Jaime Yankelevich

Vida de Jaime Yankelevich

Nació el 13 de marzo de 1896 en Sofía, Bulgaria, en el seno de una familia judía, y llegó al país a los tres años con sus padres, quienes se instalaron en la Provincia de Entre Ríos. 15 años más tarde, se radicó en Buenos Aires dedicándose a la electricidad, y con el tiempo se convirtió en un importante empresario de los medios de comunicación, en especial radio y televisión. Es considerado el padre de la televisión argentina.

Jaime ingresó como operador en cines y teatros, consiguiendo un pequeño capital para instalar un negocio de electricidad en la calle Callao al 900. De ahí pasó a un local en la calle Entre Ríos 940, donde se inició con la radiotelefonía y comenzó a fabricar los implementos de radio, ya que resultaban muy costosa su adquisición para los aficionados dado que todos provenían del extranjero. Ligado a la radiotransmisión, hizo uso de la incipiente publicidad y colocó sus avisos en LOY Radio Nacional y en la Revista Telegráfica, especializada en radio. El 9 de julio de 1924 se hizo cargo de Radio Nacional en la que invirtió 95.942,18 pesos por la concesión, las instalaciones y el valor de la explotación. Este riesgo fue tildado como una “verdadera locura” ya que todo era desconocimiento y las partes técnica, artística y económica, tenían el aspecto decidido de lo experimental. Durante varios años Don Jaime se vio obligado a cubrir esa explotación con su propio capital obtenido de su negocio de electricidad. Fue pionero en la radiotelefonía y específicamente en la radiotelefonía comercial porque fue el que pagó los primeros sueldos artísticos en su emisora. Nunca hubo grabaciones, siempre números en vivo y de primer nivel. Su intención era que el público se diera cuenta de que se irradiaba en vivo y hacía afinar los instrumentos frente al micrófono para que el oyente comprobara la realidad. Además, Don Jaime, cuando eliminó las grabaciones lo hizo con la intención de que el artista saludara y hablara antes de actuar, para que el público que estaba escuchando desde sus casas tuviera la sensación de estar en el estudio. La radio pretendía ser y era periodismo y se lo reconocía como “pulso de la emoción popular”. Así, desde 1924 puso en el aire lo que luego sería el foco de comunicación convocante de la atención preferencial de toda la comunidad argentina: LR3 Radio Belgrano.

En el año 1930 recorrió varias provincias del país y conversó con propietarios de estaciones de escasa potencia, con el fin de formar la Primera Cadena Argentina de Broadcastings, de la cual fue fundador. Está contaba con diez estaciones de onda larga y siete de onda corta, ubicadas en Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Mendoza, Bahía Blanca, San Juan, Santiago del Estero, Paraná, Corrientes, Concordia, San Rafael, San Luis, La Rioja, Salta, y otras en ciudades de países limítrofes, como como La Paz (Bolivia), Encarnación (Paraguay), Colonia y Montevideo (Uruguay).

En 1947 el gobierno de Perón adquirió radio Belgrano, aún así Yankelevich quedó como director general.

Con la recaudación que dejaba la radio, el Estado instaló doce estaciones en todo el país.

En 1949 murió su hijo Miguel, quien siempre le insistía con que “todo país civilizado debía tener un canal de televisión”. Es por eso que decidió viajar a Estados Unidos e interiorizarse en el tema. Con el dinero que tenía como administrador de Radio Belgrano trajo los equipos Standard Electric que se instalaron en el país.

A pesar de la oposición del gobierno siguió adelante y emplazó en el Ministerio de Obras Públicas la parábola y el equipo para las primeras pruebas. La primera transmisión se realizó en 1951, desde el Palais de Glace, situado en Ayacucho y Posadas, donde tenía instaladas sus oficinas de Radio Belgrano. La primera transmisión en exteriores se realizó el 17 de octubre de ese mismo año.

El 25 de febrero de 1952 murió en el sanatorio Podestá.

Don Jaime y la radio

El 5 de Febrero de 1927, adquirió la firma de LOY Radio Nacional, ubicada en una casa de la calle Boyacá 427. Asimismo, el director artístico pasó a ser Pablo Osvaldo Valle, con quien la emisora progresó a pasos agigantados. La reducida casa, contenía todos los elementos de la estación. Además de la habitación convertida en una sala de transmisiones, los otros cuartos fueron transformados en las elementales secciones técnicas de la estación. Radio Nacional, empleaba la frecuencia de 950 Kcs con 5 Kw de potencia que le permitía alcanzar unos 100 km a la redonda.

A fines de 1928, el propietario de la radio, instaló las salas de audiciones en la calle Estados Unidos 1816, dejando el equipo en la casa de Flores y estableciendo -mediante una línea directa- la conexión entre el estudio y la planta transmisora. Comenzó entonces una época de ascenso para la empresa. De esta forma, las figuras representativas de la escena teatral, los artistas más sobresalientes de la radio, políticos, hombres de ciencia, literarios, críticos, cantores, disertantes y conjuntos de renombre empezaron a desfilar por su micrófono.

Tiempo después, Yankelevich viajó a Estados Unidos y Europa en busca de novedades relativas al mundo de la televisión y de los últimos adelantos técnicos en la materia.

Se propuso ofrecer al público porteño audiciones extraordinarias con el concurso de artistas extranjeros.

El crecimiento de Radio Nacional, lo obligó a buscar un sitio con una importante organización administrativa y mayor comodidad, pasando a ocupar un amplio edificio de la calle Belgrano que sería conocido como el Palacio de la Radio; éste poseía estudios dotados de las tecnologías más avanzadas y salas de ensayo, de espera y de descanso, convenientemente dispuestas. Se distinguió por la atención que prestaba y una formidable acústica en sus estudios.

En 1929, el gobierno había emitido un decreto por el cual prohibía el uso de la palabra "nacional" a toda empresa privada y comercial, por lo que se vio en la necesidad de cambiar el nombre de la radio. Al año siguiente, el equipo transmisor fue cambiado y la planta transmisora fue trasladada a Ciudadela, donde se levantaron cuatro grandes torres de sesenta y cinco metros de altura. También se compraron dos potentes motores diesel con sus alternadores, para abastecer la potente planta eléctrica, alimentar los transmisores de la ya LR3 Radio Nacional y de otras dos emisoras que habían pasado a la administración de Yankelevich:

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