Reseña.

Juan David Sánchez Chaves

Universidad Externado de Colombia

31 de Agosto de 2015

Ensayo sobre el entendimiento humano.

John Locke se consideró (Y se considera) como un pensador, aunque se sabe muy bien que fue una persona multifacética que ayudo mucho en el avance para las ciencias humanas en el siglo XVII y con su “Ensayo sobre el entendimiento humano” nos hace ver cosas de nuestro pensamiento que quizás no teníamos muy en cuenta anteriormente.

Él inicia su introducción aclarándonos porque es importante la investigación acerca del entendimiento humano, haciendo una comparación de éste, con un ojo, ya que el entendimiento aunque nos permite saber que hay cosas en la lejanía, “precisa de arte y esfuerzo para ponerse a distancia y convertirse en su propio objeto” (Locke, 1690). También nos afirma que cualquier trato con el entendimiento será agradable puesto que nos traerá ventajas para buscar nuevos horizontes en cuanto a conocimientos.

Locke, también nos habla un poco del “método” correcto para poder llegar a descubrir los límites entre una simple opinión, y el conocimiento científico. Primero nos dice que hay que ver el origen de los fenómenos o ideas que un ser humano concierne y que tiene consientes, segundo, afirma qué alcance podrían llegar a tener estas ideas en base al conocimiento, y por último, hay que hacer una investigación o un análisis acerca de la preposición que consideramos verdadera, pero que aún “no tenemos conocimiento cierto” (Locke, 1690)

Un poco después, el autor nos hace bastante énfasis en algo que es muy importante: Nos dice que las capacidades que tenemos, esas capacidades que nos fueron otorgadas por los seres (o por el ser) divino, ya que Éste, le ha dado a los mortales todas las capacidades para poder llegar a un conocimiento  puro, por lo cual tenemos que estar totalmente agradecidos con nuestro “Hacedor”. Afirma Locke, que no tenemos por qué sentir lastima por nuestra mente y nuestras capacidades mentales si las usamos adecuadamente y las dedicamos a algo que realmente nos sea útil para nuestra vida y para hacer crecer nuestra capacidad mental y cognitiva, por lo cual que solo debemos aspirar a la probabilidad, y no debemos “descreerlo” todo, solo porque no sabemos todo realmente, a lo cual Locke hace una analogía: “Obraremos tan necesariamente como un hombre que no quisiera usar sus piernas y pereciera por permanecer sentado, solo porque carece de alas para volar” (Locke, 1690)

También es importante saber cuál es el alcance de nuestro conocimiento, para no caer en la pereza ni en el escepticismo, ya que si sabemos que es lo que podemos lograr, sabemos hasta donde podemos llegar con nuestro entendimiento y conocimiento, para así forjar nuestras aptitudes y nuestro saber. Esto para no llegar a un punto de pensar que estamos atascados, que no podemos movernos más y que no podremos llegar más lejos por miedo a fallar.

En el capítulo 2, Locke nos muestra esencialmente la premisa de que “no hay principios innatos”, él da una serie de argumentos por los cuales se podría decir que no hay ninguna cosa que ya esté conocida por nuestro subconsciente, sino que, al momento de llegar la “razón”, estos principios son descubiertos por la persona en cuestión, usando lo que Locke llama como sus “facultades naturales”, sin ayuda de ningún poder ya establecido dentro de la mente o cuerpo del sujeto,  haciéndolos no innatos inmediatamente. Él refuta principalmente la premisa de que hay conocimientos innatos diciendo que, la capacidad que tiene el ser humano para lograr las cosas y para aprender, sí es innata, pero que el conocimiento es algo puramente adquirido a través de las interacciones que se tenga con las cosas y el entorno en cuestión, aprendiendo las cosas de este modo. Locke también nos muestra que, al decir que hay principios innatos, se crea la contradicción de que, sí hay algunas verdades y principios que están dentro de la persona originalmente, pero, que está las desconoce, y solo puede conocerlas cuando llega a la razón, lo que estaría pasando es que, esos principios son al tiempo conocidos y conocidos, a lo que agrega que esto no puede ser ni siquiera viable, ya que, una cosa, es, o no es, hace un ejemplo, “si no es blanco, es negro”. Locke admite que la razón llega primero que esos principios innatos, pero dice: “Pero niego que cuando los hombres llegan al uso de la razón, sea el momento en que las descubran” (Locke, 1690)

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