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Biografía de Magritte

vanebernaTrabajo15 de Junio de 2014

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Poco se conoce acerca de los primeros años de Magritte. Nació en Lessines, provincia de Hainaut, en 1898, el mayor de los hijos de Léopold Magritte, sastre y comerciante de telas, y Regina (nacida Bertinchamps). Comenzó sus lecciones de dibujo en 1910. El 12 de marzo de 1912, su madre se suicidó ahogándose en el río Sambre. Éste no fue su primer intento, pues llevaba años intentando quitarse la vida, obligando a su marido Léopold a encerrarla en su dormitorio. Un día ella escapó y estuvo perdida por días. Más tarde fue descubierta, muerta, río abajo. De acuerdo a la leyenda, Magritte, que entonces tenía 14 años, estaba presente cuando el cuerpo fue recuperado del agua, pero recientes investigaciones han desacreditado tal historia. La imagen de su madre flotando, con su vestido cubriendo su cara, puede haber influenciado una serie de pinturas de 1927 a 1928, incluyendo una de sus obras más conocidas, Les Amants, pero el propio Magritte desechaba dicha interpretación del cuadro. Comenzó a recibir clases de dibujo y pintura con 12 años, apenas dos años antes del suicidio de su madre. Dicen sus biógrafos y estudiosos que este hecho le marcó e influyó en su pintura aunque él siempre lo desmintió.

Realizó sus primeros cursos de pintura en Châtelet. En 1915 comienza a hacer sus primeras obras en la línea del Impresionismo. Entre 1916 y 1918, estudia en la Academia de Bellas Artes de Bruselas. Expone por primera vez en el Centro de Arte de Bruselas en 1920, junto a Pierre-Louis Flouquet, con quien comparte un estudio. Tras el servicio militar trabaja temporalmente como diseñador en una fábrica de papel. En 1923 participa con Lissitzky,

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László Moholy-Nagy, Lyonel Feininger y Paul Joostens en una exposición en el Círculo Real Artístico.

Su obra del periodo 1920-1924, por su tratamiento de los temas de la vida moderna, su color brillante y sus investigaciones sobre las relaciones de la forma tridimensional con la superficie plana del cuadro, muestran influencias del Cubismo, del Orfismo, del Futurismo y del Purismo.

En 1922 ve una reproducción de La canción de amor, cuadro de Giorgio de Chirico, que le impresiona profundamente, y a partir de 1926 se independiza de las influencias anteriores y basa su estilo en el de este pintor. En 1922 contrajo matrimonio con Georgette Berger, una amiga de juventud, que le sirvió de modelo para alguna de sus obras.

En obras como La túnica de la aventura (1926) expresa su sentido del misterio del mundo por medio de la irracional yuxtaposición de objetos en una atmósfera silenciosa.

En El asesino amenazado (1926), el espacio perspectivo deriva de De Chirico y de los decorados de los primeros melodramas cinematográficos. En este mismo año se une a otros músicos, escritores y artistas belgas, en un grupo informal comparable al de los surrealistas de París.

En 1927 se establece en las cercanías de París y participa, durante los tres años siguientes, en las actividades del grupo surrealista (sobre todo, se relaciona con Éluard, Breton, Arp, Miró y Dalí). Aporta al Surrealismo parisino un resurgimiento del ilusionismo. A

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diferencia de Dalí, Magritte no usa la pintura para expresar sus obsesiones privadas o sus fantasías, sino que se expresa con agudeza, ironía y un espíritu de debate.

En 1928 participa en la exposición surrealista en la galería Goemans de París.

En 1930 regresa a Bruselas huyendo del ambiente polémico parisino, y allí pasa tranquilo el resto de sus días.

Magritte de pequeño

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Magritte y su mujer Georgette

Magritte realizando su obra “intentando lo imposible”

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Realismo mágico

A partir de 1926 el estilo de Magritte, también llamado "realismo mágico", cambia poco; entre 1928 y 1930 investiga las ambiguas relaciones entre palabras, imágenes y los objetos que éstas denotan. En La perfidia de las imágenes (1928-1929) retrata meticulosamente una pipa, y debajo, con igual precisión, pone la leyenda Ceci n'est pas une pipe (Esto no es una pipa), cuestionando la realidad pictórica.

