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PUBLICACIONES EN LA HISTORIA DEL INSTITUTO DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES “ALFONSO VÉLEZ PLIEGO”

Emilio88Informe18 de Noviembre de 2015

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LAS PUBLICACIONES EN LA HISTORIA DEL INSTITUTO DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES “ALFONSO VÉLEZ PLIEGO”

SEMBLANZA

ALFONSO VÉLEZ PLIEGO

Agradezco la invitación que amablemente me hizo llegar el maestro Pascual Vicente Muñoz, director de la Preparatoria Popular Emiliano Zapata, a través del maestro José Carlos Sánchez Vázquez;porque para mí es motivo de alegría y satisfacción participar en este evento de la que fuera mi Escuela Preparatoria, soy una orgullosa egresada de la Zapata, de las primerísimas generaciones de los años 70, cuando el director (llamado entonces coordinador, de manera consecuente con la vida democrática universitaria por la que se venía luchando desde años atrás, abanderados con el proyecto de Universidad Democrática, Crítica y Popular) era el licenciado Alfonso Vélez Pliego, asimismo fundador del Instituto que hoy lleva su nombre, hecho que ennoblece no solamente a los integrantes del Instituto, sino a la Universidad en su conjunto. Es por ello que debemos considerarnos instituciones hermanas, y no solamente por haber tenido al maestro Alfonso Vélez como primer director (él fue coordinador de 1971 a 1974), sino porel esfuerzo de ambas unidades académicas para dar sustento a las justas demandas de creación y aprobación. Ustedes deben conocer la lucha encarnizada que se dio tanto por alumnos aspirantes, padres de familia, maestros y estudiantes universitarios, por dar cobijo en esta Universidad a los cientos de muchachos que quedaban fuera de la Preparatoria Benito Juárez (diurna y nocturna), única escuela preparatoria existente en esos años en la UAP.

En el caso del Instituto, a la propuesta académica del licenciado Vélez, muchos universitarios se opusieron, pensaban, equivocadamente, que este proyecto iría al fracaso, pero el 2 de octubre de 1991, después de un debate encendido en el seno del Honorable Consejo Universitario, se acordó la creación del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades.

Frente a los cuestionamientos que en aquel momento se formularon, hoy, después de casi 25 años de existencia, el Instituto refrenda su calidad académica: sus programas de posgrado gozan de gran prestigio y en general han sido ubicados dentro de los parámetros más elevados, alcanzando niveles de internacionalización. Los aportes de los investigadores han estado siempre a la vista, ya a través de sus participaciones en incontables congresos regionales, nacionales e internacionales, como en las colaboraciones de artículos; pero específicamente podemos ver el gran número de investigaciones plasmado en las más de 400 publicaciones que este Instituto ha editado.

La tarea de difusión del conocimiento ha sido una de las más altas responsabilidades de este Instituto desde su fundación. Y en el caso de las publicaciones, su número fue aumentando a medida que se consolidaba la planta académica, a medida que los investigadores se especializaban, y a medida que los trabajos de tesis de maestría y doctorado eran aportes importantes para el desarrollo del conocimiento. Entonces nuestra producción editorial llegó a ser mayor que la de toda la universidad en su conjunto.

Alfonso fue un universitario entregado a la tarea educativa sin interrupción, a la difusión de la cultura, a la protección de los bienes patrimoniales, al impulso de las artes, las humanidades, las ciencias sociales, naturales y exactas y sobre todo fue un hombre preocupado por desarrollar la vida democrática. Alfonso no fue el único, por supuesto, ni el primero, pero con él se consolida la nueva universidad pública, mediante la progresiva construcción de la legalidad que correspondiera a las aspiraciones y a los mejores propósitos del movimiento:

ADQUISICIONES DEL PATRIMONIO

Otra forma de rescate de la memoria poblana fue la adquisición de numerosos inmuebles del centro histórico que enriquecieron el patrimonio universitario. A iniciativa suya la universidad adquirió en 1973 el antiguo colegio de San Jerónimo, la primera finca del centro histórico que albergó a la Escuela de Filosofía y Letras. Durante sus dos períodos rectorales, adquirió la mayor parte de los edificios de la Universidad y por este programa de rescate la institución recibió el premio “Francisco de la Maza” otorgado por el INAH como un reconocimiento a su esfuerzo por convertir los antiguos edificios en espacios funcionales destinados a la educación superior.

