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Adolfo López Mateos

Claudia31038 de Marzo de 2014

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Adolfo López Mateos

Nació el (26 de mayo de 1910 en Atizapan de Zaragoza, Estado de México 1 – y falleció 22 de septiembre de 1969) en México, D.F. fue un abogado y político mexicano que se desempeñó como el quincuagésimo octavo Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, ejerciendo como tal durante el sexenio comprendido entre 1958 y 1964. Su sucesor, Gustavo Díaz Ordaz, se desempeñó como secretario de Gobernación durante los primeros cinco años de gobierno de López Mateos, dejando el cargo al ser designado candidato a la presidencia por el PRI.

Nació en el seno de una familia de clase media, donde fue el menor de cinco hijos. Al morir su padre, Adolfo, madre y hermanos se mudan a la ciudad de México; ahí se cría y realiza todos sus estudios. López Mateos fue bibliotecario, orador, amante del boxeo y practicante asiduo de la caminata en su juventud. Durante la campaña presidencial de José Vasconcelos, el futuro presidente López Mateos puso a las órdenes del candidato sus cualidades oratorias. Tras la represión a partidarios vasconcelistas, se auto-exilia en Guatemala. A su regreso, comenzó a incursionar en la política. Se recibió de abogado en 1934 por la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue profesor y director, entre 1944 y 1946, del lugar donde efectuó su secundaria y el bachillerato; y posteriormente senador por el estado de México de 1946 a 1952. Asimismo, se le encomendaron diversas labores referidas a la educación y a la diplomacia en la década de los 1940s. Ocupó el puesto de secretario de Trabajo en la administración de Ruiz Cortines, ejerciéndose como tal de 1952 a 1957, fecha en la que se le designa candidato presidencial por el Partido Revolucionario Institucional. Triunfó en las elecciones sobre el candidato panista Luis H. Álvarez. López Mateos, al ser elegido gobernante de México en 1958, se convirtió en el segundo presidente nacido en el siglo XX y en el segundo en llegar a la presidencia a los 48 años de edad.

Durante su administración se dio la creación del ISSSTE y del Museo Nacional de Antropología, la nacionalización de la industria eléctrica, entre otros eventos de relevante importancia. Su gobierno se caracterizó por una política de equilibrio entre las fuerzas conservadoras y las procastristas, pero mantuvo una línea de equilibrio pese a los problemas que se suscitaron dentro de su política. Bohemio y sencillo, López Mateos se ha consagrado como uno de los presidentes del siglo XX más queridos por el pueblo y más carismático. Una fulminante enfermedad cerebral lo llevó a la tumba en 1969, a la prematura edad de 59 años, tras tres años de haber dejado de ocupar el cargo de presidente de México y después de haber permanecido en coma desde hacía dos años.

Infancia y juventud

Adolfo López Mateos nació en el número 11 de la avenida Juárez en el pueblo de San Francisco Atizapán, hoy ciudad López Mateos, municipio de Atizapán de Zaragoza en el Estado de México, aunque se dice pudo haber nacido en Patzicía, Guatemala,2 la tarde del jueves 26 de mayo de 1910, mientras sus padres se encontraban de vacaciones por el lugar. López Mateos fue el menor de los cinco hijos –Mariano José (1900), Elena de los Ángeles (1901), Rafael Fernando (1906) y Esperanza – procreados por una joven pareja que, unida en matrimonio en 1899, conformaron el cirujano dentista tlaltenanguense Mariano Gerardo López Sánchez y la profesora guerrerense Elena Mateos Vega, quien era además amante de la ópera y poetisa, autora incluso de un libro de poemas titulado Corazón de cristal.

La familia materna de López Mateos descendía de una pléyade de liberales del siglo XIX; entre los que destaca el abuelo del futuro presidente, el magistrado y luchador liberal José Perfecto Mateos Lozada; el periodista Francisco Zarco, el escritor Juan A. Mateos y el liberal Ignacio Ramírez "el Nigromante". Asimismo, la familia Mateos tiene parentesco con el cinefotógrafo y director de fotografía mexicano Gabriel Figueroa, quién fuera primo hermano de Adolfo. Lo que respecta a la vía paterna, López Mateos estaba vinculado con el poeta zacatecano Ramón López Velarde, por quién Adolfo siendo presidente manifestó siempre pública devoción; y con el Coronel José María Sánchez Román, tío del padre de López Mateos, quien fuera partícipe en la guerra de Reforma y quien militara al lado del general Jesús González Ortega. Además, Adolfo López Mateos tuvo por tío al oftalmólogo y cirujano Fernando López y Sánchez-Román, primer director del Hospital General de México y a quién se le considera como uno de los más grandes impulsores de la enfermería mexicana.