El espejo falso (1928) explora la misma idea: el ojo, como un falso espejo, reflejando las nubes blancas y el cielo azul pintados de forma realista; en este cuadro introduce el tema del paisaje ilusionista, interpretado en clave pictórica, alejado de toda intención naturalista. Magritte explora en toda su obra el problema del espacio real frente a la ilusión espacial, que es el trasunto de la pintura misma. Desde el punto de vista psicoanalítico, el espejo representa la confusión de identidad del falso yo. Esta confusión se da en el espectador en el momento de contemplar la obra, al no saber si "está viendo un reflejo del cielo o si mira el cielo a través del ojo" o "si el ojo del cuadro nos mira a nosotros o al cielo".1

Hace muchas variaciones sobre este tema, quizá la más clara de todas sea Los paseos de Euclides (1955), donde muestra un caballete con un cuadro frente a una ventana, a través de la cual se ve un paisaje; la escena pintada corresponde exactamente al fragmento de paisaje sobre el que se sitúa el cuadro, llevando el

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problema de la pintura, como confrontación naturaleza-ilusión, a la cuarta dimensión.

En 1933 hace una exposición individual en el Palacio de Bellas Artes de Bruselas y en 1936 su primera individual en Estados Unidos en la galería Julien Levy de Nueva York.

En ese mismo año su obra está presente en la exposición Arte fantástico, Dadá y Surrealismo en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

En los años cuarenta la obra de Magritte adopta una paleta y una pincelada más propia de los pintores impresionistas, abandonando la precisión y apariencia realista de sus pinturas más conocidas; posteriormente, en 1947-1948 desarrolla una estilo cercano al Fauvismo, con pinceladas gruesas y empastadas y colorido vibrante. Sin embargo, la respuesta de la crítica fue, en general, hostil hacia estas obras, y Magritte retomó su estilo anterior. Son característicos de los años cincuenta los cuadros en los que tanto figuras interiores como paisajes y objetos aparecen convertidos en roca.

Museo Magritte 7

"Las formas básicas y los temas, sin embargo, continúan la fantasía del lugar común durante los años sesenta. Una escena urbana nocturna a la que se le superpone un cielo azul con nubes de atardecer flotando; carreras de jockeys en coches y por habitaciones; o una elegante amazona paseando por un bosque mientras es segmentada por los árboles. Pero el mundo de Magritte contiene siempre al misterioso hombre invisible con bombín y abrigo negro solo o en grupos, como en Golconda (1953), donde una multitud de ellos desciende sobre la ciudad" (Arnason).

A lo largo de los años cuarenta expone asiduamente en la galería Dietrich de Bruselas.

En los dos decenios sucesivos recibe numerosos encargos para la ejecución de pinturas murales en Bélgica.

Desde 1953 expone frecuentemente en la galería Alexander Iolas de Nueva York, París y Ginebra. Se organizan retrospectivas sobre su obra en 1954 en el Palacio de Bellas Artes de Bruselas, y en 1960 en el Museo de Arte Contemporáneo de Dallas y en el Museo de Bellas Artes de Houston.

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Viaja por primera vez a Estados Unidos en 1965, con motivo de una retrospectiva que le dedica el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Durante el año siguiente viaja a Israel.

Su pintura ha tenido fuerte influencia en numerosos y notables artistas, como es el caso del pintor y dibujante hispano-argentino Enrique Sobisch.

Murió en Bruselas el 15 de agosto de 1967, pocos días después de la inauguración de una importante muestra de su obra en el Museo Boymans Van Beuningen de Róterdam.

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Características de su personalidad

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Aunque mantenía cierta relación con Breton y los surrealistas, en ocasiones hubo distanciamientos entre ellos. Magritte siempre fue muy independiente, manteniendo sus ideas y principios artísticos por encima de modas o intereses grupales.

En sus cuadros es muy habitual ver juegos de duplicaciones, ausencias y representaciones dentro de representaciones; además, Magritte manipulaba imágenes cotidianas como un juego con el que explorar los límites de la percepción. Más que las disquisiciones teóricas y el automatismo de los surrealistas del grupo de París, a Magritte le interesan la ironía, la subversión de los valores ópticos de la pintura tradicional y los juegos de palabras. Sus cuadros, por lo general, carecen de la complejidad, el dramatismo o la apariencia convulsa de otras obras surrealistas, y presentan a menudo guiños o referencias a la pintura tradicional. Le son comunes a los otros surrealistas, sin embargo, la apariencia onírica de sus cuadros, el gusto por la "imagen doble" o la imagen fragmentada, y la ironía iconoclasta.

Una de las obsesiones o motivo recurrente en su pintura es el encuentro de contrarios, de realidades contrastantes que se unen, resultando paradójicas y extrañas. Así, paisajes nocturnos iluminados por cielos claros con nubes (serie El imperio de las luces), botas que tienen la apariencia de

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