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RELACIONES SEXUALES


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2013  •  6.225 Palabras (25 Páginas)  •  260 Visitas

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LA SATISFACCIÓN SEXUAL DE CÓNYUGE

“Nunca he tenido un orgasmo. Aunque eso ni me preocupa, mi esposo se queja continuamente porque yo no lo experimento, razón por la cual nunca está satisfecho con las relaciones sexuales. ¿Puede ayudarme?

¿Cómo puedo convencer a mi esposa de que en las relaciones sexuales matrimoniales todo está permitido? Yo quisiera que hiciéramos algunas cosas, pero ella se niega diciendo que es pecado. ¿Qué pueden hacer los cónyuges cristianos sin sentirse culpables?”

“Yo no creo que las relaciones sexuales debieran constituir una parte demasiado importante en la vida, y no debieran tener máxima prioridad. Las relaciones sexuales son una piedra de tropiezo para más de un cónyuge religioso”

“¡Mi esposo piensa solamente en el sexo!” No me molesta practicarlo de vez en cuando, pero me parece que él exagera las cosas. ¿Cuánto sexo es demasiado?”

La verdadera satisfacción sexual es el resultado de la armonía que reina en otros sectores del matrimonio. Tan solo a medida que los miembros de la pareja conyugal aprendan el significado del amor genuino, a medida que practiquen la aceptación mutua tal como son, a medida que progresen en el arte de apreciarse mutuamente, a medida que aprendan los principios de la comunicación eficaz, a medida que acepten las diferencias y preferencias individuales, a medida que se adapten a una relación sustentadora satisfactoria marcada por el respeto y la confianza, podrán esperar disfrutar de una experiencia sexual satisfactoria.

Allan Fromme llama “conversación corporal” a las relaciones sexuales, queriendo decir con esto que tanto el cuerpo como la personalidad entran en contacto mutuo durante la unión intima.

Requiere tiempo efectuar los ajustes sexuales después del matrimonio. Esto preocupa a muchas parejas conyugales, por que habían pensado que alcanzarían instantáneamente la armonía sexual. Las investigaciones han demostrado que la mayor parte de los maridos y esposas se casan teniendo muy poca información específica concerniente a la fisiología sexual o acerca de los factores emocionales pertenecientes al sexo opuesto. Se requiere tiempo, comprensión, paciencia, estudio, experimentación y un análisis franco antes que la pareja conyugal obtenga una relación sexual satisfactoria.

FRECUENCIA DE LAS RELACIONES SEXUALES

Un problema común en el matrimonio surge cuando uno de los cónyuges desea tener relaciones sexuales con más frecuencia que el otro. Aunque los hombres se quejan con más frecuencia de esto, recientemente también las mujeres, especialmente las de más de cuarenta años, han comenzado a desear relaciones intimas más frecuentes. Los datos estadísticos sobre la frecuencia de estas relaciones tienden a preocuparnos con los números, pero investigaciones llevadas a cabo por profesionales responsables indican que las relaciones sexuales practicadas tres veces por semana constituyen el promedio de la vida matrimonial.

Sin embargo la frecuencia depende de una cantidad de factores, tales como la edad, la salud, las presiones sociales y el trabajo, la condición emocional, la habilidad para efectuar una comunicación sexual, y de muchas otras variables. Por eso “los promedios” tienden a ser engañosos. Cada pareja debe encontrar una frecuencia en la que se sientan cómodos para su deseo y su estilo de vida, sin preocuparse de los números. Aun así su nivel individual puede variar de tiempo en tiempo, dependiendo de las circunstancias.

Mientras el marido y la mujer experimentan variaciones del deseo sexual, no solo dentro de lo individual, sino también de ocasión a ocasión, los hombres desean las relaciones sexuales más que las mujeres, y eso por una razón fisiológica. En la región de la próstata existe un pequeño saco que sirve como depósito de fluido seminal. Cuando este saco se llena, el hombre siente la necesidad de obtener alivio sexual debido a la presión que la vesícula seminal ejerce sobre centros nerviosos determinados. Cuando el depósito se vacía, se alivia la presión sexual.

El Dr. David Reuben escribe: “la mayor parte de los hombres funcionan en un ciclo de 48 horas; esto significa que necesitan tener relaciones sexuales con esa frecuencia para mantener un buen equilibrio”. Otro investigador ha establecido que las vesículas seminales se llenan dentro del término de 42 a 68 horas, tras lo cual producen una tensión que necesita ser aliviada.

El deseo de relaciones íntimas más frecuentes de los hombres contrasta con el de las mujeres. No solo existen diferencias entre hombres y mujeres, sino también entre unas mujeres y otras. Aproximadamente del 20 al 25% de las mujeres adultas pueden considerarse “inhibidas”, lo cual significa que manifiestan una actitud tibia o negativa hacia el sexo. Dos por ciento son desapasionadas, es decir, no les interesan las relaciones sexuales, y otros dos por ciento tiene una elevada motivación sexual. Por otra parte, de 20 a 25% de todas las mujeres manifiestan una actitud sexual positiva, es decir, desean tener relaciones sexuales, las buscan y con frecuencia las inician. El 40 a 50% restante tiene un interés sexual promedio.

En las mujeres ocurren variaciones en el deseo sexual justamente antes y después de la menstruación, o bien alrededor del momento de la ovulación. Algunas veces el deseo sexual continua durante toda la menstruación, y aparentemente existen mujeres que nunca se sienten voluptuosas excepto durante sus reglas. Tanto los hombres como las mujeres deben estar consientes de estos cambios cíclicos en los intereses sexuales de la mujer.

Cuando las necesidades de un cónyuge son mayores que las del otro, es necesario llegar a un acuerdo a fin de mantener la felicidad matrimonial. Cuando las necesidades del marido son más intensas que las de la esposa, no debiera ser necesario para él exigir tener relaciones sexuales, sino que ella debiera hacer su parte para satisfacer las necesidades de su marido como una expresión de amor hacia él. Resulta más fácil vivir con una persona cuando esta sexualmente satisfecha que cuando no lo está.

HABLEMOS DEL TEMA

Cuando surge un problema en la vida intima de la pareja conyugal, tanto el marido como la mujer tratan de eliminar el tema de su conversación, con la esperanza de que si no lo mencionan desaparecerá el problema. Por ejemplo, algunas parejas nunca hablan de su vida sexual. En una investigación que lleve a cabo personalmente, tan solo el 43% de los hombres y 38% de las mujeres podían hablar libremente de las intimidades sexuales con sus cónyuges.

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