TRABAJO SOCIAL Y ERRADICACIÓN DE LA POBREZA: UNA CUESTIÓN DE JUSTICIA SOCIAL
DILIANAPEREZMonografía13 de Enero de 2023
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III Congreso Virtual Internacional sobre Economía Social y Desarrollo Local Sostenible Febrero 2020
TRABAJO SOCIAL Y ERRADICACIÓN DE LA POBREZA: UNA CUESTIÓN DE JUSTICIA SOCIAL
Mario Millán-Franco
Facultad de Estudios Sociales y del Trabajo de la Universidad de Málaga (España)1
mmillan@uma.es
RESUMEN
Algunas de las implicaciones fundamentales de la más reciente crisis económica global son el colosal aumento del desempleo, de los índices de pobreza y, por tanto, de los riesgos psicosociales vinculados a esta. La Agenda Global para el Trabajo Social y el Desarrollo Social aboga por un nuevo orden mundial que conlleva el respeto por los derechos humanos, la dignidad y la promoción de la igualdad social y económica. A través de una revisión bibliográfica se pone de relieve la vinculación entre el Trabajo Social y la erradicación de la pobreza. Se ha evidenciado como las relaciones entre pobreza y Trabajo Social son estrechas, multidimensionales y de gran calado social. Se debe fomentar la reflexión por parte de los/as trabajadores/as sociales sobre las prácticas actuales y los valores que representan para vincular las respuestas a la pobreza con el compromiso de la profesión con los derechos humanos y con la justicia social.
ABSTRACT
Some of the fundamental implications of the most recent global economic crisis are the huge increase of unemployment, the growth of poverty rates and, therefore, the rise of the associated psychosocial risks. The Global Agenda for Social Work and Social Development advocates a new world order that involves respect for human rights, dignity and the promotion of social and economic equality. Through a bibliographic review, the link between Social Work and poverty eradication is highlighted. The results show that the relations between poverty and Social Work are close, multidimensional and of great social significance. In this sense, it is important to encourage social workers' reflection on their current practices and on the values they represent, in order to link their responses to poverty with the profession's commitment to human rights and social justice.
PALABRAS CLAVE
Pobreza-Desempleo-Trabajo Social-Desarrollo social-Derechos humanos-Justicia social- Investigación-Intervención social.
KEY WORDS
Poverty-Unemployment-Social Work-Social Development-Human Rights-Social justice- Research-Social intervention.
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1 Profesor acreditado contratado doctor del área de Trabajo Social y Servicios Sociales del Departamento de Psicología Social, Trabajo Social, Antropología Social y Estudios de Asia Oriental de la Universidad de Málaga (España). Primer Premio Nacional Fin de Carrera (Grado en Trabajo Social). https://www.researchgate.net/profile/Mario_Millan_Franco
- MARCO TEÓRICO
Algunas de las implicaciones fundamentales de la más reciente crisis económica global son el colosal aumento del desempleo, de los índices de pobreza y, por tanto, de los riesgos psicosociales vinculados a esta (Climent Sanjuán, 2015: 272). El aumento del desempleo y el debilitamiento de los mecanismos de protección social han favorecido la exclusión social y un panorama ciertamente complicado para muchas personas (Lorenzo Gilsanz, 2014: 111). En el contexto de la postmodernidad emergen nuevas formas de pobreza y exclusión social, v.g. Jóvenes sin acceso digno al mercado laboral, haciéndose necesario que desde el Trabajo Social y las políticas públicas se den nuevas respuestas (Pérez & Núñez, 2014: 2). Tradicionalmente la pobreza se ha constituido como un campo central en la formación y la intervención desde el Trabajo Social (Negrón-Velázquez, 2016: 386), en donde el aumento de las oportunidades económicas de las personas se ha constituido como un objetivo fundamental de la profesión (Stoeffler & Joseph, 2019: 1). De esta forma, si hasta hace relativamente poco tiempo en un gran numero de sociedades la posesión de un empleo estable era un elemento fundamental para la inclusión socioeconómica, en la actualidad la precarización laboral y el riesgo de pobreza están afectando cada vez más a colectivos sociales que permanecen en el mercado de trabajo y, por tanto, están generando “nuevos” pobres (Climent Sanjuán, 2015: 272).
