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Miguel Hernandez

ailefervar14 de Enero de 2015

957 Palabras (4 Páginas)206 Visitas

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Miguel Hernández Gilabert nació en Orihuela, un pequeño pueblo del Levante Español, rodeada de l oasis exuberante de la huerta del Segura el 30 de Octubre de 1910. Hijo de familia humilde, su niñez y adolescencia transcurren por la aireada y luminosa sierra Oriolana, tras un pequeño hato de cabras ejerciendo el oficio de Pastor (al igual que su padre). Por las tardes ordeñaba las cabras y se dedicaba a repartir la leche por el vecindario. A la edad de 9 años asistió a la Escuela Ave María anexa al Colegio Santo Domingo, donde estudió gramática, aritmética, geografía, y religión, destacando por su extraordinario talento. A los 15 años de edad, en 1925, tubo que abandonar el colegio para volver a conducir cabras por las cercanías de Orihuela. Pero sabe embellecer esta vida monótona con la lectura de numerosos libros de Gabriel y Galán, Miró, Zorrilla, y Rubén Darío, que cayeron en sus manos y depositaron en su espíritu ávido el germen de la poesía. De vez en cuando se ponía a escribir sencillos versos a la sombra de un árbol realizando sus primeros experimentos poéticos. Desde 1930 Miguel Hernández comienza a publicar poemas en el semanario El Pueblo de Orihuela y el Diario El Día de Alicante. Su nombre comienza a sonar en revistas y diarios levantinos.

Poseído por la fiebre de la fama, en diciembre de 1931 se lanza a la conquista de Madrid con un puñado de poemas , y unas recomendaciones que al fin no le sirven de nada. Aunque un par de revistas literarias, La Gaceta Literaria y Estampa, acusan su presencia en la capital y piden un empleo o apoyo oficial para el "cabrero-poeta" , las semanas pasaban y , a pesar de la abnegada ayuda de un puñado de amigos oriolanos, tiene que volverse fracasado a Orihuela. Pero al menos ha podido tomarle el pulso a los gustos literarios de la capital que le inspiran su libro neogongorino Perito En Lunas (1933) , extraordinario ejercicio de lucha tenaz con la palabra y la sintaxis, muestra de una invencible voluntad de estilo. Tras ese esfuerzo el poeta estubo forjado y logró hacer de la lengua un instrumento maleable. En Orihuela continuó sus intensas lecturas, y siguió escribiendo poesía. La prensa local se hace eco del acontecimiento literario alimentado en el joven poeta el ansia y sed de celebridad.

Un día al salir de su trabajo , en una notaría de Orihuela , conoció a Josefina Manresa y se enamoró de ella. En Madrid su correspondencia amorosa no se interrumpió y la frecuente soledad inevitable en la gran ciudad le hacía sentir nostalgia por la paz e intimidad de su Orihuela. Las cartas abundaban en quejas sobre la pensión, re cillas de escritores, intrigas, el ruido y el tráfico. Así es que en cuanto le era posible volvía a su pueblo para charlar con los amigos, comer fruta a satisfacción y a bañarse en el río. Aunque lentamente, iba creándose en Madrid su círculo de amigos : Altolaguirre, Alberti, Cernuda, Delia del Carril, María Zambrano, Vicente Aleixandre, y Pablo Neruda. Entre ellos trata de vender algunos números para revistas pero tienen que constar que ésta no gusta a muchos de sus nuevos amigos.

El estallido de la Guerra Civil en julio de 1936 le obligó a tomar una decisión. Miguel, sin dar lugar a dudas, la tomó, con entreza y entusiasmo por la República. No solamente entregó toda su persona, sino que también, su creación lírica se trueca en arma de denuncia, testimonio, instrumento

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