Filosofos De La Antiguedad
candidagonzalez26 de Septiembre de 2012
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República Bolivariana de Venezuela.
Ministerio del Poder Popular para La Educación Superior.
Aldea Universitaria “Gran Mariscal De Ayacucho”.
Fundación Misión- Sucre Cagua- Edo. Aragua.
ÉTICA
Jean Paul Sartre
Simone de Beauvoir
Erich Fromm
Albert Camus
Integrantes:
Álvaro E. Bastidas C.I 24.445.969
Cándida J. González C.I 17943904
Lianel A. Ariza C.I 5.579.599
María De León C.I 8.202.855
Juan Sarría C.I 8.730.036
Yenni G. Pírela C.I 19.277.302
Pof. José Navas
Estudios Jurídicos
Sección: 6 Trayecto: I
INTRODUCCIÓN
Esta realización escrita relata la vida y obra, de quienes fuesen en vida grandes filósofos, escritores y humanistas ante todo. Con un gran sentido de la ética y de los valores, los cuales se han dado a conocer alrededor del mundo, donde sus ideas de reflexión y equidad nos llevan a profundizar o analizar la esencia de la existencia de todas y cada una de las cosas que nos rodean y de nosotros mismos. Por ello le invitamos a comprender junto con nosotros, la serie de eventos de vida y eventos académicos que llevaron a estos filósofos a crear estas hipótesis de ética humanista.
Jean-Paul Sartre
Jean-Paul Charles Aymard Sartre, (París, 21 de junio de 1905 – 15 de abril de 1980), conocido comúnmente como Jean-Paul Sartre, fue un filósofo, escritor y dramaturgo francés, exponente del existencialismo y del marxismo humanista. Fue el décimo escritor francés seleccionado como Premio Nobel de Literatura, pero lo rechazó explicando en una carta a la Academia Sueca que él tenía por regla declinar todo reconocimiento o distinción y que los lazos entre el hombre y la cultura debían desarrollarse directamente, sin pasar por las instituciones. Fue pareja de la también filósofa Simone de Beauvoir.
Historia personal
Los padres de Sartre fueron Jean-Baptiste Sartre, un oficial naval, y Anne-Marie Schweitzer, hermana de Albert Schweitzer. Su padre murió de fiebre cuando él tenía apenas quince meses, y Anne-Marie lo crió con ayuda de su abuelo, Charles Schweitzer, quien enseñaría matemáticas a Jean-Paul y le introduciría desde muy joven a la literatura clásica.
La filosofía le atrajo desde su adolescencia en los años veinte, cuando leyó Ensayo sobre los datos inmediatos de la consciencia, de Henri Bergson. Estudió en París en la elitista École Normale Supérieure, donde conoció en 1929 a Simone de Beauvoir y a Raymond Aron. Sartre y de Beauvoir se volvieron compañeros inseparables durante el resto de sus vidas, en una relación no monógama. Juntos combatieron las suposiciones y expectativas de la formación burguesa. El conflicto entre la opresiva y destructiva conformidad espiritual (mala fe) y un «auténtico» estado de existencia, se convirtió en el tema central del trabajo de Sartre, un tema desarrollado en su principal trabajo filosófico El ser y la nada (1944).
La introducción más conocida a la filosofía de Sartre es su trabajo El existencialismo es un humanismo (1946). En este trabajo, Sartre defiende el existencialismo de sus críticos, que al final requieren la falsificación de sus ideas.
Se graduó de la École Normale Supérieure en 1929 con un doctorado en filosofía y sirvió como conscripto en el Ejército Francés de 1929 a 1931. En 1964 rehusó el Premio Nobel de Literatura, alegando que su aceptación implicaría perder su identidad de filósofo.
Su vida se caracterizó por una actitud militante de la filosofía. Se solidarizó con los más importantes acontecimientos de su época, como el Mayo Francés, la Revolución Cultural china, en su etapa de acercamiento a los maoístas, al final de su vida, y con la Revolución Cubana. Es el paradigma del intelectual comprometido del siglo XX.
El escritor y filósofo falleció el 15 de abril de 1980, a los 74 años de edad, en el hospital de Broussais tras una enfermedad, que de hecho le apartó de la dirección de Liberación años antes. Fue enterrado el 20 de abril, rodeado de una inmensa multitud. Más de 20.000 personas acompañaron el féretro hasta el cementerio de Montparnasse, en París, donde descansan sus restos.