La Agenda Global para el Trabajo Social y el Desarrollo Social aboga por un nuevo orden mundial que conlleva el respeto por los derechos humanos, la dignidad y la promoción de la igualdad social y económica (Negrón-Velázquez, 2016: 386). La potenciación de la inclusión social activa como medio para luchar contra la pobreza debe constituirse como un elemento clave en las políticas de bienestar (Climent Sanjuán, 2015: 275). El Trabajo Social puede beneficiarse del conocimiento de las personas en situación de pobreza y de su reconocimiento como sujetos activos y participativos de su proceso de cambio. La implementación del enfoque participativo en la práctica del Trabajo Social ha llevado al desarrollo de iniciativas eficaces como el uso de testimonios de personas en situación de pobreza para inspirar prácticas de Trabajo Social y la formulación de políticas sociales o la participación formal de personas en situación de pobreza en comisiones de intervención a todos los niveles (Boone, Roets & Roose, 2019: 310).
En general la mayoría de las personas que acuden a los servicios sociales se encuentran en situación de pobreza y muchas de las razones por las que se ponen en contacto con trabajadores/as sociales son circunstancias materiales y financieras (Davis & Wainwright, 2005: 260). Así, aunque cada contexto es distinto una característica generalmente común es que las familias involucradas con los/as trabajadores/as sociales suelen vivir en una situación de pobreza relativa con respecto al ingreso familiar medio de los respectivos territorios (Jack & Gill, 2013: 221). Dicho esto, diversos estudios han revelado como la pobreza va mucho más allá de la carencia de recursos económicos, es decir, resulta de diversos fenómenos multidimensionales y cambiantes, incluyendo factores económicos, sociales y políticos (Manzanera-Ruiz, 2012: 30). En base a Krumer-Nevo (2017), la comprensión de la pobreza desde una perspectiva política incluye el reconocimiento de las relaciones de poder. De esta forma, la pobreza en el contexto
de las relaciones de poder se ubica en tres esferas: En primer lugar, se representa a la pobreza como una carencia de capital material. En segundo término, se caracteriza la carencia de capital social como consecuencia de una distribución desigual e injusta que se materializa en oportunidades sociales limitadas (v.g. Buen empleo, acceso a escuelas adecuadas). En tercera instancia, se vincula a la pobreza con la escasez de capital simbólico, manifestado en elementos como la falta de respeto y de empatía, la discriminación o la aporofobia (Krumer-Nevo, 2017: 813). Este enfoque defiende que el fin del desarrollo es la potenciación de las capacidades humanas por encima del crecimiento económico (Manzanera-Ruiz, 2012: 32).
La disciplina del Trabajo Social tradicionalmente ha entendido la pobreza desde una perspectiva de justicia social, así el propio Código Ético del Trabajo Social insta a los/as trabajadores/as sociales a participar en un trabajo de justicia social especialmente relacionado con la pobreza (Stoeffler & Joseph, 2019: 10). El Trabajo Social debe defender una comprensión holística multidimensional de la situación de pobreza que posibilite el desarrollo e implementación de programas sociales que favorezcan una intervención exitosa en realidades sociales complejas y tengan en cuenta el reconocimiento de la diferencia en un marco de derechos humanos y de justicia social (Reininger, Castro-Serrano, Flotts, Vergara & Fuentealba, 2018: 298). La política neoliberal que sacrifica a las personas pobres por el crecimiento económico lleva al abandono de la práctica del Trabajo Social y a la individualización de los problemas sociales, por ello es necesario que los/as trabajadores/as sociales fundamenten su intervención en una actitud altamente analítica respecto a las estructuras de poder, las construcciones sociales y las ideologías (Krumer-Nevo, 2016: 1805).
Aunque la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 22 establece que toda persona tiene derecho a la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables para su dignidad y el libre desarrollo de su personalidad, la pobreza aún existe debido principalmente a factores macroestructurales (Negrón-Velázquez, 2016: 387). Las Naciones Unidas utilizan una definición clásica de pobreza, referida a la situación en la que los ingresos de la persona o de la familia son inferiores al 60% del ingreso medio (Negrón- Velázquez, 2016: 388).
La investigación en Trabajo Social evidencia un creciente interés por la teoría y la práctica relacionada con la intervención con familias en situación de pobreza, por ejemplo en lo referente al conocimiento profesional de gestión de la deuda y las implicaciones del endeudamiento en la vida familiar (Morris et al., 2018: 365). Dicho esto, la carencia de conexión entre el conocimiento y la práctica del Trabajo Social en relación con la pobreza es indiscutible, reflejada, entre otros aspectos, en los relatos críticamente reflexivos de la práctica producida por los estudiantes de Trabajo Social (Jack & Gill, 2013: 222). El paradigma consciente de la pobreza, Poverty-aware paradigm (PAP), se constituye como un marco de referencia para la disciplina del Trabajo Social. Este conceptualiza a la pobreza como una violación de los derechos humanos con influencia en las esferas social, simbólica, material y relacional e incluye el reconocimiento del esfuerzo diario de los usuarios por salir de su pobreza (Saar-Heiman, 2019: 610). La
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