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Resúmen Prácticas de A.T

Pame SegoviaResumen3 de Julio de 2019

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Resumen Prácticas de AT

Indiana Vallejos: categoría de normalidad.
 Es recién a partir del S.XIX cuando
normalidad se constituye como un concepto significativo respecto de lo mismo y lo otro, y que incluye bajo este concepto a grupos cada vez más numerosos de los que pueden ser agrupados como “el resto” de los que no somos nosotros. Hablamos de un “resto” que comprende a locos, pobres, rebeldes, ciegos, sordos, poco inteligentes y otros que será inventados y construidos con el avance económico y la división en clases sociales. Esto inició con las prácticas de control del habla y la conducta de las personas y se ha ido modificando y poniendo énfasis en las víctimas de una economía injusta y de privación, ya no señala exclusivamente a individuos sino a grupos poblacionales. “Normalidad – Anormalidad” emerge en el contexto de la modernidad, buscando ordenar y tornar previsibles, dóciles y útiles a los sujetos; y que ha sido posible a partir de tres estrategias complementarias: la constitución  discursiva del concepto anormal, la medicalización de la sociedad y la moralización de la sociedad.

La constitución discursiva de la normalidad
Anormal: Que no responde a la norma en cuestiones de pensamientos y conductas. Normal- anormal se inscribe en el desarrollo de la forma disciplinaria del poder. El dominio se sostiene de dispositivos y aparatos que producen un determinado tipo de sujetos, que dan forma al terreno social. Instalando en la sociedad que lo anormal debe ser controlado, corregido o castigado por intervenciones específicas. Foucault sostiene que el anormal se constituye como un dominio específico a partir de la síntesis de tres personajes: el monstruo humano, el individuo a corregir y el onanista. Síntesis que perdura aún hoy en el sentido de que todo aquel señalado como loco, delincuente, discapacitado, gay o pobre, entre otras anormalidades posibles, evoca, en alguna medida, imágenes de alguna de estas tres figuras. Sin embargo, la figura del anormal (surgida de esa síntesis) debió ser positivizada, en el sentido de posibilitar la producción de sujetos normales, dóciles y útiles a los nuevos requerimientos de la producción fabril, instalándose como una normalidad deseada. En ese tránsito a lo positivo, el Otro fue convencido de que está mal se lo que es, fue persuadido para que deje de ser, fue manipulado minuciosamente para ir en pos de la pertenencia a lo mismo. Un proceso que, a la vez que naturalizó la normalización, instaló al Otro como anormal.

La perspectiva positivista: los aportes sociológicos y estadísticos.
En la producción sociológica de Comte y Durkheim, el análisis de lo normal y lo patológico adquiere una posición central. Estos autores instalan la noción de lo normal como contracara positiva de lo patológico, y por lo tanto asimilado a lo sano. Sin embargo, no se establece ningún tipo de criterio para decidir qué es lo que debe entenderse por normal, y se limita a igualar lo normal con lo “natural” y lo “fisiológico”. Lo normal se reduce entonces a “naturaleza” o a “armonía” y consecuentemente lo anormal a “desvío” de la naturaleza o a desarmonía. Durkheim considera a la normalidad como un hecho social que, en tanto tal, cumple dos condiciones: a- consiste en maneras de obrar, pensar y sentir, exteriores al individuo, es decir, tiene existencia objetiva e independientemente de ellos y b- posee capacidad coercitiva sobre las conciencias individuales, las que no pueden escapar a esa coacción. A diferencia de Comte, ya no se refiere a la sociedad como una totalidad armónica y unificada en la que lo normal es lo antinatural, sino que considera la “pluralidad” propia de las especies de las poblaciones. Además de variar las normas de salud para un individuo “salvaje” y otro “civilizado”, también se producen variaciones que se manifiestan regularmente en todas las especies y están referidas a la edad. Durkheim solo plantea que la normalidad es independiente de cada individuo que este no tiene el poder de cambiar las expectativas y creencias del colectivo en torno a su definición. La sociedad no define explícitamente qué entiende por normalidad, sino que se explica mediante el planteo de cuáles son “las desviaciones de la norma” para plantar quiénes sería los que no cumplen las normas y cuáles deberían ser sus sanciones. En cuanto a los aportes de la estadística podemos destacar la validez de sus “mediciones” de los hechos sociales, de modo tal que sus resultados no son pensados como opiniones o formulaciones teóricas, estéticas, morales y/o políticas, sino como descripciones objetivas de los hechos dados. En ese sentido, un individuo es un valor que puede ser considerado normal por la ubicación que tiene dentro de un intervalo, donde están la mayoría de las observaciones realizadas. Este intervalo se grafica en lo que se denomina “Curva de Bell” o “Campana de Gauss” que  comprende, por ejemplo, al 95% de las personas  de ese universo, estableciendo los ‘umbrales de normalidad’ y la noción de ‘desvío’. Esta explicación está presente en las actuales representaciones de la normalidad que se nombre como “lo común, lo de la mayoría, lo más frecuente, lo acostumbrado, etc.”. La normalidad es un valor y la desviación anormal es un disvalor.

