Problematica Social

Durante finales del año 2012, así como a principios del que se encuentra en curso, se ha presentado una nueva media dentro de Bucaramanga, la cual busca el despeje de las zonas públicas, tales como calles peatonales, parque, aceras, y demás zonas de dominio público, de todo tipo de vendedores ambulantes, desde los pequeños puestos de confitería, hasta los “almacenes” de ropa que fácilmente podían ser encontrados en el centro de la ciudad.

La base motora del accionar de esta medida está en el libre tránsito dentro de estas zonas, siendo en algunos casos entorpecido por la presencia de estos comerciantes, los cuales, con sus mercancías, ocupaban gran parte de las zonas públicas.

Durante varios gobiernos, incluyendo el actual, el gremio de vendedores ambulantes se ha visto utilizado, siendo objeto de promesas en cuanto al mejoramiento de su situación laboral, ya sea por una reubicación dentro de un centro comercial especializado (como lo es San Bazar, Feghali, etc.), o mediante la falsa promesa de ser capacitados para realizar alguna otra labor.

Antes empezar a ver a estos pequeños comerciantes como una plaga que se encargaba de quitarle el rotulo a nuestra Bucaramanga como nuestra “Ciudad Bonita”, hay que tener en claro la situación social en las cuales ellos se veían, y se siguen viendo inmersos. Si bien existen casos de vendedores ambulantes que usaban sus locales nómadas como una fachada para el comercio de sustancias prohibidas por la ley, también existe una gran mayoría que detrás de sus “chazas” cargan con dramas causados por la delincuencia, desplazados por la violencia, otro tanto que para él su negocio era la única oportunidad de poder tener un trabajo digno con el cual no solo suplir sus necesidades básicas, sino las de sus familias también.

Un breve recorrido por el conocido “Paseo el Comercio” (calle 35 entre carreras 19 y 13), nos daba fe de personas que debido a diversos tipos de discapacidad física no tenían otra opción más que buscar algún artículo para vender en la calle, otro tanto de estudiantes universitarios o escolares que para poder acceder a su educación se veían en la obligación de conseguir el dinero de sus estudios por este medio.

Según organizaciones de derechos humanos y la CUT, había unos 4.500 vendedores sólo entre diciembre y enero en las calles de Bucaramanga. La mayoría de ellos, víctimas del conflicto, personas de la tercera edad que no pueden acceder a un trabajo estable, desplazados y desempleados.

La propuesta, anteriormente mencionada, por parte de la alcaldía a estas personas, fue su reubicación dentro de centros comerciales construidos para tal fin, medida a la que algunos de los vendedores se sometieron, en su mayoría comerciantes de calzado, ropa, bisutería, artículos para el hogar, etc., pero muchos otros no, simplemente por lo absurdo que puede llegar a sonar esta idea para el crecimiento de sus negocios, estos fueron en su mayoría comerciantes de comidas (empanadas, bebidas, confitería).

El actual alcalde, Luis Francisco Bohórquez, les aseguró que les iba a entregar un sitio para que se mudaran sin inconvenientes. La

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