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Don Juan Tenorio Chespirito


Enviado por   •  6 de Septiembre de 2014  •  4.204 Palabras (17 Páginas)  •  1.199 Visitas

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DON JUAN TENORIO

Original de José Zorrilla. Versión Cómica de Roberto Gómez Bolaños

Personajes:

Don Juan Tenorio

Don Luis Mejía

Don Gonzalo de Ulloa, comendador de Calatrava, y padre de Doña Inés.

Doña Inés de Ulloa

Cristófano Buttarelli, hostelero.

Marcos Ciutti, criado de Don Juan.

Brígida, sirvienta de Doña Inés en el convento.

Don Rafael de Avellaneda, amigo de Don Luis El Capitán Centellas, amigo de Don Juan.

Enterrador

Mientras DON JUAN escribe en el escritorio de una taberna, afuera se oye bulla

DON JUAN: Cuán gritan y arman jaleo, pero mal rayo me parta si en terminando esta carta, no la pongo en el correo.

CRISTÓFANO: Buen carnaval

CIUTTI: Buen agosto para rellenar la arquilla

CRISTÓFANO: Quilla corre ahora por Sevilla poco gusto y mucho mosco

CIUTTI: No permitas que el apuro te acongoje ni te abrume, tu negocio está seguro con lo que Don Juan consume

CRISTÓFANO: Si no es molestia, doncel, yo quisiera saber esto, ¿qué clase de tipo es él?

CIUTTI: Tú pregunta, yo contesto

CRISTÓFANO: ¿Valiente?

CIUTTI: ¡Donde quiera!

CRISTÓFANO: ¿Peligroso?

CIUTTI: ¡Como el diablo!

CRISTÓFANO: ¿Cómo lucha?

CIUTTI: ¡Como fiera!

CRISTÓFANO: ¿Cómo huele?

CIUTTI: Como establo…

CRISTÓFANO: ¿De palabra?

CIUTTI: Muy sincero

CRISTÓFANO: ¿De conciencia?

CIUTTI: Muy profunda

CRISTÓFANO: ¿Sinvergüenza?

CIUTTI: ¡De primera!

CRISTÓFANO: ¿Caballero?

CIUTTI: De segunda…

DON JUAN: Ciutti, vení cua

CIUTTI: ¡Sale, p’allá va!

DON JUAN: Esta carta que aquí ves, en menos que te lo cuento debes llevarla al convento y entregarla a Doña Inés

CIUTTI: ¿Hay respuesta que aguardar?

DON JUAN: ¿Qué te importa a ti, pelmazo?

CIUTTI: No se irrite, mi jefazo

DON JUAN: Pues no me hagas enojar

El CIUTTI se aleja y comienza a leer la carta

DON JUAN: ¡Ve a cumplir con tu misión!

CIUTTI: Ya parto como el rayo, ¿me prestáis vuestro caballo?

DON JUAN: Mejor te doy pal camión.

CIUTTI: Como dijo Nicodemos: ¡ay nos vemos!

DON JUAN va a sentarse pero se le ha movido la silla. Se cae de sentón.

DON JUAN: Les juro que yo tenía el comentario adecuado, pero el verso que seguía, tuvo que ser censurado.

VIEJO: ¿La Hostería del Laurel?

CRISTÓFANO: En ella estáis, caballero.

VIEJO: ¡Está en casa el CRISTÓFANO?CRISTÓFANO: Está usted hablando con él

VIEJO: ¿No es verdad, ángel de amor, que en esta apartada orilla…? Ay, ya me equivoqué de línea… ¿Es verdad que vos pensáis casaros con Doña Ana de Pantoja y…? No, ya la regué otra vez… ¿Es verdad que hoy por la noche Don Juan y Don Luis tendrán una cita con afán de organizar un desmoche, y que ese par de fulanos asistir aquí planean?

CRISTÓFANO: ¿Cómo de que aquí planean, nique fueran aeroplanos?

VIEJO: Tu palabra es evasiva, más conpalabra como esta, deduzco que la respuesta debe ser afirmativa.

CRISTÓFANO: ¿Queréis pues alguna mesa?

VIEJO: Tenéis dotes de adivino

CRISTÓFANO: ¿Una botella de vino?

VIEJO: Yo no tomo ni cerveza.

