PROLOGO A LA NUEVA EDICION FRANCESA.
maripositaviillApuntes25 de Abril de 2016
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PROLOGO A LA NUEVA EDICION FRANCESA
Luego de los debates contemporáneos sobre el niño, la familia y la juventud, podemos encontrar dos tesis:
- El espacio que ocupa el niño en la familia y la sociedad antigua; y
- El nuevo espacio ocupado por el niño y las familias en nuestras sociedades industriales
En la “Sociedad Tradicional” aun no existía una noción de niño y menos todavía de adolescente, estos eran rápidamente mezclados con los adultos y se los convertían en “adultos jóvenes”, así la transmisión de valores, conocimientos y en general la socialización del niño no estaba garantizada por la familia y menos controlada por ella; todo era obra del aprendizaje, gracias a la convivencia del niño o joven con los adultos. Si el niño moría no se le daba mucha importancia al asunto, ya que alguien más lo reemplazaría enseguida, de esta forma, “el niño no salía de una especie de anonimato”.
La presencia del niño en la sociedad era breve e insignificante, sin embargo, existía una especie de sentimiento superficial hacia él, denominada “mimoseo”, considerándolo una cosita graciosa con la que la gente se divertía como si fuese un animalito. La familia no tenía una función afectiva y las relaciones afectivas se consolidaban por fuera de ella.
Un fenómeno muy importante que se dio hasta fines del siglo XVII fue el del “infanticidio tolerado”, los niños morían naturalmente ahogados en la cama de sus padres con quienes dormían y no se hacía nada para vigilarlos o salvarlos. Formaba parte de las cosas moralmente neutras condenadas por la ética de la iglesia y el estado, pero que se practicaba en secreto en una seminconsciencia en el límite de la libertad, el olvido o la torpeza.
Se pasa de un infanticidio secretamente admitido a un respeto cada vez más exigente de la vida del niño. Si la vida física del niño contaba tan poco en una sociedad cristiana, se podría esperar una mayor atención por su vida después de la muerte y así llegamos al bautismo, las cuales se practicaban de manera colectiva. Si el niño moría en el intervalo de los bautismos la gente no se conmovía mucho. Los escolásticos medievales se inquietaron por esta mentalidad y multiplicaron los lugares de culto para permitir que los sacerdotes acudan rápidamente a la cabecera de la parturienta, se ejerció presión sobre la familia para obligarlas a bautizar a sus niños. Se renunció así al bautismo colectivo para bautizar al niño recién nacido.
Otro echo importante en este siglo S XIV es el de las tumbas, los afligidos padres hacen monumentos en memoria de su amado hijo, muerto a los tantos meses o tantos años. Aunque, en un principio el privilegio de las tumbas con losas murales eran posible solo para las familias de cierta importancia social. De este modo eran más frecuentes los “cuadros”, también se los fotografiaba envueltos en telas blancas para representar la pureza de un ángel, y así el alma es representada a través del niño desnudo.
Ya para fines del S XVII el niño sale de esa especie de anonimato; está demasiado personificado como para significado un modo de ser mas allá, y por otra parte, el alma está demasiado vinculada con los rasgos propios del individuo como para poder ser evocada bajo los caracteres impersonales de una alegoría.
El otro período se da a partir de fines del siglo XVII, como ya vimos, de forma definitiva, se produjo una transformación considerable en las costumbres de las familias, que se puede captar a través de dos importantes cambios; el primero fue que la escuela sustituyo al aprendizaje como medio de educación, lo que significa que ceso el aprendizaje de la vida por contacto directo, ya que los niños eran separados de los adultos y mantenidos en una especie de cuarentena llamada
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