Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana

 Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana

ENSAYO IV

     El ensayo IV “El proceso de la instrucción pública” se divide en tres ideas fundamentales: 1) La herencia colonial y las influencias francesa y norteamericana; 2) La reforma universitaria: ideología y reivindicaciones; 3) Ideologías en contraste. Dicha herencia, más que psicológica e intelectual fue una económica y social.

     En primer lugar, el autor expone que han existido tres influencias en la educación peruana: la española, la francesa y norteamericana, siendo la primera la prevaleciente sobre las demás. Las principales características de dicha educación fue el elitismo (no se permitían mestizos) y la tradición aristotélica. Luego, manifiesta el menosprecio por el trabajo, en parte por la situación universitaria, debido a que “para esos estaban los indios”. Comenzó a producirse la idea propia “de las naciones viejas y decadentes, la enfermedad de

hablar y de escribir y no de obrar, de 'agitar palabras y no cosas'” (Mariátegui, 2007, pág. 89).

     En consecuencia, en 1900 aparece el doctor M.V. Villarán como impulsor de la reforma coherente con el desarrollo capitalista del país, su concepción francamente materialista, o sea capitalista, del progreso, imitaba al modelo estado-unidense. Aseveraba que era “urgente rehacer el sistema de nuestra educación en forma tal que produzca pocos diplomados y literatos y en cambio eduque hombres útiles, creadores de riqueza” (Mariátegui, 2007, págs. 96-97). Sin embargo, la reforma fracasó, quedo más bien como un programa teórico que como una pauta de acción.

     En segundo lugar, Mariátegui expone la reforma universitaria que se inició con los movimientos reformistas en Córdoba en 1918, en el cual participaron varios países de latinoamericanos, llegando al Perú en 1919. Sus principales propuestas fueron poder participar en el estatuto de las universidades, la enseñanza de nuevos enfoques coherentes con la realidad nacional y establecer una línea acorde con en el desarrollo de la cultura. Se lograron establecer algunas de sus propuestas, sin embargo, la inexperiencia y la falta de capacitación de sus dirigentes no permitió un mayor desarrollo.

     Finalmente, el autor habla sobre las ideas y discusiones sobre el modelo educativo que debía imponerse en el Perú. El contraste entre el dr. M.V. Villarán y doctor Deustua. El primero promovía una educación pro-capitalista, burguesa y positivista, mientras el segundo promovía una idea aristocrática en el sentido de formar una verdadera clase dirigente peruana que debía exaltar y ennoblecer el trabajo.

     El texto, publicado en 1928 nos entrega una idea sobre el contexto que se vivía en la época. Nos hace llegar la experiencia vivida por el autor, además de su pensamiento y posición frente al conflicto, asumiendo el marxismo como método de estudio.

     Mariátegui pasó un tiempo de su vida en Europa en la época justo antes de que el fascismo llegara al poder en varios países del viejo continente, en consecuencia, al llegar a Perú ya tenía una idea de lo que podría llegar a suceder a futuro.  Es lo que el autor advirtió, y es de esta forma como describe a su país de origen “El problema está en las raíces mismas de este Perú hijo de la conquista. No somos un pueblo que asimila las ideas y los hombres de otras naciones, impregnándolas de su sentimiento y su ambiente, y que de esta suerte enriquece, sin deformarlo, su espíritu nacional. Somos un pueblo en el que conviven, sin fusionarse aún, sin entenderse todavía, indígenas y conquistadores. La República se siente y hasta se confiesa solidaria con el Virreinato. Como el Virreinato, la República es el Perú de los colonizadores, más que de los regnícolas. El sentimiento y el interés de las cuatro quintas partes de la población no juegan casi ningún rol en la formación de la nacionalidad y de sus instituciones” (Mariátegui, 2007, págs. 86-87). Nos advierte que, de una forma u otra, si es que la nación no logra estar en acuerdo en su mayoría, el conflicto sería inevitable y el posterior proyecto estaría destinado al fracaso, tal como lo cita en referencia a la ley orgánica de enseñanza que terminó por malograrse “No es posible democratizar la enseñanza de un país sin democratizar su economía y sin democratizar, por ende, su superestructura política” (Mariátegui, 2007, pág. 98). Es decir, no se puede llegar a buen puerto si es que las decisiones tomadas no son por vía democrática, ni mucho menos hacer un cambio superficial sin haber modificado sus bases.

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