CRISTÓFANO: Pues lo siento, caballero, pero aquí hay que consumir.

VIEJO: Si es por cosa de dinero, toma y dejad de gemir.

CRISTÓFANO: Eso es cohecho, señor, ¿no estáis cometiendo un yerro?

VIEJO: Con dinero baila el perro

CRISTÓFANO: Y también su servidor

Se retira a contar el dinero. Llega cubierto el COMENDADOR

COMENDADOR: Aquí debe ser… ¡patrón!

CRISTÓFANO: ¿Qué se os ofrece?

COMENDADOR: Dar con el CRISTÓFANO

CRISTÓFANO: Con él habláis, decid pues.

COMENDADOR: ¿Es verdad que dos patanes muy bribones y afamados se encuentran aquí citados para cometer desmanes?

CRISTÓFANO: Eso cuentan, y a fe mía que la malicia lo inventa, pues nadie paga la cuenta como Tenorio y Mejía

COMENDADOR: Bien, necesito una mesa

CRISTÓFANO: Sí, señor, me lo imagino: sin cerveza y sin vino

COMENDADOR: No, con vino y con cerveza

CRISTÓFANO: Pero no hay dónde se siente

VIEJO: Aquí hay lugar

COMENDADOR: Muy gentil

CRISTÓFANO: La cerveza es de barril

VIEJO: Sin agraviar lo presente

COMENDADOR: Os agradezco la silla, mas os voy a suplicar que no comencéis a regar por doquiera la polilla

VIEJO: ¿Me estáis llamando anciano?

COMENDADOR: Y así quedamos a mano

VIEJO: Es así como agradecen que se les haga un favor…¡Viejos los cerros, señor y todavía reverdecen!

COMENDADOR: Vaya sitio que me han dado, ¿no existe algo más placentero?

CRISTÓFANO: Esta vez no, caballero, todo está ya reservado. Lo digo con gran empacho: no tengo nada vacío.

COMENDADOR: ¿No tenéis nada vacío? ¿Y el cerebro qué, muchacho?

CRISTÓFANO: Pues sí, el cliente, no en vano, siempre tiene la razón. Con permiso, buen anciano, con permiso, buen panzón.

AVELLANEDA: Vinieron, y os aseguro que se efectuará la apuesta

CENTELLAS: Entremos pues. ¡Butarelli!

CRISTÓFANO: Señor Capitán Centellas, ¿vos por aquí?

CAPITÁN: Sí, Cristófano, ¿Cuándo aquí sin mi presencia tuvieron lugar orgías que hicieron raya en la época?

AVELLANEDA: Lo mismo digo de mí.

CRISTÓFANO: ¡Capitán Avellaneda! Más, ¿tenéis reservación?

AVELLANEDA: No

CRISTÓFANO: Lo siento, no me queda un sitio disponible

CENTELLAS: Ese no es ningún problema

(saca su espada)

¡Levántense, parroquianos, que quiero ocupar la mesa!

AVELLANEDA: Y escucha bien, Butarelli, tenemos la lengua seca.

CRISTÓFANO:(sacando las botellas) Aquí hay Palermo, Borgoña y Zorrento.

AVELLANEDA: De lo que quieras sirve, Cristófano y dinos: ¿qué hay de cierto en una apuesta por Don Juan Tenorio a una a Don Luis Mejía hecha?

CRISTÓFANO: Pues dejaron anticipo, y yo atento a sus monedas, les puse en el mismo sitio donde apostaron, la mesa. Y vedla ahí con dos sillas, dos copas, dos botellas… ¡mas silencio!

AVELLANEDA: ¿Qué sucede?

CRISTÓFANO: A dar el reloj comienzan los cuartos para la hora. ¡Ved la gente que se entra!

Entran Don Juan y Don Luis tratando de pasar desapercibidos. Se sientan en la mesa central.

DON JUAN: Esa silla está comprada.

DON LUIS: Ni que fuera mueblería

DON JUAN: Esa es la voz de Mejía

DON LUIS: Observación acertada…pero también se adivina lo que vos hacéis aquí.

DON JUAN: Estoy en el rincón de una cantina oyendo una canción que yo pedí.

DON LUIS: Luego, ¿vos sois el Tenorio?

DON JUAN: Eso también es notorio

DON LUIS: ¡Don Juan!

