Chespirito

                                                                                                                 Santiago Granifo

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Roberto Gómez Bolaños

“Chespirito”

Actor, escritor, director, publicista, dramaturgo, dibujante, compositor de música y guionista. Este multifacético icono de la cultura latinoamericana, quien naciera y muriera en México, a sus 85 años, representa muchas de las características que nos definen como latinoamericanos. Por esto su popularidad y sintonía a través de todo el continente, e incluso en USA y España, sigue vigente hasta nuestros días, ya sea con repetición de episodios o mediante su serie animada de El Chavo.

Este popular actor tiene un origen humilde y solitario. Huérfano de un padre pintor, a los 6 años de edad y de madre secretaria, quien falleciera sin alcanzar a visualizar su éxito, debido a un cáncer de páncreas. Tuvo estudios superiores de ingeniería pero no los terminó. Esto refleja parte del realismo mágico propio de América Latina, donde autores de la talla de Gabriela Mistral (quien estudiara en una escuela sumamente pobre, sin siquiera terminarla), o Pablo Neruda (oriundo de Parral y sin una madre presente), al igual que Chespirito, logran surgir a pesar de las adversidades económicas y pocas oportunidades de desarrollo intelectual y físico, aunque este último si tomó unos cursos técnicos para desarrollarse como guionista en los años 50. Aun así, reconoce que su salto a la fama fue cuestión de suerte, ya que habían 2 filas para una agencia publicitaria y simplemente optó por la más cortas (6 personas vs 50) sin saber lo que le deparaba el destino.

Tal fue la genialidad y talento de cada uno de los personajes y guiones que creó, sumado a la baja estatura y pronunciación fonética española de “Chekspir”, que se adjudicó el apodo del “pequeño Shakespeare”. Creó un gran número de personajes, todos con la particularidad de comenzar con “Ch”, tales como: el Chapulín, el Chavo, Chómpiras, el Doctor Chapatín, el Chanfle, Chaparrón Bonaparte y Vicente Chambón.

Propio de un continente más pobre y subdesarrollado que Estados Unidos, los superhéroes americanos, con grandes poderes y buena apariencia, contrastaban con algunos de estos personajes, encarnados por el mismo Gómez Bolaños, que de apariencia eran más bien de baja estatura, además de torpes, suertudos e ignorantes. Roberto Gómez Bolaños en cada uno de sus personajes se ríe de nuestras propias ignorancias o apariencias. Recalca la viveza y astucia propia de los latinoamericanos, a través de personajes como El Chavo, quien viviendo en un barril, se las logra arreglar a diario para subsistir. O la suerte fielmente reflejada en cada caso resuelto por el Chapulín Colorado

El sincretismo latinoamericano, llevado al plano literario, logra plasmarlo en frases propias, tales como el “Zali`bale”, que en realidad sería sale y vale, más conocido como “de acuerdo” o el “pus, pus pus” en vez de pedir disculpas. Con este tipo de frases, que eran innumerables en todos los personajes, busca alejarse de los patrones formales de habla establecidos, busca crear una identidad propia latinoamericana, más cómplice y nuestra.  

En cuanto a la escenografía y elenco en sí, contrastándolo con los grandes estudios de Hollywood cruzando la frontera, se nota una pobreza y falta de recursos muy grande. La “bonita vecindad” en el caso del Chavo del 8, es el único espacio de desarrollo del programa, lo que en un principio se debió a la falta de recursos y luego se dieron cuenta que era parte del sello del programa. Esto es lo remarcable de Roberto Gómez Bolaños, que tuvo un éxito enorme con una baja cantidad de recursos financieros y de espectáculo. En el fondo, los propios participantes fueron los responsables del éxito de los distintos programas, participantes que a la vez no eran grandes y cotizados actores, simplemente una gran familia con una dinámica muy particular. Se las arreglaban para llevar la puesta en escena con lo que tuvieran, sin ir más lejos, Horacio Gómez Bolaños, hermano de Roberto, quien fuera el encargado del mercadeo de El Chavo del 8 y el Chapulín, terminó siendo parte del elenco, a petición de su hermano, teniendo un gran éxito como “Godinez”. “Doña Florinda” terminó siendo pareja de Roberto, e incluso se casaron en 2004, luego de 27 años juntos. Esto grafica un elenco que en realidad se transformó en familia. Cuando la relación fraternal se cortó, el programa no siguió al aire, como lo grafica Bolaños en esta frase posterior a la separación: Me era anímicamente insoportable el trabajar en aquellas condiciones de "amigos pero no tanto" o "enemigos pero no mucho". Tal vez esto los diferenció de grandes estudios americanos, el fin último era trabajar en armonía y transmitirla a los televidentes, no se transgredían principios para obtener dinero, no era ese el fin.

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