Carl Sagan
futuremrsrhodes10 de Febrero de 2014
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Carl Edward Sagan (Nueva York, Estados Unidos, 9 de noviembre de 1934 – Seattle, Estados Unidos, 20 de diciembre de 1996) fue un astrónomo, astrofísico, cosmólogo, escritor y divulgador científico estadounidense.
Sagan publicó numerosos artículos científicos y comunicaciones1 y fue autor, co-autor o editor de más de una veintena de libros. Defensor del pensamiento escéptico científico y del método científico, fue también pionero de la exobiología, promotor de la búsqueda de inteligencia extraterrestre a través del Proyecto SETI e impulsó el envío de mensajes a bordo de sondas espaciales, destinados a informar a posibles civilizaciones extraterrestres acerca de la cultura humana. Mediante sus observaciones de la atmósfera de Venus, fue de los primeros científicos en estudiar el efecto invernadero a escala planetaria.
En la Universidad Cornell, Carl Sagan fue el primer científico en ocupar la Cátedra David Duncan de Astronomía y Ciencias del Espacio, creada en 1976, y fue Director del Laboratorio de Estudios Planetarios.
Carl Sagan ha sido muy popular por sus libros de divulgación científica —en 1978, ganó el Premio Pulitzer de Literatura General de No Ficción por su libro Los Dragones del Edén—, por la galardonada serie documental de TV Cosmos: Un viaje personal, producida en 1980, de la que fue narrador y co-autor, y por el libro Cosmos que fue publicado como complemento de la serie, además de por la novela Contacto, en la que se basa la película homónima de 1997. A lo largo de su vida, Sagan recibió numerosos premios y condecoraciones por su labor como comunicador de la ciencia y la cultura. Está considerado como uno de los divulgadores de la ciencia más carismáticos e influyentes, gracias a su capacidad de transmitir las ideas científicas y los aspectos culturales al público no especializado con sencillez no exenta de rigor, lo que ha dado origen a multitud de vocaciones científicas entre el público general.
Índice [ocultar]
1 Infancia y adolescencia
1.1 La Exposición Universal de 1939
1.2 La II Guerra Mundial
1.3 Curiosidad por la naturaleza
2 Formación y carrera científica
3 Logros científicos
4 Abanderado de la Ciencia
4.1 Miles de millones
5 Activismo social
6 Vida privada, ideas y creencias
6.1 Matrimonios y descendencia
6.2 Ciencia y religión
6.3 Librepensador y escéptico
6.4 El fenómeno OVNI
6.5 2001: Una odisea del espacio
6.6 Mr. X
6.7 El caso Apple
6.8 Enfermedad y fallecimiento
7 Reconocimientos y premios
8 Obra divulgativa
8.1 Libros publicados en castellano
8.2 Documentales
8.3 Otras obras divulgativas
9 Referencias y bibliografía
10 Enlaces externos
Infancia y adolescencia[editar · editar código]
Carl Sagan nació en Brooklyn, Nueva York,2 en una familia de judíos ucranianos. Su padre, Sam Sagan, era un obrero de la industria textil nacido en Kamenets-Podolsk, Ucrania,3 y su madre, Rachel Molly Gruber, era ama de casa. Carl recibió su nombre en honor de la madre biológica de Rachel, Chaiya Clara; en palabras de Sagan, la madre que ella nunca conoció. Sagan se graduó en la Rahway High School de Rahway, Nueva Jersey, en 1951.4
Carl tenía una hermana, Carol; la familia vivía en un modesto apartamento cerca del Océano Atlántico, en Bensonhurst, un barrio de Brooklyn. Según Sagan, eran judíos reformistas, el más liberal de los tres principales grupos judíos. Tanto Sagan como su hermana coinciden en que su padre no era especialmente religioso, pero que su madre indudablemente creía en Dios, y participaba activamente en el templo...; y sólo servía carne kosher.4 Durante el auge de la Gran Depresión, su padre tuvo que aceptar un empleo como acomodador de cine.