DON JUAN: ¡Don Luis!

(se abrazan)

DON LUIS: A ver, silencio, señores. Aquéllos que están ahí, ¿por qué no vienen aquí a escuchar los pormenores?

VIEJO: No hace falta, no estoy sordo, puedo escuchar desde aquí

COMENDADOR:(cubriéndose) Lo mismo digo de mí.

VIEJO: Bien contestado, mi gordo.

DON JUAN: ¿Estamos listos?

DON LUIS: ¡Estamos!

DON JUAN: Como quien somos, cumplimos

DON LUIS: Veamos pues lo que hicimos

DON JUAN: Bebamos antes

DON LUIS: Bebamos. ¡Butarelli! Sirve un tarro para brindar por la apuesta, que en una noche como esta hice con este chaparro. Recordarás que hace un año apostamos optimistas quién lograba más conquistas y provocaba más daño.

DON JUAN: ¿De a cómo fue, de a tostón, de a centavo, de a pellizco, de a rasguño, de mordisco, patada, rayada o coz?

DON LUIS: ¿Qué le parece si de plano dejamos tanto mitote y vamos directo al grano?

DON JUAN: Ni que fuera guajolote…pero, si así lo deseáis, empezad cuando queráis

DON LUIS: (saca un rollo de papel) Pues bien, aquí están anotados mis delitos: unos son pequeñitos, pero otros, ya se verán. A Francia fui por riquezas y tan solo en unos meses me burlé de los franceses y enamoré alas francesas (recibe aplausos). El relatar todo el daño omito por causas obvias, pero tuve tantas novias como días tiene el año(recibe más aplausos). Me batí con muchos hombres, pero si surgen las dudas, pregúntenles a sus viudas para que sepáis sus nombres. El que quiera, que lo cuente, y espero hagan bien las cuentas: enamoradas, quinientas.

DON JUAN: ¿Y los muertos?

DON LUIS: Ciento veinte. (Recibe aplausos y una porra). A esto Don Luis se arrojó, y escrito en este papel está lo que él consiguió, mantenido está por él.

DON JUAN: Pues ahí les va la contraria y espero que escuches bien. DON LUIS: ¿Lo escribisteis vos también? DON JUAN: Lo dicté a mi secretario. (Saca un rollo como de papel de baño)

Yo a las cabañas bajé, yo a los palacios subí, y aunque nunca me perdí, no supe cómo llegué. (Recibe aplausos). Tuve pleitos y lo pruebo sin peligro de morirme, porque a mí eso debatirme, ni siendo clara de huevo. (Recibe aplausos). Yo también igual que tú, todo el mundo recorrí, de manera que asistí a la olimpiada en Moscú. Más has de saber que en Rusia, aunque gané dos batallas, me quitaron las medallas…no contaba con su astucia. (Recibe aplausos). A Francia fui por

amor… que en francés se dice amour… claro que fui en un tour pero a bordo del Concord. (Recibe aplausos). Y por cierto que en París, de las novias que yo tuve, la primera con que anduve fue la hermana de Don Luis. (Porras)

DON LUIS: Mi hermana siempre fue seria, no creo que te corresponda, porque jamás hizo ronda con un enano de feria.

DON JUAN: Perdona pero esta vez el tema voy a cambiar. ¿Sabíais que voy a ligar con la bella Doña Inés?

CENTELLAS: ¿Qué tal, eh?

DON LUIS: Golpe bajo, en efecto, pero ella preferiría ligar con Don Luis Mejía y no con cualquier insecto.

DON JUAN: Gracioso en verdad está: ligar con Don Luis Mejía. Permíteme que me ría: jaja jaja jaja já.

DON LUIS: En vez de risa forzada, ¿por qué no sacas la espada, o esperas que te reclame para imponerte mi ley?

DON JUAN: El que por su gusto es buey, hasta la coyunda lame.

DON LUIS: Es tu destino fatal morir por tu propia boca.

DON JUAN: Espérate, que ahora toca transmitir el comercial.

DOÑA INÉS: ¿Una carta?

BRÍGIDA: Así es…

DOÑA INÉS: ¿Quién la manda?

BRÍGIDA: Tu galán.

DOÑA INÉS: ¿Os referís a Don Juan?

