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Social


Enviado por   •  25 de Julio de 2013  •  Informes  •  679 Palabras (3 Páginas)  •  240 Visitas

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Las sociedades tienen sus climas o temperaturas morales como sus climas físicos; y así como no es posible librarse de ciertas influencias de calor ó frío, de higiene natural ó de mortalidad, bajo ciertas latitudes ó elevaciones, del mismo modo son inevitables las consecuencias de una organización que establece en la sociedad clasificaciones artificiales que son como las regiones superpuestas de la atmósfera social.

Tal es el fenómeno que hoy se produce en Hispano— Colombia, por virtud de la organización que el régimen colonial les dió a las nuevas sociedades. La fuerza de las cosas, superior a toda combinación artificial, ha hecho que la obra de tres siglos, al desquiciarse bajo el choque de la revolución de 1810, no dejase sino escombros para embarazar la marcha de los Estados independientes. La demolición era inevitable; pero los nuevos pueblos que surgían de la revolución se encontraron perdidos en el laberinto de un edificio desmantelado, forcejando por construirlo enteramente, y sin embargo, sin poder hacer otra cosa que levantar un techo nuevo sobre viejas murallas. Ese techo nuevo, mal ajustado, es la república democrática, y esas murallas cuarteadas, pero resistentes, son las instituciones y costumbres oligárquicas de la colonia. Colombia no tendrá paz ni estabilidad y armonía, en tanto que su extravagante edificio no haya sido enteramente renovado.

Hemos visto que los conquistadores y primeros aventureros fueron la base fundamental de las nuevas sociedades, constituidos en encomenderos, ó señores feudales poco más o menos. Hemos visto también cual fue la condición política en que se hallaron los indios y los criollos. Veamos en qué escala se formó la sociedad.

En la base se hallaron los indígenas, como la gran masa explotable: dos, cuatro, ocho ó diez millones de ilotas en cada virreinato, presidencia, ó capitanía general, siervos de la encomienda, cristianizados á palos, desheredados de todo, condenados a un trabajo abrumador que les era enteramente desconocido en casi todas las comarcas.

Encima de esa clase, si clase puede llamarse a la materia bruta explotada, se hallaban los explotadores: los dueños de minas y tierras por virtud de concesiones reales.

Mas arriba la aristocracia burocrática, totalmente española, peninsular, encargada de gobernar, administrar justicia, recaudar los impuestos, propagar la religión católica romana y apoyar las especulaciones del Estado o de los negociantes privilegiados por él, en las salinas, las aduanas, las misiones, la acuñación de monedas o expedición de metales preciosos, las importaciones y ventas, etc., etc. Por último, en la región superior a todas las clases, el clero, — procedente todo de España en los primeros tiempos y más tarde naciendo de dos fuentes: de España, el alto clero (obispos y arzobispos, canónigos, capellanes privilegiados, curas de primer

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