La medicalización y la moralización de la sociedad
La constitución discursiva de normalidad se produce a la par de la aparición del concepto de cuerpo y de población: el cuerpo es una realidad bio-política. El cuerpo puede y debe ser normal; y la medicina a raíz de esto se transforma en una ciencia de la normalidad. El médico comienza a constituirse en u agente central no sólo en el control de las enfermedades, sino en la producción de individuos sanos, desde su trabajo en la salud pública (salud del cuerpo individual y del cuerpo social). El profesional de la medicina se convierte en experto consejero familiar, que instala prescripciones morales y médicas en torno a la organización de lo cotidiano. La estadística viene a colaborar en las políticas  de control de la salud de las poblaciones a través de la medición de la natalidad, mortalidad y morbilidad (cantidad de personas que enferman), basándose en los registros institucionales de los hospitales. El médico no solo controlaba estos aspectos sino que también organizaba el espacio, desde la normalidad y la instalación de dispositivos de normalización para controlar a aquellos “desviados” de lo normal, y mantener la “higiene” pública a través del aislamiento de estos desviados. También surge la medicina laboral que viene a dar cuenta de la preocupación por la peligrosidad de pobres y trabajadores y nuevamente la administración del espacio con la inclusión de los pobres a tales dispositivos de normalización, por ser considerados improductivos y estorbo para los que sí eran productivos. La estrategia de moralización se funda en cuatro tácticas principales y complementarias entre sí: 1- la constitución de hábitos de ahorro y de consumo. 2- la generalización de la obligatoriedad escolar. 3- la aparición del manicomio y la prisión, como reafirmante del control social y 4- la construcción de la familia y la infancia normal.

Ana María del Cueto: Grupos, instituciones y comunidades.
Grupos
El primer obstáculo con el que se encuentran aquellos profesionales de la Salud Mental que intentan trabajar con grupos, es la necesidad de construir teorías unicistas totalizadoras que en realidad le impiden abarcar el campo múltiple y complejo de los fenómenos grupales. Otro obstáculo de orden clínico es la exigencia de formación especializada tanto teórica como técnica para trabajar en/con grupos.
-Los grupos así entendidos son procesos en movimiento, productivos y productores de subjetividad que en su devenir van organizando sus formas propias.
-Los grupos se constituyen la mayoría de las veces en la unidad de análisis y el modo posible de intervención en otro colectivos. El grupo como unidad de análisis y modo posible de intervención en los colectivos dan la posibilidad práctica y teórica de pensar los mismos en sus dimensiones institucionales y comunitarias.
-Un grupo se organiza como un campo de tensiones alrededor de algunas significaciones imaginarias claves que constituyen las formaciones grupales. Estas formaciones recorren los tres registros: lo imaginario, lo simbólico y lo real. Producen y reproducen el imaginario social. Este imaginario social es constitutivo del sujeto y a su vez recreado o reproducido por él, en efecto de repetición su paso por los grupos e instituciones. Estas significaciones imaginarias organizan la información y el conocimiento que se tiene de ella. Moldean a los sujetos, a sus grupos y a las instituciones organizando sus mecanismos de perpetuación y permanencia. Son organizadores de sentido de los actos humanos.
-Las ideas que una sociedad tiene son creadas por los propios sujetos en el devenir de su historia y perpetuados y recreados por las instituciones  y los grupos que la habitan. Tanto en la dimensión histórico- social como en la dimensión grupal lo inédito, lo nuevo, surge por creación. El grupo así entendido es el lugar por excelencia de producción subjetiva, de creación y reproducción de sentidos. Es así como las diferentes organizaciones regulan, recrean, organizan, crean y producen subjetividades. El sujeto se constituye en el otro y por el otro. La familia, la escuela, el Estado, la educación son los mediadores de la cultura creando subjetividades que corresponden a este social-histórico.
-Más que como objeto teórico los grupos se constituyen en el ámbito de la teoría en un campo problemático imposible de abordar desde una sola disciplina.
-El grupo posibilita, pero no per-se (en sí mismo), el desarrollo de las potencialidades de cada individuo del propio grupo y de la institución a la que pertenece.