BRÍGIDA: Claro que sí, Doña Inés.

DOÑA INÉS: ¡Hay que ver para creer! ¿Y la carta es para mí?

BRÍGIDA: Naturalmente que sí, toma, la puedes leer.

DOÑA INÉS: ¡Por San Judas Macabeo, que mis desvelos asista! No sé qué tengo en la vista que sólo garabatos veo. O escribe como un arriero, o tuvo la iniciativa de escribir esta misiva en un idioma extranjero.

BRÍGIDA: Estimada Doña Inés, lo único que sucede es que la gente no puede leer cartas al revés

(le voltea la carta) Pero vamos, pronto, léela.

DOÑA INÉS: (Leyendo) “Doña Inés del alma mía” ¡Qué principio!

BRÍGIDA: Ya sabía…

DOÑA INÉS: Parece telenovela… “Luz de donde el sol la toma. Hermosísima paloma, privada de libertad. Si os dignáis por lo que escribo posar vuestros lindos ojos, los pies se me ponen flojos y se me caen del estribo”

BRÍGIDA: Qué humildad y qué finura donde hay mayor rendimiento…

DOÑA INÉS: Brígida, no sé qué siento…

BRÍGIDA: Pero seguid la lectura.

DOÑA INÉS: “Dime tú si acaso sientes lo mucho que me provoca al ver que tienes la boca toda cuajada de dientes. Es tu cara tan bonita y es tan grande mi capricho, que muchas veces he dicho: no está mal la muchachita. Los momentos llegarán en que juntos estaremos. De manera que hay nos vemos. Atentamente, Don Juan”

BRÍGIDA: Espera, muchacha, espera. Sinpoderlo precisar, me ha parecido escucharruidos extraños afuera.

(Llega DON JUAN a darle serenata)

CIUTTI: Con permiso, con permiso, abran paso

DON JUAN: Date prisa

CIUTTI: Golpe avisa.

DON JUAN: Como siempre a desatiempo, dime Ciutti, a qué le tiras

CIUTTI: Es que tuve un contratiempo

DON JUAN: No me vengas con mentiras

CIUTTI: Yo nunca os he mentido, y si he llegado tarde un momento, es que estuve metido en un embotellamiento.

DON JUAN: De acuerdo, pero tu aliento no es producto de paella, y siendo embotellamiento, derivado de botella… en fin, ustedes, amigos, ya terminó su comercio, y yo no quiero testigos que estén haciendo mal tercio.

CIUTTI: ¿No lo acaban de escuchar? Como dijo Bonaparte: ya se me pueden largar con la música a otra parte. (Corre a los mariachis) ¿Vais a subir?

DON JUAN: Eso quiero

CIUTTI: ¿Dónde pongo la escalera?

DON JUAN: En el muro

CIUTTI: ¿Por afuera?

DON JUAN: ¡Ni modo que adentro, menso!

(CIUTTI pone la escalera e intenta subir) ¿Qué estás haciendo, pelmazo? ¡Yo a ningún pelafustán le cedo jamás el paso!

CIUTTI: Yo sí, pase usted, Don Juan.

DON JUAN: Gracias… (Reacción retardada) ¿Y ahora qué estás haciendo?

CIUTTI: ¿Pues qué queríais que hiciera?

DON JUAN: Que mientras vaya subiendo, me detengas la escalera.

BRÍGIDA: Ahí viene saltando el muro tan ágil como un lebrel. No cabe duda, es él.

DOÑA INÉS: ¿Don Juan Tenorio?

BRÍGIDA: ¡Seguro! Pero viene acompañado.

DOÑA INÉS: ¿Acompañado por quién?

BRÍGIDA: No sé, no lo distingo bien, pero hade ser su CIUTTI. (Dejándolo pasar) ¡¡Sí, es él!! ¡Ahí está el cuerpazo!

DOÑA INÉS: (Cubriéndose el rostro) ¡No lo dejéis pasar!

BRÍGIDA: Pero qué te ha de pasar, pasad, no le hagan caso.

DON JUAN: Mujer que mi pasión encarna, ¿por qué me tratas así? ¿por qué te apartas de mí como si tuviera sarna? Responde, ¿por qué resistes?

