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TERRITORIO, CULTURA Y CIUDADANÍA


Enviado por   •  30 de Julio de 2013  •  2.385 Palabras (10 Páginas)  •  236 Visitas

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“TERRITORIO, CULTURA Y CIUDADANÍA”

Jairo Cuarán Collazos

Sociólogo.

Animador Cultural Barrio Arturo Prat Chacón

Comuna de Lo Prado

e-mail: jairo.cuaran@yahoo.es

Pensar el paso del programa por un territorio comporta una serie de consideraciones ligadas a campos diversos, reconociendo esta premisa particularmente relevante, me referiré a algunos aspectos que podrían eventualmente constituir alguna contribución dentro del proceso de reflexión a propósito del Programa Creando Chile en Mi Barrio.

En primera instancia es necesario decir que el despliegue de la acción de intervención es focalizada y esta ligada a un espacio físico donde se desenvuelve la acción social como tal, el barrio, ámbito este en el que se de desarrollan factores objetivos y subjetivos, esto quiere decir, construcciones concretas y simbólicas, históricas, relacionales e identitarias, con las que se construye el sentido de quienes lo habitan.

En concordancia con lo dicho reviste particular interés este constructo de sentido, en tanto es escenario de intercambios de toda índole y naturaleza, emotivos, afectivos, racionales, económicos, políticos etc. El barrio es en si mismo un contexto que se despliega en cada tiempo, modo y lugar de una manera determinada inventando continuamente las dinámicas de generación, regeneración y/o proyección de su acontecer. Ahora bien, las experiencias presentes en el espacio propuesto a su vez laten o combaten en un espacio de referencia mas amplio socialmente predeterminado, inserto el marco del derecho y el deber propios de la vida en sociedad.

En asocio a lo ya expuesto el caso del barrio Arturo Prat Chacón de la comuna de Lo Prado si se quiere, es fragmento de vida de la nación, que como en muchos otros casos se fue borrando con el paso inexorable del tiempo, el inevitable relevo generacional de sus habitantes y la vivencia de una serie de transformaciones entorno a su paisaje, sus prácticas culturales y el modo mismo de comprender la ciudadanía en sus habitantes.

ENTRE LA CIUDAD DE LAS COSAS Y LA CIUDAD DE LAS PERSONAS…

Nuestros primeros encuentros con l@s vecin@s del sector se enmarcaron el ambiente generado por el desdibujamiento de algunos de sus sueños, un hacerse parte más que fracturado que deslegitimaba de facto cualquier discurso. Acuerdos, contratos, compromisos eran palabras trampa… tal vez el principal problema sea que el tipo de pensamiento con el que se diseñan las intervenciones para la ciudad de las cosas es bastante mezquino y trata casi en condiciones de incapacidad mental a sus “beneficiari@s”.

El proceso de estos “diseños”, encargado odiosamente a “especialistas” que definen no solamente cual es la problemática de una población específica sino también cual es la mejor solución a la misma, da al traste con cualquier aspiración. Tengo la impresión que como lo señalara el Maestro Estanislao Zuleta, y parafraseando sus dichos para otro caso también de “especialidades y/o de especialistas”, de que “la visión exógena en la formulación de las políticas, planes, programas y proyectos de intervención, tanto como el paternalismo asistencial en su aplicación práctica le hacen un mal favor a las comunidades: les ahorran la angustia de pensar”

Particularmente creo que dicho “ahorro de angustia” es lo que en general y de manera fundamental compone el carácter del sujet@ beneficiari@, cuya visión es en si, de por si y para si muy latina, pues se siente “puest@ debajo”, sometid@. De ahí que siempre el/la beneficiari@ aspira una dadiva, ante la llegada de un nuevo programa de gobierno “poder agarrar algo” ¿Qué? Algo. No importa que… El todo es “agarrar algo”.

Como se comprenderá abordábamos nuestra tarea teniendo un complejo equipaje de inexistencias, fragilidades del tejido social evidentes, obras de desconfianza y esperas interminables que habían desencantado a la comunidad. Ello nos llevaba a la paradoja ¿Cómo propiciar la resurrección de esos sueños? ¿Cómo llevarlos al terreno del creer para abordar la aventura de crear?

Nos enfrentábamos aun problema simbólico si se quiere, que presentaba sin lugar a dudas un fuerte cuestionamiento de la acción del estado y su capacidad de cumplimiento ante las demandas nacidas de la participación ciudadana, máxime cuando estas prefiguraron ambiciosamente en el imaginario común grandes cambios en el plano de las cosas materiales, precarizadas y/o inexistentes en el cotidiano discurrir del barrio.

En este contexto nos propusimos introducir la cultura como un texto habitual, pretendiendo con esto que esta se ubicara como tema de conversación en la misma mesa que el pan de cada día. Empezamos argumentando que “lo que da su verdadera forma al barrio no son las construcciones sino l@s vecin@s en su condición y calidad de personas humanas, que por lo demás para que esto sea posible estos tienen que poder re-conocerse en el barrio; y ambos procesos se basan en otro, el de hacer visible el barrio como un todo, es decir, en cuanto espacio/proyecto/tarea de tod@s”

De esta forma empezamos ha hacer manifiesto el que hacer del Programa Creando Chile en Mi Barrio y del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Generando un proceso de deconstrucción de las desesperanzas y las frustraciones materiales y a la vez otro de construcción inmaterial del día a día, en el que le disputamos a la ira y la animadversión; la reconstitución del sentido de la acción social en l@s pobladores/as.

CAMINANDO, SE APRENDE LA VIDA…

¿Como lo hicimos? Apelando a obtener repertorios delicados de lo que ocurría en el territorio, es de anotar que aunque siempre usamos el termino “barrio” para nominar nuestro ámbito de trabajo este no obedece a la división efectuada confines administrativos sino mas bien aun concepto más amplio que involucra un sentido común de pertenencia de sus residentes basado en la vecindad y la memoria histórica, caminamos cada pasaje y much@s vecin@s nos abrieron sus puertas y sus corazones, a palo seco planeamos con el arribo del programa exhibiendo “Papelucho y el marciano” en una fría noche de primavera al respaldo de la junta de vecin@s y al calor de la primera tasa de té –de las muchas que vendrían- celebramos el éxito de nuestra llegada al barrio mientras terminábamos de cargar los equipos usados para la exhibición…

Hoy puedo aseverar

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