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Hablando de locura y de lo difuminada que se encuentra

mozquiii22 de Septiembre de 2011

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Hablando de locura y de lo difuminada que se encuentra la línea que la separa de cordura; menciona a Einstein y de la razón por la que a través de una experiencia de este científico, logra inferir que el yo o Superego posee una capacidad limitada de lograr mantener a raya al Ello o mejor descrito a las fuerzas inconscientes, y que hasta cierto punto el Superego es incapaz de controlar al Ello.

Digamos entonces que el Superego es la parte de nosotros que según nuestras propias creencias nos hace posible convivir en sociedad sin que nadie nos clasifique como locos ó culpables al no dejar escapar a nuestro Ello, reprimiéndolo puesto que representa una parte de nosotros que negamos y que no quisiéramos conocer, dicha responsabilidad y necesidad por reprimirlo se traduce en el temor de no lograrlo, dando lugar a la culpa, que es en si fuente de toda Neurosis.

Estos estudios acerca del superego y el ello logran descubrir que en muchos pacientes los trastornos psíquicos son engendrados por un sentimiento estrangulado y que cuando se logra liberare ese sentimiento entonces las manifestaciones de la histeria provocada también ceden. El proceso que eligió para lograr esta liberación fue el la asociación libre, es decir lograr que el paciente haga un asociación por ejemplo de sus sueños mediante palabras obteniendo resultados significativos y reales.

Hablando del ello podemos comenzar que diciendo que “no hay nada que corresponda a la representación del tiempo” y tampoco conoce ni sigue las normas que imponemos ni nosotros ni la sociedad. El papel liberador que juegan los sueños en cuanto al ello, puesto que soñamos “bajo su imperio” siendo este la representación más verosímil de nosotros mismos, puesto que en el sueño el superego es incapaz de evitar la realización de nuestros deseos; sean cuales sean.

La manifestación de ello como hasta ahora hemos visto abarca principalmente dos hecho, uno, su manifestación a través de las manifestaciones de histeria y dos en situaciones menos severas como los actos fallidos de quien también es responsable el inconsciente o ello.

Dichos actos fallidos se manifiestan de diferentes maneras principalmente en dos; cuando decimos algo que no queríamos decir o cuando perdemos algo que no queríamos perder, me refiero a que; “no queríamos perder” conscientemente pero inconscientemente era un deseo importante, es entonces cuando se evidencia la incapacidad del superego de mantener a raya al ello constante y perpetuamente.

Otra manifestación importante de ello y muy común en la vida del hombre y en la sociedad es el denominado complejo de Edipo, teoría básica al hablar de Freud.

Carta III

“El caso del pequeño Hans”

“En menor o mayor medida todos los niños albergan sentimientos suicidas hacia sus hermanos menores”

El capítulo abre con las que considero son las líneas más relevantes del mismo; “Fue en los miedos de un niño de cinco año en donde Freud comprobó el Complejo de Edipo (el odio al padre del mismo sexo ante el deseo amoroso por el padre de sexo contrario)”

Este capítulo es particularmente interesante puesto que antes de Freud nadie siquiera podía suponer la existencia de la sexualidad infantil, razón por la cual también es trascendente.

El individuo que Freud utilizo para comprobar su teoría acerca del complejo de Edipo fue un niño de 5 años (como ya se menciono) llamado Hans, cuyo padre psicólogo, estudiaba con Freud.

Freud eligió a Hans porque a partir del nacimiento de su hermana, Hans desarrollo un miedo a salir a la calle (denominada agorafobia, miedo a los espacios abiertos), debido a que este miedo no era desarrollado específicamente por algo, se denomina angustia más que miedo, entonces el primer paso al que recurre el psicólogo es lograr precisamente ésta conversión de miedo a angustia, aclarar la causa real y concreta.

El seguimiento del desarrollo de la enfermedad de Hans, lo hizo su padre, a partir de que su angustia fue canalizada y aclarada, como: el miedo a que al salir a la calle un caballo lo mordiera. Detalle que impresiono a Freud puesto que relacionaba al caballo como símbolo de la sexualidad masculina, logrando asociar el temor del niño a la causa; los impulsos amorosos que sentía hacia su madre, concluyendo que el miedo ala mordida del caballo, era el temor que sentía a la castración, castigo que su padre le infringiría por sus deseos incestuosos.