DOÑA INÉS: Porque venís sin clemencia amancillar mi inocencia, pero ya que tanto insistes

(Saca sus maletas y se las da a cargar. Don Juan a su vez se las entrega a Ciutti, y él se la lleva en brazos)

DON JUAN: Puedo decir con certeza que cuando cae en mis brazos, la mujer en estos casos, suele perder la cabeza (se golpea la cabeza al salir)

BRÍGIDA. Si yo provoqué este lío, es necesario que huya. Más si él salió con la suya, yo me salgo con el mío. (Saca a Ciutti cargando)

DON JUAN: Bellísima Doña Inés, frágil como una gaviota, está Don Juan a tus pies y tú sigues dormidota. ¿Ella sabe dónde se halla?

BRÍGIDA: Ni la más leve sospecha.

DON JUAN: Pues cuida que no se vaya, voy al fondo a la derecha. Ah, y si regresa mi criado, dile que no tardo mucho.

BRÍGIDA: No tengáis ningún cuidado.

DON JUAN: Gracias.

BRÍGIDA: Las que os adornan, papucho.

CIUTTI: ¡Ay, una bruja en persona!

BRÍGIDA: ¡Ninguna bruja, soy Brígida!

CIUTTI: Ah, es que viéndote tan rígida pensé que eras la llorona. ¿Es doña Inés?

BRÍGIDA: Ahí no la ves. Parece que le dieron cloroformo

CIUTTI: Más merezco pero con eso me conformo.

BRÍGIDA: Te quisiera suplicar que no vayas a regarla: Don Juan prometió matar a quien se atreva a mirarla.

CIUTTI: Me importa poco la muerte, me vales y me regaña. ¡Ay caramba cuánta suerte tienen los que no se bañan!

BRÍGIDA: Si es que estás buscando novia, la solución es muy obvia: las parejitas están, organizadas aquí, Doña Inés para Don Juan, Doña Yo para Don Ti.

CIUTTI: La triste repartición, ¡Qué destino tan ingrato! Los filetes pal patrón y los pellejos pal gato.

BRÍGIDA: ¿Por qué me dices que no sin saber con evidencia si entre esta muchacha y yo hay alguna diferencia?

CIUTTI: Perdonando el desacato, el contraste es evidente: junto a la Bella Durmiente, la Momia de Guanajuato.

BRÍGIDA: ¿Qué? (Inés despierta)

DOÑA INÉS: Oh, qué horrible pesadilla, ¿Estoy en el purgatorio?

BRÍGIDA: Pero qué dices, chiquilla, es la casa del Tenorio.

DOÑA INÉS: ¡Oh, no! Hundida en la negra zanja de la eterna burla y el mitote, para ser media naranja de este medio tejocote.

CIUTTI: No presuma de toronja, de mandarina ni pera quien quiso llegar a monja y no llegó ni a telera.

BRÍGIDA: Es que este no es tu galán, él solamente es un criado.

DOÑA INÉS: Entonces, ¿Quién es Don Juan?

BRÍGIDA: Aquel que viene a tu lado.

DON JUAN: Ya vine de donde andaba, se me concedió volver, ya hasta se me a figuraba que no te volvería a ver.

DOÑA INÉS: Ay, Don Juan, Don Juan, qué dolor, casi-casi me desmayo.

DON JUAN: Es el dolor del amor…

DOÑA INÉS: ¡No, que me estás pisando un callo!

DON JUAN: Perdón…con toda sinceridad, teniéndote cerca siento que me quedo sin aliento.

DOÑA INÉS: Ojalá fuera verdad…pero seguid pronunciando vuestro florido discurso. Yo no tengo más recurso que seguiros escuchando.

DON JUAN: Doña Inés del alma mía, luz de donde el sol asoma. Me he pasado todo el día nomás chiflando en la loma. ¿No es verdad, ángel de amor, que en esta apartada orilla, los camiones de la Villa van frenando con motor? Esa aura que vaga llena de los sencillos olores, ¿no tiene algo de motores sin tubo ventilador? Y la gente que se pasea por la ciudad todo el día, ¿no es verdad, paloma mía, que están respirando esmog?

DOÑA INÉS: Oh, Don Juan, Don Juan, yo te imploro de tu hidalga compasión ¡Arráncame el corazón o ámame porque te adoro!

