La minería
CrimobaInforme25 de Febrero de 2015
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La minería es una de las actividades más contaminantes y perjudiciales tanto para el medio ambiente como para el hombre. Sin embargo, gracias a los avances más recientes en biotecnología, se pueden extraer metales por medio de un proceso alternativo que presenta ventajas desde el punto de vista ambiental y económico. Este proceso se denomina biolixiviación o lixiviación microbiana, y consiste en el ataque y la solubilización de un mineral a través de la acción directa o indirecta de distintos microorganismos.
El microorganismo utiliza el mineral como combustible, para sus propios propósitos de supervivencia, liberando los metales de interés, sin necesidad de una aplicación externa de energía. Durante el proceso lo que ocurre es que un metal insoluble (normalmente, en forma de sulfuro) se convierte en una forma soluble (sulfato), y el metal se extrae en agua. Por ello, a veces se utiliza como sinónimo de hidrometalurgia.
El uso de materiales metálicos es necesario en el proceso de civilización para mejorar el bienestar social. Sin embargo, la metalurgia tuvo una gran crisis en la década de los sesenta debido al incremento de los costes de la energía y al agotamiento de las reservas. Por eso, fue necesario buscar materias primas alternativas, como los sulfuros metálicos. Los sulfuros metálicos se pueden extraer por métodos pirometalúrgicos, ya que son fácilmente concentrables y el azufre suministra parte de la energía. Sin embargo, estos procesos son altamente contaminantes por las emisiones de SO2 que producen, incrementando problemas como el de la lluvia ácida. Como alternativa, surgió la hidrometalurgia, que extraía el metal en reacciones en un medio acuoso. Pero también presentaba problemas por su alto coste y por sus elevadas temperaturas y presiones requeridas.
¿Por qué usar la biolixiviación frente a otros procesos?
La biolixiviación solucionó estos problemas, ya que tiene lugar en condiciones cercanas a las ambientales y los compuestos utilizados no son ajenos a los ciclos biogeoquímicos. Tampoco produce emisiones de SO2, por lo que se evita la contaminación por lluvia ácida o anhídrido sulfuroso. Además, se reduce el consumo energético y los costes de operación, ya que las instalaciones son más sencillas y flexibles. No obstante, esta técnica también presenta una serie de desventajas que limitan su comercialización a nivel industrial. Una de ellas es la larga duración de los procesos debido a que las velocidades de reacción son lentas. Además, se obtienen soluciones demasiado diluidas para obtener el metal directamente de ellas. Por último, hay que tratar las aguas ácidas que se generan antes de su vertido (aunque generalmente se trabaja en ciclo cerrado y se recirculan al proceso).
¿Desde cuándo se utiliza? ¿Quiénes la llevan a cabo?
Pero la biolixiviación no es un proceso nuevo. Ya se utilizaba en China para la extracción de cobre, antes del descubrimiento de las bacterias, de una forma totalmente empírica. En 1947, Colmer y Hinkle aislaron por primera vez la bacteria Thiobacillus ferrooxidans, y se observó que era capaz de oxidar el hierro. Durante los años 60 y 70, hubo una gran investigación de todos estos procesos, identificándose diferentes especies bacterianas implicadas y llevándose a cabo procesos a gran escala.
Actualmente, se han realizado grandes avances, tanto en el conocimiento de los mecanismos biológicos de los microorganismos implicados como en el desarrollo ingenieril.
La principal característica de los microorganismos que llevan a cabo el proceso es su capacidad para evolucionar en ambientes con temperaturas, pH y condiciones muy agresivas. Todos son acidófilos estrictos, es decir, son capaces de crecer a pH cercanos a 2. Su acción es la oxidación directa o indirecta de los metales contenidos en los minerales. Esto aporta a las células la energía necesaria para su
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