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Retraso Mental


Enviado por   •  17 de Mayo de 2013  •  1.121 Palabras (5 Páginas)  •  270 Visitas

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Complejo De Edipo

Durante dicha fase fálica el niño sostiene la premisa de que todos tienen pene, tantos los seres animados como los inanimados, rechazando así la percepción de que las personas del sexo femenino no poseen ese genital, pues solo cree que las mujeres despreciables lo habrían perdido pero su madre, como ser respetable que es, no habría sufrido tal destino. De este modo y a través de la pulsión de investigación comienza a crear teorías sexuales infantiles, es decir, en lugar de aceptar lo que el encuentro con la castración produjo, el niño lo rechaza creando las teorías sexuales infantiles. Podemos decir que ellas implican dos cosas: un rechazo a la castración, pero además implican un modo de satisfacción, pues están vinculadas a una zona erógena.

A pesar de ello, en el curso de estas indagaciones cuando el niño aborda los problemas en relación al origen de los sexos y que solo las mujeres pueden parir hijos, comprende que la madre ha perdido el pene. Es a partir de la castración en la madre que el niño teme que la castración recaiga sobre su propio cuerpo, pues esto equivaldría a una nueva separación de la madre y llevaría al niño a resignificar las perdidas anteriores, como el pecho y las heces por ejemplo. No obstante, tal como lo destaca Freud, solo puede hablarse de complejo de castración cuando la pérdida se enlaza con el genital masculino.

Sería entonces el falo, como premisa universal, el articulador entre el complejo de Edipo y el complejo de castración. Y es justamente en la fase fálica donde se plasman con mayor precisión las diferencias entre los sexos, pues las primeras fases de desarrollo libidinal son recorridas de modo similar, siendo la madre el primer objeto de amor tanto para la niña como para el niño.

En el caso del varón, durante el complejo de Edipo quisiera tener a la madre como objeto de amor y eliminar al padre como rival. Aparecen dos modos posibles de satisfacción, una activa situándose en el lugar de padre y como él mantener comercio sexual con la madre donde el padre es visto como un obstáculo. O bien una satisfacción pasiva, sustituyendo a la madre y haciéndose amar por el padre. No obstante la amenaza de castración termina con las dos posibilidades de satisfacción derivadas del complejo de Edipo. “En efecto ambas conllevan la pérdida de pene; una la masculina en calidad de castigo, y la otra, la femenina, como premisa”. Se produciría así un conflicto entre sus intereses narcisistas por el pene y las investiduras de los objetos parentales. El temor a perder el pene lleva al niño a abandonar el complejo de Edipo, reprimirlo y a que se instaure como su heredero un poderoso Superyó. La autoridad del padre, introyectada en el yo va a parar al núcleo del Superyó y desde allí sostiene la prohibición del incesto y el parricidio; las aspiraciones libidinosas del complejo de Edipo son desexualizadas y sublimadas y traspuestas en mociones tiernas. De este modo el niño se extraña del complejo de Edipo y se inicia el período de latencia.

En el caso de la niña sucede algo diferente, pues en ella existe una ligazón madre preedípica. Para Freud en este período el vínculo con el padre está determinado esencialmente por su papel protector. Estos vínculos libidinosos de la niña con

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