Maria Angela - Autobiografía

Autobiografía

María Ángela Figueroa Pino, esa soy yo, nací en la capital de Perú, Lima, ciudad que recuerdo con nostalgia tras estar sola en un café de Buenos Aires.  

Tengo diecisiete años  y mis padres son Aldo  y Judith   ambos abogados quienes después de mí tuvieron el deseo de procrear a dos maravillosos seres a quienes conozco por Nadia Sofía y Aldo Felipe, estos dos niños me hacen muy feliz y llenan de orgullo a mi persona, trato de dar lo mejor de mí ya que por parte también soy su ejemplo.   

Gran parte de mi niñez  y entrada a la adolescencia viví  en un condominio frente a la playa,  lejos de la ciudad. Eventualmente la distancia  al  colegio se volvió una gran desventaja y esto se complicó aún más cuando el lazo conyugal llego a su fin. Tenía trece cuando esto ocurrió y puedo afirmar que  llegó a afectarme como a cualquier chica que ama los cuentos de hadas. Fue tiempo de salir de la burbuja.  

Nos mudamos a un edificio  cercano a Pestalozzi, mi centro de estudios, las cosas comenzaron a hacerse más fáciles: el transporte, mi autonomía, los horarios. La ausencia de papá fue lo que opacó estas nuevas cosas buenas.

Adopté la costumbre de siempre tener un libro entre las manos cuando estaba sola, cosa que era frecuente. Leía con mucho entusiasmo e imaginaba que todos los acontecimientos literarios podían llegar a pasarme

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Hice una gran amiga, cuando salí del hueco, al que la gente llama " depresión”. Era yo misma, me comencé a valorar más y después de eso noté que la gente a mi alrededor comenzó a apreciarme, ese era el secreto, quererse a uno mismo, cosa que ignoré por dos años.  

Empecé a llamarme "Marys”, me sentía más cómoda con ese apodo, que con mi nombre en sí, me hacía sentir libre, "Marys" no es insegura,  no tiene miedo a lo que la gente piense de ella, es espontánea y sueña sin miedo, he llegado a darle un significado a este lado mío, simplemente creo que "Marys" refleja mi lado sociable, alegre y festivo, es una evolución de María Ángela. 

Tuve un año  oscuro en el que iba a muchas  fiestas,  conocí gente fuera del colegio, descuidé mis estudios, me volví una persona totalmente diferente de lo que imaginaba ser, no me sentía orgullosa de mí y opte por  cambiar. Alejé de mi vida a las personas que no me aportaban nada, que solo veían en mí a alguien para salidas y reuniones sociales, decidí  plantar mi jardín y decorar mi alma  como dijo Borges  en vez de esperar a que alguien me trajera flores. 

Un buen día cuando caminaba por el malecón del distrito de Miraflores con mi mejor amiga, conocí a un grupo de adolescentes limeños a quienes llamé “frikis” y del que pronto yo también seria parte. Me incluyeron en sus salidas, me abrieron las puertas de sus hogares y lo más importante de sus corazones. Cada uno era diferente al otro y sin embargo no podíamos dejar de vernos. Se volvió habitual reunirnos cada vez que teníamos tiempo libre. Nunca me había sentido tan cómoda en un grupo. Son la familia que escogí. A pesar de solo haber pasado dos inviernos, dos otoños, dos veranos y una primavera con ellos, los voy a amar y recordar siempre. Durante ese cambio que dio mi vida creo haber mejorado como persona.

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