Porque los Jóvenes de preparatoria no leemos

Por qué los jóvenes de la preparatoria no leen.

                La lectura, desde tiempos inmemorables siempre han significado una gran herramienta de aprendizaje para el ser humano. El portal internauta “Escritores.org” afirma que la lectura ha sido el mejor invento que ha logrado el hombre, incluso por encima de la rueda, ya que gracias a el libro se cambió la forma de transportar ideas de un emisor a un gran número de receptores aun cuando éste estuviera muerto.

El libro tendría que formar parte de nuestras vidas desde que somos infantes pues éste no solo nos ayuda a ampliar nuestro vocabulario, sino que nos hace aprender de errores que las demás personas ya sean hipotéticas o reales han cometido a lo largo del tiempo, todo eso en pequeños fragmentos de palabras. Y esto es solo uno de los millares de beneficios que trae la lectura.

Somos el resultado de las cinco personas con las que más convivimos, es decir que, si nos rodeamos de gente, con malos hábitos, nosotros posiblemente los adquiriremos, así como también su forma de pensar. Entonces lo mejor para nosotros sería evitar éste tipo de personas y codearnos con otras con individuos que actúen como una guía en nuestras vidas. Los libros nos dan el libre acceso al poder tener grandes mentores.  A qué me refiero con esto, a la ya mencionada facilidad de transmisión de ideas entre escritor y lectores.

Recientemente se ha cuestionado a la sociedad joven mexicana por la falta de la lectura dentro de la educación y la vida diaria. Existen muchas razones o excusas por las que los jóvenes no leemos como deberíamos hacerlo. Una de ellas es la falacia que todos llegamos a decir alguna vez en nuestra vida. El siempre eficaz “Es que no tengo tiempo para leer”. Es la mayor excusa y mentira creada por nosotros los adolescentes desquehacerados que decimos esto sin embargo cuando tenemos tiempo para leer, lo desperdiciamos navegando por internet tratando de buscar una manera sencilla e improductiva de entretenernos, ya sea viendo series en netflix o videos y memes que no nos aportan nada en nuestro desarrollo.

Generalmente a los estudiantes nos hacen obligatoria la labor de leer un ejemplar cada seis meses para lograr pasar la materia de español, algunos nos tomamos la “molestia” de leer un segundo libro y así acumular puntos extras para nuestra calificación final. Sin embargo, esto parece incongruente, cómo es que tomamos la lectura como algo obligatorio siendo que esta aporta tantos bienes a nuestra persona.  La respuesta, además de nuestra falta de cultura del lector, es que estamos tan cerrados a ella que aún no hemos podido encontrar “Nuestro libro”. Sí, ese que encaja con nuestra forma de pensar, es al que gracias a él le encontramos el gusto a la lectura.

Pareciera ridículo pensar que dentro de miles y millones de ejemplares nos haya sido imposible la tarea de encontrar un libro o un género literario el cual nos llene y nos identifique. Pero somos muchos que aún no hemos encontrado el gusto por leer. Y la mejor forma por la que podríamos empezar es el no solo leer por obligación y porque “quiero que la maestra me suba puntos para poder pasar la materia”.

Necesitamos abrir nuestras mentes a nuevos horizontes y no solo encasillarnos en Facebook o netflix, sino, experimentar con la lectura.

Leer y buscar recomendaciones, para así no solo ojear los clásicos de la biblioteca, esos que no salen de Sherlock Holmes y la vuelta al mundo en 80 días. Porque es incorrecto menos preciar a textos contemporáneos digeribles para nosotros los jóvenes, porque un buen lector no siempre comienza con Gabriel García Márquez o Charles Dickens.

“En los gustos se rompen géneros” y esta frase también aplica en la lectura. Un maestro o persona no debe restringir lo que sus otros deben leer.

La sociedad mexicana necesita implementar nuevos modelos educativos en los que la lectura libre se fomente desde edades muy pequeñas. Para aprender es necesario leer y hacer obligatoria la lectura a niños para que a lo largo de su curso escolar éstos adquieran el gusto por la misma.

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