Según el biógrafo Keay Davidson, la guerra interior de Sagan era resultado de la estrecha relación que mantenía con sus padres, quienes eran opuestos en muchos sentidos. Sagan remontaba sus posteriores impulsos analíticos a su madre, una mujer que conoció la pobreza extrema siendo niña, y que había crecido casi sin hogar en la ciudad de Nueva York durante la I Guerra Mundial y la década de 1920.4 Tenía las ambiciones propias de una mujer joven, pero bloqueadas por las restricciones sociales, por su pobreza, por ser mujer y esposa, y por ser de etnia judía. Davidson señala que ella, por tanto, adoraba a su único hijo, Carl. Él haría realidad sus sueños no cumplidos.4
Sin embargo, su capacidad para sorprenderse venía de su padre, que era un tranquilo y bondadoso fugitivo del Zar. En su tiempo libre, regalaba manzanas a los pobres o ayudaba a suavizar las tensiones entre patronos y obreros en la tumultuosa industria textil de Nueva York.4 Aunque intimidado por la brillantez de Carl, por sus infantiles parloteos sobre estrellas y dinosaurios, se tomó con calma la curiosidad de su hijo, como parte de su educación.4 Años más tarde, como escritor y científico, Sagan recurriría a sus recuerdos de la infancia para ilustrar ideas científicas, como hizo en su libro El mundo y sus demonios.4 Sagan describe así la influencia de sus padres en su pensamiento posterior:
Mis padres no eran científicos. No sabían casi nada de ciencia. Pero al iniciarme simultáneamente al escepticismo y a hacerme preguntas, me enseñaron los dos modos de pensamiento que conviven precariamente y que son fundamentales para el método científico.5
La Exposición Universal de 1939[editar · editar código]
Sagan recordaba que vivió una de sus mejores experiencias cuando, con cuatro o cinco años de edad, sus padres lo llevaron a la Exposición Universal de Nueva York de 1939. La muestra se convirtió en un punto de inflexión en su vida. Tiempo después recordaba el mapa móvil de la América del Mañana:
Se veían hermosas autopistas y cruces a nivel y pequeños coches General Motors que llevaban gente a los rascacielos, edificios con bonitos pináculos, arbotantes... ¡y todo tenía una pinta genial!4
En otras exhibiciones, recordaba cómo una lámpara que iluminaba una célula fotoeléctrica creaba un sonido crujiente, y cómo el sonido de un diapasón se convertía en una onda en un osciloscopio. También fue testigo de la tecnología del futuro que reemplazaría a la radio: la televisión. Sagan escribió:
Sencillamente, el mundo contenía maravillas que yo nunca había imaginado. ¿Cómo podía convertirse un tono en una imagen, y una luz convertirse en ruido?4
También pudo ver uno de los eventos más publicitados de la Exposición: el entierro de una cápsula del tiempo en Flushing Meadows, que contenía recuerdos de la década de 1930 para ser recuperados por las generaciones venideras de un futuro milenio. La cápsula del tiempo emocionó a Carl, escribe Davidson. De adulto, Sagan y sus colegas crearon cápsulas del tiempo similares, pero para enviarlas a la galaxia: la Placa de la Pioneer y el Disco de Oro de las Voyager, fueron producto de los recuerdos de Sagan sobre la Exposición Universal.4
La II Guerra Mundial[editar · editar código]
Durante la II Guerra Mundial, la familia de Sagan estuvo preocupada por el destino de sus parientes europeos. Sagan, sin embargo y por lo general, no fue consciente de los detalles sobre el curso de la guerra. Escribió: Cierto es que tuvimos parientes que quedaron atrapados en el Holocausto. Hitler no era un sujeto popular en nuestra casa... Pero, por otro lado, yo estuve bastante aislado de los horrores de la guerra. Su hermana, Carol, dijo que su madre por encima de todo quería proteger a Carl... Ella lo estaba pasando extraordinariamente mal con la II Guerra Mundial y el Holocausto.4 En su libro El mundo y sus demonios (1996), Sagan incluye sus recuerdos sobre aquel período conflictivo, cuando su familia se enfrentó a la realidad de la guerra en Europa, pero trató de evitar que ésta socavara su espíritu optimista.5
Curiosidad por la naturaleza[editar · editar código]
Poco después de ingresar en la escuela elemental, Sagan comenzó a expresar una fuerte curiosidad por la naturaleza. Sagan recordaba sus primeras visitas en solitario a la biblioteca pública, a la edad de cinco años, cuando su madre le regaló un carné de lector. Quería saber qué eran las estrellas, ya que ninguno de sus amigos ni sus padres sabían darle una respuesta clara:
Fui al bibliotecario y pedí un libro sobre las estrellas... Y la respuesta fue sensacional. Resultó que el Sol era una estrella pero que estaba muy cerca. Las estrellas eran soles, pero tan lejanos que sólo parecían puntitos de luz... De repente, la escala del universo se abrió para mí. Fue una especie de experiencia religiosa. Había algo magnífico en ello, una grandiosidad, una escala que jamás me ha abandonado. Que nunca me abandonará.4
Por la época en que tenía seis o siete años, Sagan y un amigo fueron al Museo Americano de Historia Natural de la ciudad de Nueva York. Allí estuvieron en el Planetario Hayden y pasearon por las exhibiciones de objetos espaciales del museo, como los meteoritos, y las muestras de dinosaurios y animales en entornos naturales. Sagan escribió sobre esas visitas:
Me quedaba paralizado ante las representaciones en dioramas realistas de los animales y de sus hábitats de todo el mundo. Pingüinos sobre el hielo apenas iluminado de la Antártida... una familia de gorilas, con el macho golpeándose el pecho... un oso grizzly en pie sobre sus patas traseras, de diez o doce pies de alto, y mirándome fijamente a los ojos.4
Los padres de Sagan ayudaron a alimentar el creciente interés de éste por la ciencia comprándole
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