Quienes Tenemos La Tarea De Educar A Los Niños

Función de la Familia

Una de las funciones familiares más importantes es la educación, ésta supone la satisfacción racional de todas las necesidades físicas, intelectuales, emocionales, sociales de sus miembros.

Los padres no deben desentenderse de su función y asumir que la escuela es un agente colaborador.

La escuela continúa y completa la acción del hogar, brindando posibilidades de acceso al mundo de los conocimientos de manera sistematizada, en un tiempo y espacio determinados para ello; tratando de ofrecer igualdad de oportunidades a todos los niños.

Ante las dificultades no se trata de buscar un culpable y cargar las tintas sobre uno y otros, sino de encontrar entre todos la forma más adecuada de ayudar al niño para que pueda seguir avanzando.

La familia es la única influencia educativa permanente en la vida del niño, los maestros van y vienen, el niño puede ser cambiado de escuela, pero la familia permanece.

Educación de los hijos

La educación de los hijos está relacionada con el tiempo y con la sociedad en la cual se cumple pero no se limita allí, ya que debe proyectarse hacia el futuro que en nuestros días se presenta incierto y temido.

No sabemos, no podemos saber, cuales serán las demandas, necesidades y formas de la sociedad del segundo milenio.

Por lo pronto se presentan ante nuestros ojos, exigencias de constante capacitación, especialización para desenvolvernos en una sociedad cada vez más competitiva, donde la excelencia se ha convertido en un requisito indispensable. Hoy los adultos tienen la preocupación de preparar a sus hijos para que puedan desenvolverse en una sociedad así planteada, lo más exitoso y felizmente posible.

Es así que los niños de hoy sufren las consecuencias de una sociedad obsesionada por el futuro, pero a la que le cuesta detenerse en el presente.

Antes el tiempo del niño estaba dividido entre tiempo formal e informal. El tiempo formal era el tiempo del deber, de la escuela, los deberes, el catecismo, tiempo de aprender y capacitarse. El tiempo informal era lo que se llamaba el tiempo libre, el que, sino se transgredían las normas establecidas podía ser administrado sin obligaciones, sin controles; era el tiempo de la autonomía, del riesgo, el tiempo del juego como querían y con quien querían.

Hoy este tiempo libre ha desaparecido, ha sido sustituido por otras escuelas, por otros deberes, por otras obligaciones: la clase de inglés, de natación, de guitarra, etc, que le son ofrecidas para su mejor desarrollo pero también por miedo, miedo al peligro que reina afuera, por eso regalan muchas escuelas a sus hijos con el chantaje: “afortunado tú que puedes, yo cuando era niño no podía tanto”.

Es así que hoy algunos padres heridos en su infancia, otros desalentados profesionalmente cifran todas sus esperanzas en sus hijos, cuyo menor fracaso los desespera y a los que abruman con una responsabilidad paralizante.

Muchas veces el padre abusa de su autoridad para decidir lo que puede interesar al niño o lo que debe hacer aludiendo a la libertad, suerte, cantidad de oportunidades que tienen y ellos no tuvieron. Por eso la exigencia de no aprovecharlas. Pero los padres ¿ tienen en cuenta realmente el tan conocido querer, poder y hacer de los niños ?.

Los niños de hoy no conocen la administración del tiempo libre, niños que cuando sean mayores probablemente tendrán mucho más tiempo libre que nosotros, porque con la tecnificación, las horas de trabajo se reducen, es decir que serán adultos con mucho tiempo libre que no tienen la experiencia de no haberlo vivido. Otra muy buena ocasión para la producción comercial.

Contradicción de lo que dice y hace el Padre

Vemos una contradicción entre lo que el padre dice y lo que el padre

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