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Ética profesional en psicología


Enviado por   •  8 de Abril de 2017  •  Ensayos  •  690 Palabras (3 Páginas)  •  138 Visitas

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Por Patricia Ovando Pereyra.

Ética profesional en psicología.[pic 1]

El libro “Hace falta un muchacho” por el escritor español, Arturo Cuyás Armengol, publicado en 1913, tiene en su esencia un mensaje claro, conciso, además de positivo, un mensaje que vemos reiteradas veces a lo largo de toda la lectura, y es que exige a los jóvenes, a través de enseñanzas universales de grandes pensadores y consejos particulares, que tú puedes llegar a ser la persona del mañana, aquella que con la educación correcta, los valores adecuados y la motivación necesaria, puede brindar a la sociedad todo lo que esta exige para un mejor futuro y no cometer el error de pasar por alto sus necesidades, como si no nos afectaran.

Pero, ¿en estos tiempos aún son válidas las exigencias del autor? Dado a que en nuestra sociedad hoy en día no se nos es permitido el avanzar, desde muchas perspectivas y con muchas excusas. Los de arriba, no quieren que el joven triunfe por miedo de ser reemplazados, y los de abajo, que dan un rendimiento ineficaz no quieren ser superados, para no salir de su zona de confort.

Aunque el mensaje tiene un tinte positivo, podemos decir que para los jóvenes de hoy en día el mensaje es obsoleto, no podemos culpar a las nuevas generaciones por las acciones de las generaciones pasadas, y tampoco podemos esperar que algo que estuvo descompuesto por tantos años sea reparado en tan poco tiempo. Los jóvenes surgimos a base de nuestras capacidades, con todos los privilegios que hemos perdido no se puede exigir de tales formas que los jóvenes del mañana sean los que vendrán a componer todos los errores del ayer.

Y aun así cuando de entre todos surge alguien con las mejores intenciones, con ganas de mejorar, además de tener toda la capacidad y aptitudes para poder dirigir, estas personas mediocres que están acostumbradas a su cotidianidad prefieren hacerse de la vista gorda o incluso hasta imposibilitar sus acciones. Como alguna vez alguien dijo, “Las personas están tan acostumbradas a su cotidianidad, que cuando ven algo diferente se asustan”. Hoy en día, aunque se retomara el mensaje del autor seguiríamos en la misma situación, pues no son los jóvenes los que no proponen, si no los adultos los que no escuchan.

Sin lugar a duda hacen falta personas que propongan un nuevo ideal, diferentes formas de liderazgo, sin embargo, estamos inmersos en una sociedad derrochista y acostumbrada a lo cotidiano, a no buscar que hacer, pero si a que alguien más lo haga. Como bien se menciona en el capítulo 6, cuanto más extensos y profundos sean tus conocimientos, mayor será el dominio y la ventaja; lamentablemente estamos en un momento histórico en el cual no somos receptores de una educación significativa, en donde no existen ejemplos a seguir, modelos de vida que nos brinden la motivación necesaria, para ser el muchacho que hace falta, por el contrario, se motiva a ser uno más del montón, al no querer tener un ideal, al no querer anhelar más allá, en un momento histórico en el que la obtención de una educación superior, aun teniendo la vocación de esta, uno debe de poseer de ciertos privilegios para poder ejercer la profesión por la cual tú te esforzaste a lo largo de los años, y tu máxima aspiración no pasa de ser la secretaria de alguien, el asistente de alguien o el saca copias de la oficina.

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