VIEJAS Y NUEVAS GUERRAS, ASIMETRIA Y PRIVATIZACION DE LA VIOLENCIA

VIEJAS Y NUEVAS GUERRAS, ASIMETRIA Y PRIVATIZACION DE LA VIOLENCIA

Es idea extendida que ras guerras que se han desarrollado durante ultimas  dos o tres décadas en el sudeste asiático, Asia central y sobretodo en el África negra carecen de importancia para el resto del mundo, especialmente para los Estados miembros de la OCDE. (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. 34 países miembros).  Desde un punto de vista político se las contempla como guerras que tienen lugar en Ia periferia de las zonas de bienestar y estabilidad, y que sólo han de inquietarnos en casos excepcionares. Desde el punto de vista histórico se clasifican bajo un tipo de guerra que Europa ha dejado atrás hace mucho tiempo.

No se inicia una guerra reza una de las reflexiones clave de Clausewitz, o no debería iniciarse razonablemente, sin decirse lo que con la misma y en la misma quiere conseguirse. Lo primero es la finalidad, lo segundo, el objetivo. Esto sólo es aplicable a las nuevas guerras hasta cierto punto, dado que, al fin y al cabo ni se inician ni se terminan. Tal como constatan casi todos los observadores de las guerras más recientes. , éstas comienzan de algún modo y acaban alguna vez. Además, difícilmente expresará uno de los beligerantes de manera clara y precisa, que fines y objetivos persigue por medio de Ia acción armada. Las nuevas guerras, no sólo tienen su propia gramática, sino también una lógica propia. Esto es algo que se encuentra expresado en fórmulas que convierten la guerra en sujeto de proposiciones tales como: la guerra arde, se extiende, se propaga. La guerra que ha llegado a convertirse en sujeto del acontecer no se detendrá ante las fronteras de Europa y de Norteamérica, sino que, antes o después, acabará por atravesarlas.

El final de las grandes guerras que se perfila no significa que estemos entrando en la paz perpetua, como algunos han esperado, sino que va unido a una propagación de pequeñas guerras. Y a éstas no se las denomina pequeñas porque tengan corta duración, sólo ocasionen daños menores o se cobren pocas víctimas, sino porque, en lo esencial, se utilizan en ellas armas ligeras y sólo en parte son sus combatientes ejércitos regulares. El efecto destructivo de las pequeñas guerras es a la larga tan grande, por lo menos, como el delas grandes guerras clásicas.

LA DECISIÓN MILITAR Y EL ARTE DE TRAZAR LOS LÍMITES POLÍTICOS

Con la estatalización de la guerra,  la lucha directa de las fuerzas empleadas por ambos bandos. La batalla decisiva, adquirió una importancia mucho mayor, las guerras entre Estados favorecían la decisión militar de la cuestión en disputa  entre las partes del conflicto.

La batalla con la que se procura a toda costa decidir la cuestión puede entenderse, no obstante como una reducción  de la complejidad, mediante la que se nivelan los más diversos motivos e intenciones, intereses heterogéneos, y vínculos axiológicos y se focalizan en las fuerzas militares de ambos bandos. Estas fuerzas se enfrentan en la batalla para poner fin de una vez y por mucho tiempo  a todos los problemas. “La batalla principal es la vía de solución más sangrienta”.

La condición previa para que finalmente la guerra dejara de consistir en la devastación de territorios enemigos y dependiera de la decisión militar en la batalla, fue un sistema de distinciones y delimitaciones que sólo los Estados podían desarrollar e imponer en esta forma. De ahí que discurran en gran medida paralelos la estatalización de la guerra y el aumento de las batallas que se libraban en los conflictos bélicos. Tales delimitaciones son la premisa para que problemas complejos puedan reducirse a Ia decisión militar y para que ésta sea luego admitida como solución de las cuestiones en conflicto.

LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS COMO MARCO DE ANÁLISIS Y LAMINA DE COMPAMCIÓN DE LAS NUEVAS GUERRAS
No cabe duda de que las campañas y guerras que se sucedieron entre los años 1618 y 1649, que pronto se resumieron en la memoria histórica con la denominación de “Guerra de los treinta años”, produjeron una profunda cesura en la evolución histórica europea. En especial, el espacio centroeuropeo hubo de sufrir durante mucho tiempo las consecuencias de esta guerra: fueron más gravosas en los aspectos demográfico, social y económico que ninguna otra guerra posterior a la Segunda Guerra Mundial.

Las tropas eran muy violentas y no obedecían órdenes de sus superiores, cometían toda clase de crímenes contra cualquier persona luego de acabar con las tropas contrarias, especialmente contra las mujeres.  En las guerras que no pueden ser decididas militarmente de una manera rápida casi siempre se produce una pérdida de la disciplina. Los hombres armados pasan a utilizar la guerra como una posibilidad de enriquecimiento personal, y el arma como instrumento para vivir fantasías de omnipotencia y de sadismo.

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