Pena de muerte ¿qué pasa con el derecho a la vida?

Pena de muerte

Para empezar, se considera pertinente aclarar el concepto de pena de muerte, según Wolters Kluwer, es “La pena de muerte es la ejecución de un delincuente que ha sido condenado en juicio.” Además, el panorama global de este tipo de condena se puede ver en el número de países en los que es aceptada, según France Diplomatie “A día de hoy, 108 Estados han abolido la pena de muerte para todos los delitos, 7 la han abolido para los delitos de derecho común y 29 mantienen una moratoria sobre las ejecuciones, lo que suma 144 Estados en total. Sin embargo, se sigue aplicando la pena de muerte en 55 Estados y territorios.” Con esto, se puede evidenciar que, aunque la mayoría de los países no la permiten, si es aceptado en un gran número de naciones, lo que a su vez implica que bastantes personas están de acuerdo con esta medida. Se considera que la pena de muerte puede generar grandes beneficios a niveles sociales y económicos, por lo que es una medida pertinente en cuanto a crímenes de alta gravedad.

La ventaja más directa de la pena de muerte es la reducción del crimen que se puede evidenciar claramente en el caso de Singapur, donde después de comenzar la implementación de la pena de muerte, el crimen bajó drásticamente, según El Diario 26: “es el país que erradicó la inseguridad y la delincuencia con la pena de muerte. La pena capital se instauró como norma en el año 2013. En Singapur y algunos organismos de Derechos Humanos, el modelo que se implementa en el país oriental es muy restrictivo, e incluso no son pocos los que afirman que tiene características autoritarias desde lo jurídico. Sin embargo, de este modo lograron un radical cambio de conducta del pueblo en general, y crearon valores para darle seguridad a sus habitantes. De hecho, tiene uno de los índices más bajos en criminalidad y violencia entre los países Asiáticos y del mundo.”. Las razones principales de este efecto son que se disuade a la gente a cometer delitos graves y se evita la reinserción sin rehabilitación de criminales en la sociedad. Sumado a esto, la pena de muerte es mucho más rentable para los Gobiernos, ya que el costo de manutención de los presos es alto en cuanto a la cadena perpetua, el Estado no tendría que pagar el sostenimiento a criminales que han cometido crímenes terribles. Cabe aclarar que esta pena sólo se debe tomar en consideración cuando los crímenes son de lesa humanidad, que incluyen asesinatos, exterminios, esclavitud, deportación o traslado forzoso de población, encarcelación o privación de libertad física que viole el derecho internacional, torturas, violaciones, prostitución forzada o violencia sexual. Asimismo, a esta lista se le podría sumar el narcotráfico a gran escala que tenga repercusiones extremadamente negativas en la comunidad, generando violencia y muertes. Además, el terrorismo, al tener consecuencias tan graves debería ser castigado de igual manera.

Adicionalmente, es necesaria la pena de muerte debido a que es una pena justa para actos tan atroces como los que se mencionaron anteriormente, porque en muchos casos se ponen sentencias bajas para el delito cometido o las personas se fugan y continúan cometiendo crímenes. Un claro ejemplo es Luis Alfredo Garavito Cubillos, el hombre acusado de haber abusado, torturado y asesinado a cerca de 190 niños en 11 departamentos del país, solo fue condenado a 52 años y seis meses de prisión, cuando la decisión correcta sería una condena a pena de muerte para poderle hacer justicia

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