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Afganistan Atraco


Enviado por   •  6 de Febrero de 2014  •  4.354 Palabras (18 Páginas)  •  323 Visitas

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2. Los cuatro sombreros de copa. Los sombreros de copa representan el mundo burgués y convencional en el que se va a sumergir Dionisio. El hecho de que ninguno de los tres le siente bien indica que Dionisio, en el fondo, no está preparado para inte- grarse en ese mundo. Cuando al final de la obra lo hace, no será con esos sombreros de copa convencionales, sino con el sombrero de Paula, con un sombrero de music-hall, de nuevo imagen grotesca en la mezcla de dos mundos diferentes representados en dos códigos de ropa diferentes. Dionisio se adentra en el mundo burgués, pero lleva el mun- do de la bohemia en su cabeza.

Había comprado dos, para escoger el que le estuviese mejor. El suegro le había regalado un tercero, que usaba en su anterior cargo de alcalde. Precisamente, cuando ocurre la primera entrada de Paula, Dionisio estaba probándoselos: el primero le hacía la cabeza muy grande, el segundo le ponía cara de salamandra y con el tercero parecía una apisonadora. Este último ha de ser clave en la decisión. Es el de su suegro, que actúa, con su discurso final, como apisonadora que aprieta la tierra blanda y movible del no- vio, inculcándole temor y respetabilidad.

Pero en el momento de escoger el sombrero, los tres aparecen estropeados. Y Paula tiene que ponerle el suyo, el sombrero de baile, el que peor le sienta, aunque le diga lo contrario. El título de la comedia ya anticipaba que los tres sombreros simboliza- rían el problema, porque no tienen valor sustantivo, sino de disfraz (tanto se usan en una ceremonia, como en un número de baile o de circo). Por eso Dionisio sale para la boda disfrazado de burgués, de chaquet, pero lleva puesto el cuarto sombrero, el del charles- tón. Desde el principio de la actuación ha estado indeciso para elegir. Y al final Paula, con la fuerza y energía que él no tiene, resuelve su indecisión. Dionisio lleva dentro del cuarto sombrero todo lo que ha aprendido en una noche decisiva para su maduración personal: los sombreros de copa, que dan título a la comedia, simbolizan el encuentro de dos mundos, el respetable y el del circo. La imagen final de la obra nos muestra a Paula tirando los sombreros mientras dice «¡Hoop!». Claramente, a ella no le interesa ese mundo de convenciones, ella prefiere tirarlos y seguir con su vida.

Las tres luces del puerto simbolizan las tres personas importantes en su vida: el suegro, Margarita (su amada) y Paula (la chica del circo), cuyo color de luz es el rojo, que denota diferencia de las otras dos el suegro y su amada, ambos burgueses. Don Ro- sario siempre las enseña a sus huéspedes como tres luces blancas. Pero Dionisio advier- te entonces que una es roja, y esta actuará, a través de toda la obra, como señal luminosa de prohibición, y será indicio del desenlace: ha de vencer el tercer sombrero, el del pres- tigio burgués, que representa don Sacramento.

Teatro de lo absurdo

La incorporación de lo onírico y subconsciente, para ampliar el mundo material hacia un mundo libre de las resistencias de la lógica, y privilegiando lo mágico, lo fantástico.

A este nuevo teatro, que además rechaza todas las convenciones del teatro tradi- cional, se le llamará, a mediados de siglo, teatro del absurdo. Tres Sombreros de Co- pa, de Mihura, reúne todas las características de dicho teatro, esto es, rechaza las con- venciones del teatro burgués. Aunque, en apariencia, conserve la estructura tradicional de la comedia en planteamiento, nudo y desenlace, con las unidades de acción, lugar y tiempo, contiene una crítica despiadada a las convenciones de una sociedad llena de tópicos y clichés: tópicos sentimentales y cursis; convenciones de moral puritana; cere- monias y normas fijadas de la vida burguesa, etc. Mihura no se refiere expresamente al teatro burgués, pero entiende por el término «burgués» lo mismo que posteriormente entenderá Ionesco: «el pequeño burgués es para mí el hombre de los slogans, que no piensa por sí mismo sino que repite verdades dadas, y por eso muertas, que otros le han impuesto. En suma, el pequeño burgués es el hombre dirigido» (Ionesco 1965).

En Tres sombreros de copa se plasman las tres líneas integradoras del teatro del absurdo: comunicación no verbal, humor, tratamiento onírico.

1a. Utilización de lo no verbal con efectos escénicos puros propios de circo o de revista: los sombreros de copa, que dan título a la comedia, simbolizan el encuentro de dos mundos, el respetable y el del circo. La fiesta nocturna se exterioriza en numerosos signos: botellas, latas vacías, sombras, seres extraños, etc. Otros objetos tienen un tra- tamiento irónico: la pulga que pica a Dionisio, la bota bajo la cama, los regalos que saca del bolsillo El Odioso Señor, los instrumentos con que atiende don Rosario a sus hués- pedes, como el cornetín, la botella de agua caliente, etc. Todo remite a una sociedad convencional que no puede pervivir.

2a. El humor en la degradación del lenguaje: los nombres de los personajes respetables, don Rosario y don Sacramento, tienen connotaciones femeninas y religio- sas, que llevan a una sociedad dominada por el hombre y por la convención religio- so-social. Existen varios personajes que no tienen nombre propio, como ocurre en el Expresionismo, porque representan no al individuo, sino al tipo o clase, por ejemplo, El Odioso Señor, que es el más rico de la provincia.

Lenguaje infantil

El humor es el recurso utilizado para oponer la vida tradicional provinciana, lle- na de convencionalismos sociales, con la vida libre, en un enfrentamiento revulsivo, que explica el que la obra fuese malentendida por espectadores burgueses de mentalidad lógica. Este enfrentamiento de dos visiones del mundo afecta también a los personajes, porque resultan infantiles, inmaduros, desconocedores de la vida, como el protagonista, que se ha ido haciendo más adulto pero no ha sabido sobreponerse a la fuerza del siste- ma tradicional, y esto se refleja en el lenguaje, respetuoso, aunque incongruente, al principio, y espontáneo, libre y sencillo al final, como le había enseñado Paula.

3a. Por último, el tratamiento onírico, propio del teatro del absurdo, ocupa todo el centro de la obra. Cuando Dionisio se ha quedado dormido por el cornetín arrullador de don Rosario, mientras piensa en Margarita, irrumpe Paula, la otra imagen de mujer más joven, más alegre y más libre, y vive con ella el sueño nocturno de la libertad, con- vertido en artista de malabares. Pero pronto llega el despertar, y debe arreglarse para ir a la boda, con el recuerdo de la experiencia vivida y soñada.

2.1. ARGUMENTO

La obra presenta la realización de un matrimonio desigual: un empleado

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