Instituciones
 Las ciencias humanas (todas sus disciplinas) con distintas corrientes teóricas y con distintas prácticas se han ocupado de definir qué es una institución. Encontraremos así diferentes definiciones acerca de qué es una institución, según la teoría y el campo desde donde esta teoría hable. Y una institución es cada una de estas definiciones y algo más que implica necesariamente su producción particular. Si recorremos las definiciones sociológicas de principios de 1900 se piensan las instituciones como fijas y estables y no se incluye la vida específica de los procesos institucionales. Tienden a pensarlas como sólidas, imperturbables e inmodificables. Instituciones como algo fijo y estable: definición de Durkheim: Son un conjunto de actos y de ideas completamente instituidos que los hombres encuentran delante ellos y que se les imponen en mayor o menor medida. Definición Diccionario de Sociología: -Configuración de conducta duradera, completa, integrada y organizada, mediante la cual se ejerce el control social y por medio de la cual se satisfacen los deseos y necesidades sociales fundamentales. –Organización de carácter público o semipúblico que supone un cuerpo directivo y un edificio o establecimiento físico de alguna índole, destinada a servir algún fin socialmente reconocido y autorizado. Una clasificación de las mismas menciona cuatro tipos fundamentales de instituciones. –Instituciones culturales básicas (familia, iglesia, escuela). –Instituciones comerciales (empresas del Estado, empresariales, uniones de trabajadores). – Instituciones recreativas (clubes atléticos, artísticos, parques). –Instituciones de control social formal (agencias de servicios sociales y gubernamentales). Luego le fueron agregadas dos tipos más: - Instituciones sanitarias (hospitales, clínicas, campos y hogares para convalecientes). – Instituciones de comunicación (agencias de transporte, correos, servicios, periódicos, revistas, radios, tv). Todas estas definiciones tienen en común el pensar las instituciones como algo fijo y estable. Por el contrario el psicoanálisis ha aportado otra línea de pensamiento y con su presencia ha dejado su impronta en los desarrollos de diferentes teorías. Freud las define como:”… organizaciones necesarias para regular las relaciones de los hombres entre sí y muy especialmente la distribución de los bienes naturales alcanzables”. La familia, el Estado, la Iglesia, el Ejército, la Escuela son organizaciones mediadoras de la cultura. Estas organizaciones necesarias perpetúan, organizan y regulan las relaciones de los hombres entre sí. (Las organizaciones se encuentran dentro de las instituciones, como dispositivos físicos ligados y vinculados a ellas). En la Argentina se designa con el nombre Psicología Institucional, siguiendo los términos freudianos, al conjunto de prácticas y teorías que se han dedicado a la investigación y teorización de los fenómenos institucionales. Podemos señalar sus comienzos alrededor de los años sesenta con los trabajos de intervención de Pichon Riviere, Bleger y Ulloa. Se nombra institucional y no organizacional, ya que abarca un territorio en donde quedan incluidos discursos, las prácticas y los objetos instituidos que atraviesan el límite de la organización. Instituciones según psicoanálisis (psicología institucional): -Bleger las define siguiendo la definición dada por Fairchild según la cual: Una institución abarca el conjunto de organismos de existencia física concreta que tienen un cierto grado de permanencia en algún campo o sector específico de la actividad o la vida humana. -Ulloa las define como “organizaciones institucionales” haciendo referencia al carácter organizativo, con sus determinadas responsabilidades, objetivos y medios con los que cuentan.
Toda institución estará atravesada por las diferentes funciones que remiten al sistema social, histórico y político en que dicha institución habite. Además dedica parte de su actividad de manera manifiesta o latente a diversas funciones institucionales vigentes en ese momento social.

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