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¿SOCIOLOGÍA O SOCIEDAD REFLEXIVA?


Enviado por   •  6 de Diciembre de 2018  •  Ensayos  •  1.498 Palabras (6 Páginas)  •  136 Visitas

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MARINA FERNÁNDEZ GARAY – 26/11/2018

LA SOCIOLOGÍA COMO DISCIPLINA CIENTÍFICA.

ACTIVIDAD 1:

Lectura: ¿Sociología reflexiva? No, sociedad reflexiva. Las tres recomendaciones del pensar sociológico.

Partiendo de la actual situación con respecto a la sociología como un triunfo invisible, cuya presencia histórica es absolutamente necesaria a pesar de estar tan infravalorada, valor defendido por multitud de autores como Bourdieu, Berger, Goffman u Ortega y Gasset entre otros; de este último, expondremos y debatiremos acerca de las ideas y las creencias.

Podríamos referirnos a este tándem de idea- creencia como la comparativa a la eterna cuestión de ¿qué vino antes, la gallina o el huevo?, tratamos las ideas de una forma más objetiva, más racional, más maleable, en el sentido de que podemos escucharlas, valorarlas, rechazarlas o asimilarlas de una manera más distante a nivel racional, el hecho de que tomemos o rechacemos una idea posiblemente  se verá condicionado por el tipo de creencia que transciende en nuestro foro interno, por lo que  podemos decir que una idea se puede establecer o anular mientras que una creencia requiere un nivel más introspectivo para llegar a ella, entenderla y en su máximo exponente llegar a cambiarla, por lo que tras esto podemos decir que las ideas están condicionadas por nuestras creencias, las cuales cuentan con una irracionalidad arraigada al ser inconscientes, es más fácil pensar en una idea que pensar en una creencia, más aún cuando son propias.

También podríamos referirnos a ambos términos como la dualidad herencia/adquisición,  “genética/ambiente” de una forma más metafórica, ya que por lo general, las creencias no las adquirimos de una forma consciente, desde pequeños nos vamos forjando bajo unos marcos históricos y socioculturales que no elegimos, de los cuales nos empapamos y somos modelados,  arraigando así desde tan corta edad importantes valores y creencias que serán tan determinantes en un futuro, eso no quita que también estemos expuestos a la imposición de diversas ideas, pero éstas son más reconocibles como tales a la hora de juzgarlas, asimilarlas o rechazarlas.

Conforme las sociedades evolucionan, trascienden, las tradiciones que las forjan y acompañan también deben de evolucionar para proseguir el ritmo evolutivo, las creencias también forman parte de esas “tradiciones”. Esta concepción en cuanto a la evolución de las creencias puede derivar en una solución drástica de conversión radical de estas o estancamiento de las mismas. Esto ocurre con la triada imprevista entre lo tradicional/moderno/postmoderno. Durante el tránsito de un extremo a otro en la evolución histórica desde las sociedades tradicionales a las modernas, encontramos a priori un pleno rechazo a la convivencia entre ambas posturas.

Uno de los ejemplos donde quedó patente esta visión fue en el contraste entre la primera división de la sociedad en naciones-estados, diferenciándose las sociedades, atendiendo a sus fronteras geográficas en las sociedades tradicionalistas y en el desarrollo y extensión de la globalización en la transformación gradual en sociedades modernas, cambiando el objeto de estudio de sociedades estamentales a una única sociedad mundial, favoreciendo el desarrollo de la ciencia sociológica, acabando así con cualquier tipo de etnocentrismo  que actúa de referente con respecto al resto de sociedades, como el eurocentrismo. Esta globalización territorial, industrial, comercial e incluso espiritual condicionará el hilo evolutivo de las sociedades modernas al surgimiento de las post-modernas.

El miedo a quedarnos estancados en las posturas tradicionalistas, al considerarlas antiguas y conservadoras, no haciéndose  hueco en las nuevas sociedades,  da lugar a la negación de nuestras propias  raíces,  no debemos olvidar que somos porque fuimos, a pesar de que aquello lo cual éramos tuviera sus hándicaps,  contras y puntos ciegos, la evolución no implica únicamente avance, sino mejora, por lo que  la evolución temporal gradual adecuada sería aquella que cuente con lo mejor de cada momento, dándole su lugar a los orígenes y a las herencias, las cuáles actuarán de base y cimientos de una sociedad mejorada y coherente, abandonando la dicotomía radical, surgiendo así la post-modernidad, la cual tiene en cuenta y conserva la tradición, reconsiderando el concepto de progreso.

A pesar del ideal utópico que parece que hayamos alcanzado, este tipo de sociedad y conceptualización sigue acarreando una serie de problemáticas y “efectos secundarios”, ya que intentar entender  esta única sociedad mundial, la cual también requiere de “un gobierno” y un “equipo directivo”, sin caer en la homogeneidad de microsociedades que la componen es absolutamente complicado y a veces inviable;  ya que intentando evaluar el objeto del estudio, de esta forma tan masificada, hace que perdamos los matices y los signos distintivos a nivel individual, en donde inevitablemente se necesitan delimitaciones y fronteras que engloben y categoricen, en pro de la evitación de confusiones  identitarias, problemática reflejada en el caso del auge actual de los nacionalismos.

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