«La existencia precede a la esencia»
Sartre considera que el ser humano está "condenado a ser libre", es decir, arrojado a la acción y responsable plenamente de la misma, y sin excusas.
A su vez, Sartre concibe la existencia humana como existencia consciente. El ser del hombre se distingue del ser de la cosa por ser consciente. La existencia humana es un fenómeno subjetivo, en el sentido de que es conciencia del mundo y conciencia de sí. Se observa aquí la influencia que ejerce sobre Sartre el racionalismo cartesiano. Sartre se forma en la fenomenología de Husserl y en la filosofía de Heidegger, discípulo éste de aquél. En plena guerra mundial, cuando forma parte del Ejército Francés como meteorólogo, Sartre es hecho prisionero, y en el largo periodo de ser cautivo del nazismo reformula muchas de sus ideas y elabora otras. Escribe constantemente e incluso representa obras de teatro en pleno campo de prisioneros. Si en Heidegger el Dasein es un «ser-ahí», arrojado al mundo, «e-yecto», para Sartre, el humano, en cuanto «ser-para-sí», es un «pro-yecto», un ser que debe «hacer-se».
El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Éste es el primer principio del existencialismo.
El existencialismo es humanismo
Sartre escribe que en el ser humano «la existencia precede a la esencia», contrariamente a lo que se había creído en la filosofía precedente. ¿Qué quiere decir esto? Sartre da un famoso ejemplo: si un artesano quiere realizar una obra, primero «la» piensa, la construye en su cabeza: esa prefiguración será la esencia de lo que se construirá, que luego tendrá existencia. Pero nosotros, los seres humanos, no fuimos diseñados por alguien, y no tenemos dentro de nosotros algo que nos haga «malos por naturaleza», o «tendientes al bien», como diversas corrientes filosóficas y políticas han creído, y siguen sosteniendo. «Nuestra esencia, aquello que nos definirá, es lo que construiremos nosotros mismos mediante nuestros actos», que son ineludibles: no actuar es un acto en sí mismo, puesto que nuestra libertad no es algo que pueda ser dejado de lado: ser es ser libres en situación, ser es ser-para, ser como proyecto.
Sartre y el comunismo
El periodo inicial de la carrera de Sartre, definida por El ser y la nada (1943), fue seguido por un segundo periodo de activismo político e intelectual. En particular, su trabajo de 1948 Manos sucias examinaba el problema de ser un intelectual y participar en la política al mismo tiempo. Se afilió al Partido Comunista Francés (PCF), aunque apenas fue miembro durante algunas semanas, y desempeñó un papel prominente en la lucha contra el colonialismo francés en Argelia. Se podría decir que fue el simpatizante más notable de la guerra de liberación de Argelia. Tenía una ayudante doméstica argelina, Arlette Elkaïm, a quien hizo hija adoptiva en 1965. Se opuso a la Guerra de Vietnam, y junto a Bertrand Russell y otras luminarias organizó un tribunal con el propósito de exhibir los crímenes de guerra de los Estados Unidos. El tribunal se llamaba «Tribunal Russell».
Agudamente crítico del estalinismo, su pensamiento político atravesó varias etapas: desde los momentos de Socialismo y Libertad, agrupación política de la resistencia francesa a la ocupación nazi, cuando escribe un programa basado en Saint-Simon, Proudhon y demás, cuando consideraba que el socialismo de Estado era contradictorio a la libertad del individuo, hasta su brevísima adhesión al Partido Comunista Francés, y su posterior acercamiento a los maoístas. Su principal trabajo en el intento de comunión entre el existencialismo y el marxismo fue Crítica de la razón dialéctica, publicado en 1960.
El énfasis de Sartre en los valores humanistas de Marx y su resultante énfasis en el joven Marx lo llevaron al famoso debate con el principal intelectual comunista en Francia de los años sesenta, Louis Althusser, en el que éste trató de redefinir el trabajo de Marx en un periodo pre-marxista, con generalizaciones esencialistas sobre la humanidad, y un periodo auténticamente marxista, más maduro y científico (a partir del Grundrisse y El capital). Algunos dicen que éste es el único debate público que Sartre perdió en su vida, pero hasta
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