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Los Animales Tambien Piensan


Enviado por   •  4 de Octubre de 2013  •  1.446 Palabras (6 Páginas)  •  434 Visitas

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Según la psicóloga Joëlle Proust, especializada en conocimiento animal, los animales con cerebro pueden producir representaciones mentales de los objetos externos, memorizarlos e incluso engendrar conceptos, todo esto gracias a un dispositivo natural que calibra las modalidades sensoriales. El trabajo de esta especialista obliga a redefinir las nociones de pensamiento, conciencia y lenguaje, y constituye un motivo de reflexión sobre la idea que tenemos los humanos de los animales no humanos.

(Tendencias Científicas) La tesis aparece en un libro publicado hace poco en Francia, firmado por Joëlle Proust, investigadora del pensamiento animal. Este texto es resultado de la integración de los últimos conocimientos en biología, psicología experimental, neuropsicología y etología cognitiva.

Joëlle Proust había demostrado en 1977 que el espíritu se instala en el animal desde que en su conciencia se opera la distinción entre el mundo interior y el exterior, entre la experiencia y el objeto. Para ella, la representación mental del mundo se origina en la correlación que se produce entre los distintos estados internos de un organismo, que son los que otorgan significado a la realidad, y destaca que esa representación ocurre en todos los animales que tienen un cerebro.

En esta segunda obra sobre el tema del pensamiento animal, Joëlle Proust añade que los animales con cerebro disponen de un dispositivo natural para calibrar las modalidades sensoriales, lo que les permite producir representaciones mentales de los objetos externos, memorizarlos e incluso engendrar conceptos.

Proust aclara que los animales sociales no humanos no obtienen la información de un registro psicológico, como las creencias y deseos de nuestra especie, sino sobre la base de los comportamientos sociales. Ello les permite incluso disfrutar de una teoría social rudimentaria, aunque no de una teoría del espíritu.

En un artículo aparecido en Terrains, Joëlle Proust explica al respecto que numerosos animales no humanos tienen representaciones mentales tan reales como las humanas y que perciben el mundo como compuesto en cuerpos distribuidos en el espacio y dotados de una cierta autonomía. Asimismo, destaca Proust que las representaciones mentales de los animales no humanos son también objetivas, lo que permite que sus convicciones puedan ser falsas o verdaderas.

Ello le lleva a concluir que algunos animales no humanos pueden formar conceptos que le hacen inteligibles los aspectos del entorno que son importantes para ellos, lo que explica que algunas razas como los perros dispongan de teorías concretas sobre sus relaciones sociales que incluyen escalas sociales, amigos y enemigos.

Sus trabajos llevan a la conclusión de que los animales no humanos son capaces de conceptuar el mundo externo en función de las actividades que les son indispensables para la vida y que son capaces de almacenar en su memoria gran parte de la experiencia vivida. En virtud de esta información, estos animales pueden prever las evoluciones del entorno, disponer de un mapa mental de su territorio y orientarse mejor en la búsqueda del alimento.

Esto es válido para los mamíferos, pero también para las serpientes y los pájaros, si bien los grandes primates son los que ofrecen unas capacidades mentales más próximas a las humanas.

Para la autora, estos descubrimientos deben iluminar los comportamientos humanos sobre los derechos de los animales y contribuir a redefinir nuestras relaciones con las especies llamadas inferiores.

Fuente: http://axxon.com.ar/not/128/c-128InfoAnimalesPiensan.htm

Título: ¿Para qué jugar?

¿PARA QUÉ JUGAR?

El juego es una necesidad. Jugar es necesario, tanto para el niño como para el adulto, aunque para cada uno tiene un significado diferente. En el adulto el juego implica distracción, entretenimiento, descanso, alivio y distensión; un tomar distancia de sus preocupaciones y ocupaciones; un "perder el tiempo" de sus obligaciones de adulto para "ganarlo" en placer en tanto que es persona. Para el niño, en cambio, el juego es una función básica, un comportamiento totalizador que compromete sus percepciones, su sensitividad, su motricidad, su inteligencia, su afectividad y su comunicación; no es un simple pasatiempo ni una distracción pasajera; mucho menos aún, una "pérdida de tiempo porque sí"...como muchas veces creen y manifiestan los padres.

Al niño le hace falta jugar, solo o con otros, con o sin juguetes...

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