territorialidades son el rasgo diferenciador más importante de los movimientos sociales latinoamericanos.
El territorio es el espacio en el que se construyen colectivamente una nueva organización social, donde los nuevos sujetos se instituyen, instituyendo su espacio, apropiándoselo material y simbólicamente.
Finalmente, el debate sobre el estado atraviesa ya a los movimientos, y todo indica que se profundizará en la medida en que las fuerzas progresistas lleguen a ocupar los gobiernos nacionales
Aportes teórico prácticos al estudio de los movimientos sociales
Narración de historias de vida y colectivos sociales
La comunicación Nómade
Durante la insurrección Boliviana de octubre de 2003, cuyo centro fue la ciudad Aymara de El Alto, las radios jugaron un papel decisivo. Los dirigentes sociales convocaban llamando a las radios y los vecinos comprometidos con la lucha social oficiaban de reporteros espontáneos por los teléfonos celulares. Estas transmisiones desde los mismos lugares donde se producían las masacres de las fuerzas armadas generalizaban un clima de indignación que finalmente forzó la renuncia de Sánchez de Losada.
De modo parecido la televisión en argentina durante el 19 y 20 de diciembre de 2001 y la renuncia de De la Rúa.
En Ecuador la Radio Luna y la renuncia de Lucio Gutiérrez.
La cadena Erbol (Educación radiofónica de Bolivia) vinculada a la Iglesia Católica. La huelga de hambre, entre ellos de Felipe Quispe de CSUTCB (Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia)
Esto muestra que no existen límites para los medios, que cualquier dificultad (Técnica, económica, de recursos materiales) puede resolverse siempre que el “factor Humano” esté dispuesto a ir más allá.
Cuestión de intensidad.
La vida cotidiana, fuera de los grandes momentos de creatividad colectiva, transcurre en instituciones más o menos reguladas donde realizamos comunicación social, aún la alternativa. De ahí que necesitamos establecer una relación “que ya no sea legal, ni contractual, ni institucional” para poder huir de las dependencias que anulan la creatividad social.
Se trata de encarar una práctica y un discurso nómade. Una comunicación en movimiento, con los movimientos, para los movimientos y, sobre todo, de los movimientos. “todo movimiento social se configura a partir de aquellos que rompen la inercia social y se mueven, es decir, cambiar de lugar, rechazan el lugar al que históricamente estaban asignados dentro de una determinada organización social.
La antropóloga Aymara Silvia Rivera Cusicanqui sostiene que “la política no se define tanto en las calles como en el ámbito más íntimo de los mercados y las unidades domesticas, espacios del protagonismo femenino por excelencia”.
Mirar lo invisible, lo subterráneo.
En todo caso, en las más difíciles circunstancias, los temas centrales no pasan por los tipos de medios ni por las técnicas, sino por algo mucho más profundo, el compromiso y la intensidad de la comunicación. Ambas están vinculadas a la sensibilidad de quienes hacemos comunicación, a la capacidad de captar lo imperceptible, lo inesperado, lo subterráneo.
Medio siglo construyendo otro mundo.
La población La Victoria, en Santiago de Chile, ha cumplido 50 años. Fue una de las primeras ocupaciones organizadas de tierras urbanas en el continente. Ahí murió el Padre André Jarlán el 4 de septiembre de 1984 en el marco de una protesta nacional contra el régimen de Augusto Pinochet.
La noche del 29 de octubre de 1957 un grupo de pobladores del Zanjón de la Aguada, un cordón de miseria de 35000 personas, de 5 km de largo y 100 metros de ancho, en el centro de santiago (CHILE), se dispuso a realizar la primera toma masiva y organizada de tierras urbanas. El campamento resistió la acción policial para desalojarlos y las familias comenzaron a construir la población que denominaron La Victoria.
Una nueva ciudad.
La toma “supone una fractura radical con las lógicas institucionales y con el principio fundamental de las democracias liberales, la propiedad”. Con esa acción un colectivo invisibilizado se convierte en sujeto político social. En La Victoria ocurre algo más: la autoconstrucción de las viviendas y del bario significa la apropiación de los pobladores de un espacio en el que habita en adelante un “nosotros” que se erige como autogobierno de la población.
La Victoria se construyo como una comunidad de sentimientos y sentidos. Me interesa destacar que la identidad no está anclada en el lugar físico sino en los afectos, en lo vivido en común.
Las mujeres contra Pinochet
Desde principios de la década de 1980, las mujeres y los jóvenes, a través de sus organizaciones de sobrevivencia y socioculturales, comenzaron a ganar protagonismo y a responder al intento de desarticulación del mundo popular que procuraba la dictadura. La apropiación del territorio que se registran en las protestas, donde las barricadas imponen límites a la presencia estatal, ha sido la forma de negar la autoridad en los espacios autocontrolados (“aquí no entran” se escuchaba en las barricadas en referencia a los carabineros) haciendo efectivo un “cierre de la población”.
Loa pobladores de los años ’80, básicamente mujeres y jóvenes pobladores, no se organizaron sólo para tomarse un sitio y levantar un campamento a la espera de un derecho estatal. Se organizaron entre si para producir (formando amasaderías, lavanderías, talleres de tejido, etc.), subsistir (ollas comunes, huertos familiares, comprando juntos), autoeducarse (colectivos de mujeres, grupos culturales), y además resistir (militancia, grupos de salud). Todo ello no sólo al margen del estado. Estas mujeres modificaron lo que entendíamos por movimiento social. No crearon aparatos ni estructuras burocráticas.
La Victoria hoy
Para los gobiernos neoliberales, aún para los encabezados por fuerzas progresistas, la autonomía y la diferencia cultural son peligrosos. La Victoria es un barrio intervenido por el estado. Con la escusa de la droga y la delincuencia, en 2001 se puso en marcha el Programa Barrio Seguro a cargo del Ministerio del Interior. La primera población intervenida fue La Legua, la segunda La Victoria. Y así hasta nueve poblaciones. “Tenemos vigilancia de carabineros las 24 horas. Cualquier actividad que se desarrolle tenemos que avisarle a los carabineros”. Conversando con cuatro monjas que trabajan junto al padre Jarlán y preguntando por La Victoria hoy, una de ellas, mayor de 70 años, hace un gesto entre el cansancio y el fastidio: “los pacos tiene que irse de acá” y se queda
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