SITUACION DE LAS EPS EN CALI

Precariedad en la salud

SITUACION DE LAS EPS EN CALI

La sala poco a poco se llena, ya no quedan mas sillas, el señor con el calculo renal camina de un lado a otro; hay personas en el piso tiradas esperando por camilla.

Con poco más de 75 años, Antonio Cifuentes sufre y grita como un niño al que no le quieren dar su juguete, enfundado en su pijama de rayas la impregna del sudor que cada contracción le acelera. Sus gemidos son tan fuertes que llama la atención de todos los que en la sala su turno esperan; de repente se arrodilla y grita que le aprieten la correa que lleva trenzada en su estomago, para menguar el dolor que padece; pareciera que él no sabe que es peor, si estar allí solo , sintiendo su impotencia o estar acompañado mostrando su dolor, él, como una cigarra, gime y gime con tanta fuerza que pareciera reventar pero solo es auxiliado por el apretón de mano de su hija pequeña que le dice “resiste papi, todo va estar bien”.

Podría decirse que esta es una escala más en las estaciones del dantesco escenario. El tenebroso pasillo aún con paredes blancas y luces que reflejan las fisuras de las baldosas que llevan años sin cambiarse se convierte en el escenario perfecto para el encuentro de las miles de personas que a diario se ponen cita en esta sala: Sentados desde una silla Rimax Ana Maria una muchacha joven de una familia de clase media y su novio, un muchacho trigueño, registran en sus pupilas y en su desesperado ser las situaciones que se suceden y repiten con el trascurrir de las horas.

El médico aparece desde una puerta blanca y todos como buitres miran hacia él esperando ser llamados, es el turno de Ana quien ya esperó su primera hora de las muchas que vendran. Silenciosa entra al consultorio y transcurridos seis minutos se le puede volver a ver sentada en la misma sala cuestionando a su novio;

- ¿Cómo el médico va a saber lo que tengo, si tan solo me palpo? ¿cómo el médico va saber que recetarme si apenas sabrá como me llamo?, ¿si no alcance a decirle lo que sentía cómo me va a diagnosticar? ¿cómo va a valorar a aquellas personas que vienen por su ayuda, si su cuarto, más parecido a una sede administrativa, evoca un clima de negocios o que en nada se parece con la cadena de pacientes que emergen cual girasoles, cada uno con la misma receta formulada?.

Dos bolsas de suero, buscapina e ibuprofeno le fueron conectadas a Ana Maria a vía intravenosa, lo cual le dio un cierto placer de la atención servida. Minutos más tarde, suda frio, se siente débil, no puede ver con claridad a las personas, siente que su cuerpo tiembla, quiere huir quiere escapar de esos medicamentos, los mismos que le están administrado al muchacho de al lado, herido con un tiro en su estomago. ¡Hermoso lugar para establecer similitudes!., La enfermera, muy parca, solo dice “si quiere firme el retiro voluntario que aquí no nos hacemos responsables”, su novio, opta por distraerla mientras pasan los líquidos, pero Ana,fiel a su inquisitiva forma de ver la vida y su radar de periodista en ciernes, escucha a una anciana rezando por todos los que están allí y en su rosario pide insistentemente por que se apruebe la operación de su hija, quien sufrió un trauma craneoencefálico en la madrugada de ayer.

La sala poco a poco se llena, ya no quedan más sillas, el señor con el calculo renal se pasea cual tarabita en el oscuro y frío pasillo, hay personas en el piso tiradas esperando por camilla, debido a que el flujo de las personas que esperan la salida y las que apenas acaban de entrar es disparejo. En un rincón adentro, una pareja reúne fuerzas debido a que les fue negada la orden de unos medicamentos muy costosos y que no pueden pagar y en esta noche fría de miércoles donde las enfermeras pasan con cómplices risas comentando de lo poco que les pagan y de la falta de medicamentos que tienen;

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