DON JUAN: Aquí donde tú me ves, arrodillado contigo, yo solamente te digo: no comas ansias, Inés. Inesita reluciente de la nube colorada, si tienes amor pendiente¡ Tócale su retirada! Ya llegó el que andaba ausente, y ese no consiente nada.

DOÑA INÉS: Pero lo decís con amargura, ¿es que no confiáis en mí?

DON JUAN: No, Doña Inés, no es así, yo te quiero con locura. Más para serte sincero, traigo una duda clavada: ¿cuándo estabas encerrada, te cuidaban con esmero?

DOÑA INÉS: Con mil cuidados prolijos, podéis tener la certeza de mi intachable pureza.

DON JUAN: ¿Me lo juras?

DOÑA INÉS: ¡Por mis hijos!

DON JUAN: Yo nunca he puesto inquietud, hermosísima Doña Inés, porque me siento a tus pies capaz aún de virtud.

DOÑA INÉS: Tus palabras me enajenan, tu presencia me alucina. Tus ojos me fascinan y tu aliento me envenena.

DON JUAN: ¡Y dale con el aliento!

DOÑA INÉS: Don Juan, Don Juan, no hay que ser, me siento desfallecer. Siento los tiesos tan dedos que hasta las tiemblas me piernan. Por eso los cantos gallan, por eso los ladros perran, y la verdad ya me siento embriagada por tu aliento.

DON JUAN: Y yo que me la llevé al río pensando que era canoa.

BRÍGIDA: Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que soy la ocasión delo mismo que culpáis. Si con ansia sin igual solicitáis su perdón ¿Por qué queréis que obren bien si hacen mal la digestión.

CIUTTI: ¡En mala hora, madre mía, ya llegó Don Luis Mejía!

DON LUIS: Hace rato estaba afuera, pero el día en que yo me muera sé que tendrán que llorar.

TODOS: Llorar y llorar, llorar y llorar.

DON LUIS: Ya ves, Don Juan, lo que hiciste, pero vas a estar muy triste, pues yo te voy a matar.

TODOS: Matar y matar, matar y matar.

DON JUAN: Por tu actitud me doy cuenta de que estáis acelerado. ¿Con qué chiflas, desmolado, si no tienes herramienta?

DON LUIS: ¡A Don Luis nadie lo mata! Y si presumiendo vienes, ¡Arráncate corcholata! que al cabo ni premio tienes.

DON JUAN: Que empiece, pues el combate, ya que tanto afán demuestras.

DON LUIS: Y si termina en empate, nos vamos a tiempos extras.

(Don Juan se pone en posición)

¿Cómo, sin armas ni nada?

DON JUAN: Yo no necesito espada

DON LUIS: ¿Y tu valor en qué estriba?

DON JUAN: (Saca un mosquetón) En esto:¡Manos arriba! (en una equivocación recogen los urinales y comienzan a pelear con ellos. A una distracción que le hace Ciutti, Don Juan vence a Don Luis)

DON JUAN: Ciutti, ¿qué te parece la forma en que he ganado? Tú viste cómo cayó.

CIUTTI: Como tapa de excusado.

BRÍGIDA: Y como dijo el mariachi: ¡Reguas con tepachi!

DOÑA INÉS: ¡Ahí viene mi padre!

CIUTTI: Amárralo pa que no ladre

BRIGIDA: ¡Es el Comendador!

COMENDADOR: ¡El mismo, sí, señor! ¿Dónde está ese condenado que mi paciencia desborda?

DON JUAN: Ora sí se armó la gorda…Comendador…

COMENDADOR: ¡De rodillas!

DON JUAN: Si no estuvieseis tan viejo…

COMENDADOR: ¿Por qué te robaste a mi hija?

DON JUAN: Uno a veces no se fija y empieza a agarrar parejo…

COMENDADOR: La mala suerte me escolta, todas las penas son mías… ¡y luego tú que querías casarte con John Travolta!

DOÑA INÉS: Puedo estar equivocada, pero este hombre que aquí ves, con todo lo feo que es, pues pienso que peor es nada. Además yo no quisiera pasar la vida marchita como su abuelita que murió siendo soltera.

DON JUAN: Pues bien, aquí se rompió una taza y cada quien para su casa.

COMENDADOR: Cuando la traición se fraguase intenta disimular.

DON JUAN: Chiquito se me hace el mar para hacer un buche de agua.

