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Urbanizacion Latinoamericana - Paul Singer


Enviado por   •  28 de Enero de 2015  •  4.910 Palabras (20 Páginas)  •  309 Visitas

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La urbanización latinoamericana: teorías y discursos

La discusión sobre las teorías de la urbanización latinoamericana resulta particularmente problemática porque no es fácil identificar teorías concretas orientadas a explicar la morfología y organización de estas ciudades y redes de ciudades. De hecho, aunque la historiografía urbana permite reseñar una amplia riqueza ideológica que ha influenciado las acciones sobre las ciudades y el urbanismo latinoamericano, puede demostrar una variada historia de ensayos de intervención, donde la mayor parte corresponde a importaciones y adaptaciones de modelos urbanísticos europeos y norteamericanos, muchos de ellos en el contexto del debate sobre barbarie y civilización (Almandoz, 2002, 2003). Por esa razón, el debate teórico sobre la urbanización siempre mantendrá una estrecha asociación con la discusión de los problemas del desarrollo y, en estricto sentido, plantear una teoría de la urbanización latinoamericana enfrentará dificultades Y es que, precisamente, la preocupación por elaborar un discurso sobre la urbanización nace del debate en los años veinte acerca del rol de los países de la periferia en la economía mundial y la eventual búsqueda de alternativas a las condiciones crónicas de atraso de los países de América, Asia y África; una discusión que simplemente dabacontinuidad a los discursos modernistas de finales del siglo XIX, cuando en muchos países de América Latina se iniciaron profundas transformaciones económicas y sociales a fin de alcanzar la modernidad que promovían activamente los imperios europeos a través de la intelligentsia local. Sin embargo, estos desarrollos estuvieron más asociados a un urbanismo intervencionista que a una actividad científica de elucidación de las causas fundamentales de la urbanización latinoamericana. De esta manera, solo hacia los años 50, según Santos (1979), comienza a plantearse de manera más precisa la necesidad de una teoría sobre la urbanización tercermundista, y el mismo autor desarrollaría un cuerpo teórico orientado a interpretar las características distintivas de la ciudad latinoamericana, en particular la dualidad de la economía urbana, la urbanización como un proceso condicionado por la posición en la división territorial del trabajo (Santos, 2000) y la condición de espacios derivados de los países latinoamericanos (Santos, 1991). En la década de los sesenta, de otro lado, se comienzan a consolidar discursos concretos sobre la urbanización latinoamericana, esencialmente en la tradición culturalista liderada por Ángel Rama (1996) y José Luis Romero (1999), los discursos modernizadores derivados de las teorías clásicas de la modernización (Potter, 1999) y la teoría de la dependencia; esta última de interés central en esta exposición por su pertinencia en la explicación de la asimetría en las relaciones económicas y por tanto adecuada para el análisis de la organización espacial de la red contemporánea de ciudades.

La teoría de la dependencia

Como muchas otras teorías, la teoría de la dependencia no tiene, inicialmente, un sesgo ideológico preciso. De hecho, sus antecedentes directos se remiten a la propuesta cepalina de los años 50 y especialmente los trabajos de Raúl Prebisch, quien ideológicamente se situaba en el intervencionismo keynesiano pero que, en su análisis de la realidad económica latinoamericana, hizo evidente dos situaciones (Ocampo, 2001): una, que el camino de la modernización vía especialización en exportación de materias primas no conllevaba la generación de empleo industrial suficiente para ocupar el creciente flujo de migrantes hacia las ciudades latinoamericanas. Dos, la dificultad para examinar la dinámica de los países en desarrollo sin tener en cuenta que la economía mundial estaba organizada a partir de unas relaciones asimétricas centro-periferia, y que en la periferia, su economía industrial tecnológicamente dependiente más la baja capacidad regulatoria del Estado, obligaba a actuar bajo condiciones de fuerte competencia y no en el contexto monopólico en que las empresas de países desarrollados habían podido fortalecerse y expandirse (Baer,1971). La teoría de la dependencia tuvo, sin embargo, su mayor desarrollo a partir de los trabajos de connotados intelectuales situados en las corrientes neomarxistas. André Gunder Frank (1979), uno de sus más conocidos teóricos, reclamaba que para el análisis del funcionamiento del capitalismo en la periferia, era necesario reconocer el legado colonial como un limitante del desarrollo económico; ello rompía con la idea imperante de la dualidad del desarrollo capitalista a cambio de una lectura integral en la que se reconocía que el capitalismo penetraba todas las esferas de la vida económica y, por tanto, por ejemplo, economía formal e informal estaban estrechamente articuladas. A la obra de Frank se añadiría el trabajo de otros intelectuales latinoamericanos como Dos Santos, Alonso Quijano, Osvaldo Sunkel y Enrique Cardoso, entre otros(Dos Santos, 1998). Se hará referencia ahora a los puntos clave de la teoría, junto con su pertinencia para el contexto actual de América Latina y su relevancia en un análisis geográfico de la red de ciudades. En primer lugar, es necesario considerar que la argumentación de André Gunder Frank (1979) planteaba tres hipótesis centrales:

1. El desarrollo de las metrópolis subordinadas es siempre limitado por su condición de satélite

2. Los satélites conocen su mayor desarrollo cuando sus vínculos con las regiones centrales son más tenues.

3. Las regiones hoy más subdesarrolladas son aquellas que tuvieron en un pasado los vínculos más estrechos con las metrópolis, especialmente como exportadoras de materias primas, por su parte, restablece como absolutamente indispensable la necesidad de un análisis unitario del sistema capitalista, rechazando de paso el excesivo énfasis sobre la dependencia externa, y estableciendo que no es posible separar los procesos internos de las sociedades dependientes, de las dinámicas inherentes a la posición de un país dentro del sistema de interdependencia. Así, la interdependencia determina y da forma a las estructuras de las sociedades dependientes (Quijano, 1975) y por eso la estructuración del territorio no corresponde necesariamente a una inadaptación interna a las demandas externas o a los requerimientos coyunturales del desarrollo, sino a una posición en una división regional e internacional del trabajo. De esta manera, se concluye que la dependencia no es una relación directa entre centro y periferia, sino que está amalgamada por los intereses locales y encadenada a una serie de interrelaciones que involucran desde la metrópoli externa hasta

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