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Sociología y sociedad moderna


Enviado por   •  22 de Marzo de 2013  •  2.802 Palabras (12 Páginas)  •  489 Visitas

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Lectura 1: Sociología y sociedad moderna Lectura complementaria para evaluación del capítulo 1. Actividad 4: Lección evaluativa 1 Lectura de apoyo a la evaluación del capítulo 1 El capítulo 1 del módulo “En qué consiste la sociología organizacional. Áreas de trabajo implicadas” da una visión panorámica del desarrollo de la Sociología y su relación con las demás ciencias sociales. En tal contexto histórico se ha tomado la lectura complementaria de apoyo a la evaluación del capítulo, que permite observar la interrelación de ella en el contexto social moderno. Sociología y Sociedad moderna La aparición de las Ciencias sociales, y concretamente de la Sociología, es una de las características más sobresalientes de la sociedad moderna. A su vez la Sociología es un enfoque analítico, comprensivo y crítico de esta sociedad, determinada por la existencia de las organizaciones empresariales. Nos proponemos situar en un amplio marco el proceso histórico de la formación de la sociedad moderna y sus características. Esto nos ayudará a entender con mayor profundidad el sentido que tienen las teorías actuales sobre la organización del trabajo; a la consideración de la empresa como organización y como institución; y, finalmente, a ver la importancia que pueda tener para la empresa la aportación de la Sociología y las demás ciencias sociales. El proceso de industrialización es una transformación de las sociedades tra-dicionales basadas sobre todo en la producción agrícola, en otras de nuevo cuño en que la organización y la producción industrial -la fábrica- tienen una im-portancia fundamental en la organización de la convivencia. Pero este cambio iniciado en algunos sitios durante el siglo XVIII hay que estudiarlo en su desarrollo histórico expansivo, en el que se han venido a ver algunos momentos de cierta aceleración que se han llamado las tres revoluciones industriales. La primera de ellas significa el inicio de la industrialización, la segunda supone la aparición de algunos signos de madurez institucional en el nuevo tipo de sociedad patente ya a principios del siglo XX y la tercera revolución industrial viene a significar el cambio reciente que estamos dando hacia una sociedad posindustrial o posmoderna. En este marco evolutivo de cambio histórico podemos intentar comprender las consecuencias de la transformación social que se está dando, con numerosas características cuya evolución nos señalan de una forma precisa el sentido

concreto del cambio social. Especialmente nos interesan las proyecciones concretas hacia el futuro de la modernidad en el mundo del trabajo. La madurez de la industrialización es concomitante con la aparición de dife-rentes esquemas teórico-interpretativos del mundo del trabajo, que forman lo que ha venido a llamarse las teorías de la organización laboral. Todas ellas parece adecuado clasificarlas, siguiendo un criterio tanto histórico como de la concepción subyacente del hombre, en teorías clásicas, teorías de las relaciones humanas y las recientes teorías sistémicas sobre la conducta laboral. Su repaso, ver la tendencia convergente en que se mueven, nos será de gran utilidad para situarnos en los actuales esquemas de valoración de lo que ha venido a llamarse la cultura de las organizaciones. En este ambiente intelectual veremos el múltiple sentido que tiene la empresa como organización compleja distintiva de las sociedades modernas. Estamos ante una organización formal, planeada por la dirección, a la que se superpone una organización informal, en la que priman lazos espontáneos de naturaleza afectiva, coexistente con una organización en la que se intentan satisfacer necesidades individuales y, además, en la que no puede dejarse de tener en cuenta el influjo del sistema estratificador de la sociedad. La consideración de la empresa como organización es paralela a su estudio como institución, cristalización de roles o papeles sociales en torno a una necesidad básica de la sociedad. Finalmente, vamos a ver cómo la propuesta de la Sociología y de las demás Ciencias sociales debe enmarcarse en el campo de la racionalización de la vida social, de su comprensión más profunda. No se trata tanto de hacer propuestas especificas para mejorar la eficacia de la empresa o de las organizaciones eco-nómicas, como de ayudar a entender el mundo que le rodea, o el sentido de los problemas que le afectan y las consecuencias internas y externas de las soluciones propuestas. Pero intentando separar, en todo caso, el terreno más práctico de la actividad propiamente empresarial del más intelectual en el que debe procurar moverse la ciencia. En esta perspectiva señalada, la aparición de una disciplina llamada Sociología a lo largo del siglo XIX es posible porque hay una creciente toma de conciencia de la existencia de la sociedad, que va cada vez más siendo considerada como objeto de estudio al que es posible intentar la aplicación del método científico. La continua acumulación de conocimientos sobre la sociedad se realiza en una atmósfera intelectual racionalista y progresista, y en un ambiente ideológico liberal. A Comte se le considera el padre de la Sociología por su clara apreciación de la sociedad como objeto de estudio y por su inclusión en una clara línea de filosofía positivista. La disciplina por él fundada, inicialmente con el nombre de «física social», tuvo continuidad en otros intelectuales y profesores como Spencer, Durkheim y Weber, dando lugar a uno de los intentos racionalizadores de la sociedad moderna más fructíferos.

El estudio de las relaciones del hombre y la sociedad va apareciendo cada vez más como punto central de referencia de las Ciencias sociales. Va perfilándose cómo el hombre es productor de la sociedad en que vive y a la vez es consecuencia de esta sociedad, de manera que es necesario entender el carácter dialéctico de la sociedad, la simultaneidad e interrelación de los procesos de objetivación social y de socialización para calibrar con precisión las posibilidades de la ciencia y de la intervención humana. Conceptos como los de individualismo, libertad, conciencia o liberalismo, nos llevan a señalar una cierta insistencia -aunque sea puramente intelectual- en la prioridad del hombre en la dialéctica social, de la misma manera que los conceptos de sociologismo, estructura social, normas sociales o socialismo llevan a colocar primero a la sociedad. De esta manera, desde campos tan diversos como la concepción de la unidad básica de estudio científico (individualismo-sociologismo), la filosofía (libertad-estructura social), la ética (conciencia-normas sociales) o las ideologías (liberalismo-socialismo) se tiende a romper el necesario equilibrio Hombre-Sociedad. Es interesante tener presente que Comte, como discípulo de Saint-Simon, ve la sociedad básicamente como «industrial». La fábrica, el

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