COMENDADOR: Ya no te des tanto taco ni presumas de bribón: lo que tienes de zotaco, lo tienes de sacatón.

DON JUAN: Ya estuvo bueno, ya Chole. Don Juan de miedo no peca (saca su espada). Sino me indigesta el mole, cuanti menos la manteca. (Se baten a duelo de espadas. Sin querer el Comendador hiere a Ciutti en el trasero)

CIUTTI: ¡Ay! Me han dejado a traición traspasado el corazón, que digan al verme inerte, que en terrible desafío, he sido herido de muerte en la región del bajío.

(Mientras Ciutti muere, el Comendador le da muerte a Don Juan)

DON JUAN: ¡Ande, ya me atravesó!

DOÑA INÉS: ¡Cariño, mi rey, papucho! ¿Estás herido, amor mío? ¡Responde! ¿Te duele mucho?

DON JUAN: Nada más cuando me río.

DOÑA INÉS: Dime que te sientes bien, que sino es así, de plano prefiero morir también.

DON JUAN: Celebrar ya no podré mi cumpleaños en enero.

DOÑA INÉS: ¿Por qué? ¡Responde por qué!

DON JUAN: Porque yo nací en febrero

DOÑA INÉS: ¿Algo más quieres decir? ¡Di la verdad, amorcito! ¿Piensas que vas a morir?

DON JUAN: Pero nada más tantito

DOÑA INÉS: ¡Oh, no, qué será de mí!

DON JUAN: Es obvio, vendrán a ti muchos galanes extraños, mas tú me prometerás que antes de cuatro años con nadie te casarás.

DOÑA INÉS: Te lo juro y no vacilo, al cabo ni tengo ganas.

DON JUAN: Ya puedo morir tranquilo

DOÑA INÉS: ¿Dijiste cuatro semanas?

COMENDADOR: Inés, ya lo veis.

CIUTTI: Por culpa de una mujer me mandaron por un cable, pero si he desfallecer, que me acompañe el culpable. (Le estrella un jarrón en la cabeza al Comendador)

COMENDADOR: ¡Ay, ay, ay! Doña Inés, Goodbye!

BRÍGIDA: El peor coraje que he hecho almirar tanto difunto, es ver tantos hombres juntos y no sacarles provecho.

En el panteón.

DON JUAN: El oído me rezumba el corazón: esta cosa es una tumba, luego estoy en un panteón. Siento que alguien se aproxima, pero tengo que hacer verso: ¿aproxima con qué rima? ¡Me salió sin gran esfuerzo!

ENTERRADOR: No estaba muerto, andaba de parranda… ¿Buscáis algo, caballero?

DON JUAN: Me llamo Don Juan Tenorio, ¿y vos?

ENTERRADOR: Yo soy el sepulturero de este triste cementerio

DON JUAN: No todo el mundo es poeta… perdonad si os digo que por lo flaco y lo grotesco, por un momento pensé que seríais un muerto fresco.

ENTERRADOR: ¿Qué me habrá querido decir?

DON JUAN: Quiero saber una cosa, pero respóndeme pronto. ¿Quién descansa en tanta fosa?

ENTERRADOR: Pues puritito difonto

DON JUAN: No es difonto, es difunto, pero si tú lo prefieres, di cadáver y punto.

ENTERRADOR: Bueno, pues hay cadáveres

DON JUAN: ¿Y son gente conocida?

ENTERRADOR: Sí, pero todita morida.

DON JUAN: No me causa extrañeza, te lodigo con franqueza, ya que en los tiempos presentes un detalle he descubierto: muriéndose está mucha gente que antes nunca se había muerto.

ENTERRADOR: Bueno, cada tumba tiene bien escrito su epitafio. Léalos si le conviene, pero en voz alta y despacio.

DON JUAN: (Leyendo) “Aquí descansa un creativo de comerciales de altura. Para darle sepultura se ha pedido un donativo.” Televidentes atentos, si la cuota no es muy alta, pongamos lo que hace falta, y enterramos a quinientos.

