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Hershey And Chase

Pauh1915 de Mayo de 2015

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Experimento de Hershey y Chase

En 1952, un conjunto de experimentos simples, pero ingeniosos, fueron llevados a cabo por los bioquímicos estadounidenses Alfred D. Hershey y Martha Chase. Pertenecientes al grupo de biólogos del Cold Spring Harbor Laboratory, donde estudiaron la genética de los bacteriófagos.

Un bacteriófago o fago, es un virus que específicamente ataca e infecta una bacteria y se reproduce como todos, utilizando toda la maquinaria vital para producir nuevas partículas de virus. Los nuevos virus se generan y se ensamblan en el interior de la bacteria y una vez producidos, la bacteria muere, rompiéndose y liberando así los virus al exterior. Los estudios realizados por microscopía electrónica, indicaban que para infectar a la bacteria, la partícula de virus se unía a su pared externa, pero no penetraba en su interior. A pesar de esto, el virus se reproducía dentro de la bacteria, por lo que algún principio o factor activo debía ser el que penetrara y se encargara de dirigir la fabricación de nuevos virus. Este factor debía contener la información genética, puesto que los nuevos virus fabricados no eran sino otra nueva generación.

El estudio molecular de los bacteriófagos reveló que estaban compuestos exclusivamente de ADN y de proteína. Era un ser ideal para estudiar cuál de los dos componentes representaba el factor que penetraba en la bacteria. El problema era: ¿cómo averiguar la naturaleza de este factor si era quizá sólo una molécula del mismo la que penetraba dentro de la bacteria? Había que utilizar técnicas muy sensibles de detección molecular.

Hershey y Chase pensaron que si eran capaces de producir virus radiactivos, podrían detectar así la naturaleza del factor que penetraba en la bacteria. Como se trataba de descubrir si era una proteína o un ácido nucleico, ellos se dieron cuenta de que si producían virus en un medio que contuviera azufre radiactivo, serían sus proteínas las que se habrían convertido en radiactivas, mientras que si producían virus en un medio con fósforo radiactivo, el radiactivo sería su ADN.

Prepararon dos muestras separadas de virus Añadieron azufre radiactivo a una suspensión de bacterias y fósforo radiactivo a otra. Estas suspensiones bacterianas fueron infectadas con el bacteriófago, lo que produjo grandes cantidades de virus radiactivos, bien con azufre o bien con fósforo, incorporados a sus proteínas o a su ADN. Ahora, sólo había que dejar que esos virus infectaran a nuevas bacterias para comprobar qué penetraba a su interior y qué se quedaba fuera. Para ello, tras dejar que el virus se uniera a la bacteria, se sometía a la suspensión bacteriana a una fuerte agitación, lo que lograba que las partículas del virus, ya desprovistas del factor que se había introducido dentro de la bacteria, volvieran a separarse de la superficie de éstas. Así, podía detectarse qué tipo de radiactividad habría penetrado dentro la bacteria.

Los resultados de este experimento no había ya lugar para la duda. Cuando dejaban que el virus que contenía azufre radiactivo infectara a las bacterias, Hershey y Chase detectaban que la radiactividad se quedaba en el exterior. La bacteria no era radiactiva. Sin embargo, cuando infectaban las bacterias con virus que contenían fósforo radiactivo, la radiactividad pasaba al interior de las mismas Por si fuera poco, si se dejaba que el virus se reprodujera en el interior de estas bacterias, se producían virus radiactivos que eran, a su vez, capaces de infectar a otras bacterias.

Así pues, el factor del bacteriófago que pasaba al interior de la bacteria era su ácido nucleico, él único capaz de contener fósforo. La proteína, con su azufre radiactivo, se quedaba fuera y no era en absoluto necesaria para la reproducción del virus. Era la prueba irrefutable de que el ADN era el portador de la información genética, información que

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