Pueblos Indigenas
Valeria20153 de Marzo de 2015
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Entre los resultados interesantes del Censo Nacional 2001 encontramos que 3.335 personas se declararon indígenas en el estado Nueva Esparta, 2.767 de ellos, habitantes del Municipio Mariño se reconocieron como pertenecientes al Pueblo indígena Waikeri, también conocido como Guaiquerí.
Esta declaración fue posible gracias a que la planilla censal que se aplicó a toda la población en el territorio nacional incluyó 2 preguntas que le permitieron a los ciudadanos su auto-reconocimiento étnico. Esta posibilidad no existió en censos nacionales anteriores, en los que solo se indagó la presencia de población indígena en entidades en las que estos Pueblos eran absolutamente visibles.
La referencia al pueblo Waikeri había sido hasta entonces tema para la etno- historia; ahora bien, ¿cómo interpretar la aparición de este numeroso grupo de personas que en la actualidad han manifestado de forma voluntaria su pertenencia a este Pueblo indígena considerado extinto?
En las últimas décadas se aprecia en el país un proceso de revitalización étnica que se expresa en las declaraciones de auto-reconocimiento de Chaimas en el estado Monagas, Píritu en las localidades de Píritu y Puerto Píritu en el estado Anzoátegui, Cumanagotos en los estados Sucre y Anzoátegui y Waikeríes en la isla de Margarita.
Este hecho requiere de investigadores que realicen los estudios pertinentes dirigidos al análisis y comprensión del tema.
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Nota: La población indígena de Pueblos distintos a Waikeri proceden de otras entidades del país. La categoría “No declarado” corresponde a personas que se declararon “indígenas” pero no señalaron a cual Pueblo Indígena pertenecen. Foto: Alfredo Allais
Mitos y creencias
Los cuentos de espantos y las supersticiones son parte de la vida cotidiana de los pueblos de Nueva Esparta, donde todos se conocen por sus nombres y se resisten a sucumbir ante las costumbres traídas por los turistas y los “navegados”.
“Quién se ponga a recoger mitos y creencias en Margarita no acabará nunca. En cada ciudad, en cada pueblo, en cada caserío, en cada barrio por pequeño que sea, hay por montones. Se consiguen en las veredas, en los conucos, en las playas, en los recodos de los caminos, por los cerros y en las llanadas”, escribió el cronista José Joaquín Salazar Franco “Cheguaco” (1926/2000) , en su libro Ingenuidades Miteñas.
En la entidad los viejos credos permanecen vivos. Teófilo Gil, presidente del Comité de Desarrollo Cultural Pablito Romero Millán de Tacarigua, municipio Gómez, considera que eso es posible gracias al compadrazgo.
“Existe un gran respeto por los valores de la familia tradicional. Aquí en Tacarigua, por ejemplo, 98% de los hombres están casados con tacarigueras y han levantado a sus familias en las tierras heredadas por sus padres. Son muy pocos los que han negociado con gente de afuera”, dijo Gil en el centro comunitario donde un grupo de jóvenes trabajaba en “cayapa” para acondicionar la cancha para las festividades navideñas.
Aunque es amante de la ciencia y es profesor de física, confesó que fue sorprendido por el canto del chaure y una noche se le apareció La Chinigua.
El mal agüero. Ninguno de los margariteños consultados supo describir el aspecto de un chaure porque “siempre se esconde en la oscuridad”. Pero todos aseguraron haber escuchado su escalofriante canto, que revela un mal presagio. “Cuando canta el chaure o se murió alguien o una muchacha del pueblo salió embarazada”, sentenció Carlos Millán en Santa Ana.
“Cheguaco” describió al chaure como un ave de rapiña, cabezón, de color negruzco con pintas
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