ENTERRADOR: No estaba muerto, andaba de parranda…

DON JUAN: A ver esta: “Los cronistas deportivos de uno y otro canal, parecían exclusivos de un pequeño santoral, y mostrándose tan parcos sólo hicieron oración a San Juan, a San Ramón, a San Ángel y a San Marcos. Y aunque los santos son tantos, pronunciaban muchas veces sólo el nombre de dos santos: San Plonadas y San Deces”

ENTERRADOR: No estaba muerto, andaba de parranda…

DON JUAN: A propósito de cronistas deportivos, ésta está relacionada: “Sin gloria, deslucida y muy raquítica, por todos los doctores desahuciada, enferma de tantísima política, se murió para siempre la Olimpiada”

ENTERRADOR: No estaba muerto, andaba de complot

DON JUAN: “Se murió Jimmy Carter de repente, y en el lugar donde las almas penan, la calaca dijo solamente: aquí nomás mis chicharrones truenan”

ENTERRADOR: No estaba muerto, andaba de elecciones…

DON JUAN: También se murió Fidel. “Dolor profundo el que tuvo al comprobar en su partida, que los muertos se van al otro mundo, y los vivos, a Florida.”

ENTERRADOR: No estaba muerto, andaba en el béisbol…

DON JUAN: ¡Caramba, qué es lo que vi! Esto resulta irrisorio. Mira lo que dice aquí: “Aquí yace Juan Tenorio”

ENTERRADOR: No te hagas el yo no fui. No hace ni media hora, al ir pasando te vi salir de tu sepoltora.

DON JUAN: De una sepultura, no. No comprendo a qué te atienes. ¿Acaso piensas que yo…?

ENTERRADOR: También colgaste los tenis.

DON JUAN: ¿Entonces aquélla vez, todo mundo falleció? ¿Don Luis, Don Gonzalo, yo?¡ Ciutti! ¿Pero Doña Inés?

ENTERRADOR: Yes. Si tienes alguna duda, aquí está su sepultura.

DON JUAN: Es su tumba, eso es obvio. ¿De qué murió? ¿Qué tenía?

ENTERRADOR: Murió de novio…

DON JUAN: ¿Novio?

ENTERRADOR: No vio venir el tranvía.

DON JUAN: ¡Caray! ¿Ya viste quién es? Es m iamada Doña Inés.

ENTERRADOR: No estaba muerta, andaba de parranda…

DOÑA INÉS: Soy un fantasma viviente inmune a penas y achaques, pero vos sois un valiente, de modo que no le saques.

DON JUAN: Quien diga eso blasfema porque asustarme yo, ¿cuándo? Pero cambiando de tema, vos ¿cómo la estáis pasando?

DOÑA INÉS: Puedo decir que disfruto, mas claro no es una cosa que digan así, ¡qué bruto, qué cómoda está la cosa! Y estoy en el Purgatorio rezando por el Tenorio. Pero vos, ¿qué contestáis?

DON JUAN: Churin churin fun flais

DOÑA INÉS: ¿Qué significado tiene?

DON JUAN: Silencio, creo que alguien viene.

DOÑA INÉS: Pues claro que sí, señor, mi padre, el Comendador.

ENTERRADOR: No estaba muerto, andaba de parranda…

COMENDADOR: No aguanto las apreturas. Contestadme, vos sabéis, ¿Por qué no hacen las sepulturas de talla 56?

ENTERRADOR: Como dijo Omar: vaya uste a sabar.

DON JUAN: Shh! Alguien viene por ahí. ¿Noes acaso Luis Mejía?

COMENDADOR: Seguramente que sí DON JUAN: Ya me lo suponía

DON LUIS: Ya veis, Don Juan, que quedamos, después de mil desaciertos, para siempre condenados a vivir entre los muertos.

DON JUAN: Bien, ya que estamos acá, puedo hacer una propuesta

DON LUIS: ¿De qué clase?

DON JUAN: Otra apuesta.

DON LUIS: Pero en qué consistiría.

DON JUAN: Digamos, del mismo paño de aquellas que hicimos antes.

DON LUIS: Siempre son interesantes.

DON JUAN: Pongamos de plazo un año y yaveremos juntos quién hace más alharacas.

DON LUIS: Quién revive más difuntos

DON JUAN: Y enamora más calacas

DON LUIS: Satisfecho quedaré

DON JUAN: Entonces tú dices

DON LUIS: Vamos

DON JUAN: Con que, señores, estamos en que la apuesta está en pie..

Telon

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