Ahí está, en primer lugar, la “Casa de las Diligencias”; adquirida cuando él era rector, siempre tuvo un cariño entrañable y respeto por la Preparatoria Popular, llamada más adelante “general Emiliano Zapata”, esta fue el hogar definitivo a partir del 1986. También están las casas del Centro de Lenguas Extranjeras; la “Casa del Alguacil Mayor”; la Escuela de Artes; la “Casa del Gobernador Calderón”; la “Casa del Arco”; la “Casa de los Muñecos”; la “Casa Presno”; la “Casa Arronte" o "Casa de los Cañones"; la "Casa Flores Magón"; la “Casa Gabino Barreda”; la "Casa Sor Juana Inés de la Cruz"; y la "Casa de la Reina", entre otras edificaciones; finalmente, en el año de 1992 logró del Gobierno del Estado la donación de la Casa de la Aduana Vieja para abrigar áreas académicas y de servicios del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades.

Tenía la total intención de rescatar el patrimonio histórico de Puebla, el invaluable patrimonio que mentes destructivas, en aras de la modernización, amenazaban con reducirlo a nada. Con Alfonso, el rescate patrimonial fue por vez primera una acción sistemática, con una idea muy precisa que aspiraba a convertir a la ciudad de Puebla en un referente educativo y cultural. Alfonso Vélez Pliego visualizaba a Puebla como Metrópoli de la Cultura.

La labor de la Universidad en el rescate del patrimonio edificado fue decisiva en la conformación de la comisión, integrada por diferentes órganos de gobierno e instituciones, encargada de formular la propuesta ante la UNESCO para nombrar a Puebla como Ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Con él, a quien la condujo y ennobleció hasta el punto de lograr que el Congreso del Estado la nombrara “Benemérita”.

Él mismo se ha entregado a una tarea educativa sin interrupción, tanto en su carácter de estudiante, maestro, coordinador, director, rector, investigador y responsable de proyectos de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla; como en su calidad de difusor de la cultura, protector de los bienes culturales e impulsor del avance de las ciencias sociales y exactas dentro y fuera del ámbito universitario. En el desempeño de estas actividades se ha relacionado con muy diversos sectores sociales y disciplinarios de Puebla, del país y del extranjero, siempre con el objeto de aglutinar los diferentes saberes y lograr resultados de elevado rendimiento en pro de la educación y de la cultura.

Es a través de sus cargos académicos, administrativos y de representación que constatamos su profundo interés por los asuntos de su Escuela y su Universidad. Fue Coordinador de Academia en preparatorias universitarias, primer director de la Preparatoria Popular Emiliano Zapata, Coordinador del Colegio de Historia de la Escuela de Filosofía y Letras, Coordinador del Departamento de Antropología e Historia del Instituto de Ciencias, Director de la Escuela de Filosofía y Letras durante dos períodos, 1975 a 1979; Presidente del Comité Organizador de Festejos del IV Centenario de la Universidad celebrado en 1978, Secretario General de la Universidad Autónoma de Puebla de 1979 a 1981 y Rector de la misma durante dos períodos: 1981-1987. Fundó el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades en 1991 y lo dirigió hasta 1997. En el año 2001 el Consejo Universitario lo nombró Presidente de la Comisión Responsable del Plan Gran Visión 2020.

Y en su calidad de secretario del máximo órgano de gobierno impulsó la publicación de las actas de las sesiones del Consejo Universitario, acción que obedecía a su permanente interés en la preservación y difusión de los acontecimientos.

Alfonso Vélez Pliego fue electo rector de la Universidad Autónoma de Puebla -nombrada Benemérita por el Congreso del Estado durante su gestión- cuando el país vivía la llamada Década perdida: la combinación de una inflación galopante con una recesión económica se tradujo en una política de austeridad hacia el sector público. Como consecuencia, los recursos de las universidades públicas se vieron disminuidos considerablemente. Pero esta situación no significó un estancamiento o retroceso de los proyectos universitarios; por el contrario, los logros y avances fueron notables, ello gracias al manejo eficiente y honesto de los recursos.

Fueron varios los ejes de interés impulsados por el licenciado Vélez Pliego: Superación académica, Apoyo a la Ciencia y la Tecnología, Crecimiento de la planta física de la Universidad, Difusión del Conocimiento; Internacionalización de la Universidad y Conservación del Patrimonio Cultural.

Respecto de la planta física, ésta se vio ampliada en 100 000 metros cuadrados. Se construyeron edificios en Ciudad Universitaria y se adquirieron varios inmuebles en el Centro Histórico. Cabe mencionar que la primera casa que compró la Universidad fue la denominada “San Jerónimo“ (3 Oriente 403), que albergó los cuatro colegios de la entonces Escuela de Filosofía y Letras y fue por iniciativa del maestro Alfonso Vélez y un grupo de estudiantes que el rector Sergio Flores la adquirió en 1973. Ya durante su rectorado el licenciado Vélez se empeñó en adquirir todos aquellos inmuebles vecinos al “Carolino” que le fue posible, con la idea de salvaguardar estos edificios y conformar el gran Barrio Universitario.

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