Sistema de Salud en México; Transformación. permanencia o decadencia

Sistema de Salud en México; Transformación. permanencia o decadencia.

 El Sistema de Salud en México fue creado en 1943, ese año apareció la Secretaria de Salubridad y Asistencia, lo que hoy se conoce como Secretaria de Salud, además el IMSS y uno de los primeros Institutos de salud; el Hospital Infantil de México. En 1960 se creó el ISSSTE. A partir de esas instituciones y otras que se agregaron entre esos años, se inició lo que fuera la primera generación de reformas que trataban de atender a las demandas y el cuidado de cierta población obrera.

La Secretaria de Salubridad y Asistencia se hizo responsable de los no derecho habientes. Durante los siguientes años se fundaron algunas otras instituciones que garantizaban el atender a sectores marginales en campo o la ciudad, con esto un reconocimiento constitucional del derecho a la salud, y la promulgación de la Ley General de la Salud, dando pie a la actualización de la SSA.

El sistema de salud mexicano atiende a tres grupos principales de prestadores de servicios, el primero es el de la seguridad social, que incluye a más del 50% de la población, como trabajadores de la economía formal, empleados públicos, fuerzas armadas, etc. El segundo bloque contempla a la masa no asegurada, que es más o menos el 40% de gente de la población urbana y rural. El tercer y último sector es el privado, que engloba compañías aseguradoras, consultorios, hospitales y clínicas privadas, incluyendo los de medicina alternativa.

En la presente administración presidencial iniciada desde el año 2018, se anunció un Plan Nacional de Desarrollo para concluir en el año 2024, que plantea la creación del Instituto Nacional de Salud para el Bienestar, que cubriría cerca de 20 millones de personas, que aún no son beneficiados con servicios de salud.

Aunque la “Organización para Cooperación para el Desarrollo Económico” (OCDE), menciona que el gasto público para la salud está muy por debajo del 6% que se necesita, prestando apenas un 2.5% del presupuesto del PIB, necesario para proporcionar un sistema de salud digno. A comparación del sexenio previo de Enrique Peña Nieto se pasó de tener 580,000 millones de pesos disponibles a solo contar con 560,000 millones de pesos entregados al inicio de la gestión. Y las exigencias de los ciudadanos aumentaron en 6.3 millones.

Aunque esta nueva adaptación del Sistema de Salud promete grandes iniciativas para garantizar la cobertura total de más de 126,74 millones de pobladores en México de todos los bloques, se debe tomar en cuenta que también se tendrán que hacer actualizaciones en medicamentos, tratamientos, servicios adicionales como vacunas, campañas, prevenciones, tecnología, pagos de personal y actualización de métodos etc. Lo que nubla un poco el panorama, tomando en cuenta que el tiempo a desarrollar el proyecto y el dinero invertido, parece ser más un reto político, dada la integración de recursos y administración, donde no se pone a los pacientes los pacientes en primer lugar, con cambios que no se darán de un día a otro. Y a pesar de las buenas intenciones no se garantiza que se concreten.

Las prioridades de cada institución de salud son diversas, y el hacer una generalización de los servicios, puede poner en riesgo la salud de los pacientes, sin mencionar la infraestructura que hasta ahora solo ha sido aprobada en algunos estados por causas de ubicación geográfica, presupuestales o de administración. Y para que esto funciones se debería tener una estabilidad en todos los sentidos, además de tomar en cuenta el aumento en la tasa de crecimiento demográfico.

Para abarcar mayores servicios a trabajadores formales privados y de gobierno, servicios sectoriales como SEDENA y los no afiliados a los servicios de salud públicos, dejando de lado que tengan que hacer un gasto propio se tendría que tener una estructura más definida en cuestión de presupuestos, paquetes de servicios o afiliaciones.

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