A través de este experimento logra deducir también que en cuánto el niño logra su esclarecimiento sexual, la liberación de ese sentimiento de muerte (que no expresa necesariamente odio, sino un exceso de fantasía) que siente por su padre y de la deducción de que, los padres al reprimir su ello sexual habían provocado en cierta forma dicho complejo, lograron que Hans superara este miedo.

También en este capítulo se habla de la posibilidad de que Hans “además de su problemática edípica” en realidad tuviera miedo a los caballos, resultado del enfrentamiento que todos tenemos a un mundo hostil, lo cual es definido por William James al decir que “la vida cotidiana contiene momentos tan penosos, como los que, magnificados, llenan de angustia a los locos en los manicomios”, confiriéndole de esta forma un carácter nervioso al miedo de Hans.

Carta IV

“Escepticismo freudiano”

“El misticismo: esa oscura región más allá del yo y del ello”

En este capítulo se hace un estudio acerca de las teorías de Freud y se marca la necesidad de que el psicólogo, posea un sentido crítico y Autocrítico, la última característica faltante en la personalidad de Freud.

Aldous Huxley, evidencia mediante una critica una de las limitaciones de Freud “Presto muy poca atención a los influjos de Menos; la de las visitaciones de las musas inspiradoras, de los fenómenos de entusiasmo (en theos; Dios dentro), de la felicidad real o de las admoniciones de demonios- buenos de la especie de los que hablaba Sócrates”.

Es decir que Freud presto poca atención a la parte agradable opuesta del inconsciente y cuestiono el hecho de que calificara a los hombres como “el lugar donde se libran las respuestas a problemas conscientes e inconscientes”.

Así como su faltante atención a los detalles fisonómicos que en el estudio del paciente resulta relevantes; Huxley de nuevo señala “no deberá ser menos importante algo sobre la actividad mental del paciente que conocer el tamaño y la forma del cuerpo”.

Y el autor nos hace énfasis acerca de su gran limitación; lo religioso y su obsesión por el ocultismo, que aplicándole su método de estudio nos hace deducir que algo escondía en su inconsciente acerca del ocultismo.

En éste capítulo también nos hablan de las situaciones y eventos que llevaron a Freud a la consideración y reconocimiento de la telepatía, de la precognición y de la conclusión propia que de considerar de nuevo el enfoque y razón de sus estudios se hubiese inclinado por la parapsicología”

Mencionando la importancia que Freud consideraba la parapsicología tenía dentro del estudio del psicoanálisis.

Cuestiones que no debieran sorprendernos puesto su inspiración e interés para establecer su revolucionaria teoría, se remota al tratamiento de la Hipnosis por parte del médico francés Jean-Marie Charcot enmarcando la relevancia de la hipnosis tanto en el aspecto de su aplicación el la psicoterapia moderna como en su significación de que la hipnosis es el resultado más palpable del las fuerzas del inconsciente.

Gracias al deseo de Charcot por resolver los misterios de la histeria y de sus experimentos, Freud logra resumir la relación de la hipnosis, de la histeria y del inconsciente: “si la mente inconsciente produce los fenómenos de la histeria y de la hipnosis, se debe a que es mucho más poderosa que la mente consciente”

Y descubre como consecuencia de lo anterior que un tratamiento efectivo contra la neurosis es enfrentar al paciente con ese deseo que intenta inminentemente de reprimir mostrándole las ventajas que si neurosis reflejada en los síntomas representa, entonces si logra ver esta situación de una manera clara, entiende que la represión es inútil y los síntomas desaparecen.

Y durante los últimos años Freud supone que además de estar en constante lucha contra nuestros impulsos innatos también lo estamos en contra del “instinto de muerte” que pretende regresarnos a lo inorgánico”

Este instinto de muerte, es una cuestión fundamente concreta y cotidiana “la presencia del mal entre los hombres” que autores como Dostoyevski se han puesto a bien analizar.

Todas estas cuestiones corroboran que Freud creía en la parapsicología tanto como en la psicología y que estos hechos enmarcaron el encuentro de Freud y Jung.

Carta V

“El inconsciente colectivo”

“La mente humana, además de ciertos caracteres que le son propios, presenta ciertos rasgos colectivos (…)”

Este capítulo hace referencia a la relación que mantenían Freud y Jung y menciona las discrepancias en cuanto a sus teorías y deducciones, sin dejar de lado la manera en que ambos influyeron en el trabajo del otro y también hace recuento del evento que enmarco la ruptura de dicha relación.

La apertura se basa en la existencia del inconsciente colectivo, conformado por caracteres

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