La tranquilidad familiar de los López Mateos se desintegra cuándo en 1915, Mariano Gerardo López, quién por esas fechas era el dentista del pequeño poblado de San Francisco Atizapán, muere. Desde ese instante, Elena Mateos viuda de López e hijos, se enfrentaron a una difícil situación económica. Desprovista de medios monetarios para la manutención de su familia, Elena Mateos emigró con sus cinco hijos a la Ciudad de México, dónde se desempeñó como directora de un orfanato situado cerca de la Tlaxpana. Con el sueldo que obtenía de su empleo y con el apoyo económico que le proporcionaba su primogénito, la joven Elena Mateos pudo sacar adelante a sus hijos. Sin embargo, el peculio que poseía no era suficiente para pagar los estudios de todos sus vástagos. Por ello, Adolfo cursó la primaria en el Colegio Francés, dirigido por los Hermanos Maristas, a merced de una beca que le fue proporcionada por la Fundación Rafael Dondé. En ese tiempo, aunque estaba desprovista de medios económicos, Elena Mateos y sus hijos asistían puntualmente a la ópera.

En el Colegio Francés, Adolfo fue aplicado y siempre llevó una buena conducta. Ahí tuvo por maestro a Luis Donateur. Esa institución fue el escenario de sus primeros sueños, de sus inquietudes deportivas. Jugando fútbol y practicando el boxeo con algunos de sus condiscípulos, López Mateos concluyó su educación primaria obteniendo buenas calificaciones. Amigo fiel y leal, amable y simpático; en el Colegio Francés hizo sus primeras amistades, muchas de las cuáles lo acompañaron siempre durante su ascendente carrera política. Desde pequeño, López Mateos acostumbraba a hacer largas excursiones a pie en compañía de sus dos primeros amigos Quirino Díaz Reynoso y Luis Macedo, a los que se les conoció como “Los Tres Mosqueteros”, por ser inseparables. Viviendo con su familia en la colonia Santa María en la capital, se cuenta que en una de sus largas caminatas por el centro, cierto día se detuvo hojeando libros en un antiguo almacén y depósito. Alguien le ofreció trabajo y el joven Adolfo aceptó. La paga era de cinco pesos a la semana, mismos que le daba a su adorada madre Elena Mateos. En la librería “Selfa” de las calles de 5 de mayo, empezaría su contacto y afición por los libros, la cuál cultivó toda su vida.

Entre 1923 y 1925, López Mateos estudió de manera irregular en la Escuela Nacional Preparatoria. En 1926, viviendo en Toluca, continúa sus estudios de secundaria y bachillerato en el famoso Instituto Científico y Literario de Toluca, dirigido por el enérgico sobrino de José Vasconcelos, Eduardo Vasconcelos Pérez. Ahí, para costearse sus estudios, buscó que lo nombraran bibliotecario. Durante esta etapa no se distinguió como un alumno brillante. Muchas de las materias que presentó fueron salvadas mediante exámenes extraordinarios, o como se estilaba a decir entonces, a título de suficiencia. No es de extrañarse su distracción pues, el joven López Mateos, amaba demasiado la oratoria, el campismo y el amor. Pese a que durante esta época mostró poco interés por el estudio, con su energía e inteligencia se ganó el afecto de varios profesores, entre ellos el del licenciado Enrique González Aparicio (1890-1940), quién lo aceptó como pasante en su bufete y más tarde le consiguió un empleo en la Editora Popular, donde Adolfo reforzó su gusto por la lectura.

Le gustaba el boxeo, pero su afición predilecta era la caminata. En tiempos de estudiante y aún años después, subía al Nevado de Toluca y recorría a pie, todos los sábados, a veces por falta de dinero para costear el transporte público; el trecho de México a Toluca para visitar a su madre, a su novia y para comentar con sus amigos el desarrollo político y social del estado. Sus caminatas sabatinas a ese estado le valieron el mote de “El Toluca”. Desde joven, López Mateos empezó a destacarse en actividades deportivas con las frecuentes excursiones y caminatas que organizaban un grupo de jóvenes que más adelante lo llevarían a la realización de una hazaña mayor. Teniendo dieciséis años, Adolfo se unió a un grupo de estudiantes andariegos que se hacían llamar "Club de exploradores EIME"3 (ahora ESIME). Abanderados por el presidente Plutarco Elías Calles y portando como insignia un banderín con el nombre de México sobre los colores de la bandera guatemalteca, el de Guatemala sobre los colores de la bandera mexicana y las siglas de EIME al calce, el 20 de noviembre de 1926, los exploradores de EIME partieron a pie desde el Zócalo de la Ciudad de México hasta Guatemala, arribando setenta días después, a fines de enero de 1927, a la Ciudad de Guatemala.3 Tras aquella proeza, a Adolfo lo apodaron “El Guatemala”. Por esa época, el joven López Mateos había llamado la atención de sus maestros por su gran talento y preparación cultural, desempeñándose como catedrático de literatura e historia en el instituto toluqueño, donde conoció a su admirado licenciado José Vasconcelos, quien al igual que Antonio Caso, representaba las corrientes humanistas que los jóvenes de esos

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