ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

ANTOLOGÍA POÉTICA MIGUEL HERNÁNDEZ

antonxuplus29 de Enero de 2013

15.368 Palabras (62 Páginas)1.578 Visitas

Página 1 de 62

ANTOLOGÍA POÉTICA

MIGUEL HERNÁNDEZ

ROSA FRANCÉS REQUENA

2º BACHILLERATO

ENERO 2011

1. Introducción: El problema de las generaciones de postguerra. La generación del 27. Miguel Hernández en su contexto literario.

La poesía española a partir de 1940 se caracteriza por el encasillamiento de los poetas posteriores a 1936 en diferentes generaciones literarias, basadas en el concepto de “generación literaria” expuesta por Ortega y Gasset y que definieron a las ya conocidas, “Generación del 98” y “Generación del 27”. Pero también se ha abusado de este término y se ha utilizado sin justificación en la generación del 36, generación del 50 o generación del 60. A pesar de todo, el estudio de la poesía española posterior a 1940 se detiene en las personalidades individuales de los poetas, sin dejar de lado los movimientos o generaciones de la época y teniendo en cuenta el panorama poético español del siglo XX.

Miguel Hernández no pertenece a la “Generación del 27” ni a ningún movimiento generacional posterior a la guerra civil, pero es un poeta imprescindible en el panorama poético español de este siglo. Su vida y su obra sirven de puente entre las dos etapas en las que tradicionalmente se ha dividido la literatura española del siglo XX: antes y después de 1936, primero porque sus rasgos poéticos son característicos de la poesía anterior a la guerra civil y segundo porque algún crítico lo ha incluido en la generación del 36.

La generación del 27 comenzó a ser reconocida por tres razones:

1. Por la celebración del centenario de Góngora, ya que supuso un manifiesto y encuentro con la estética barroca.

2. Por la vitalidad de revistas que se publican en esa fecha: Mediodía, Carmen, Verso y prosa…

3. Porque en esa fecha ya habían publicado las obras más significativas algunos de los autores de esta generación: García Lorca, Luis Cernuda y Jorge Guillén.

Los escritores que forman esta generación son: Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Jorge Guillén, Pedro Salinas, García Lorca, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre. El contexto poético de esta generación se encuentra ante un gran auge literario, ya que después del Modernismo con Rubén Darío, aparecen los movimientos de vanguardia que dejan bastante huella en estos escritores. Estos poetas no rechazaron la literatura anterior, de ahí la tradición literaria, pero, además, destacaban la influencia de tres autores contemporáneos:

• Ortega y Gasset, como el filósofo, porque influyó en sus ideas transmitidas en conferencias y tertulias, pero sobre todo influyó por su labor en la Revista de Occidente, que permitió dar a conocer a muchos poetas.

• Ramón Gómez de la Serna, como el vanguardista, que transmitió las novedades extranjeras, fomentó las tertulias literarias y con sus Greguerías influyó en los poetas para mostrar una especial visión de la realidad.

• Juan Ramón Jiménez, como el poeta, que ayudó con su ejemplo en revistas y colecciones e influyó con su poesía pura, desnuda, sencilla y profunda.

Los rasgos temáticos de la poética del 27 son: la ciudad, la naturaleza, el amor, el compromiso social y la religión. Esta trayectoria poética de la Generación del 27 estuvo relacionada con la vida poética de Miguel Hernández e influyó mucho en su evolución literaria, a pesar de que su relación con estos poetas no fue la esperada, sobre todo por las circunstancias de la guerra civil y por su muerte prematura. Miguel Hernández en su primer viaje a Madrid escribe una carta a Juan Ramón Jiménez para que conociera su labor poética y pudiera conseguir alguna ayuda económica para dedicarse a la creación literaria, pero nuestro poeta era demasiado joven e idealista y sus primeros pasos estuvieron cargados de tropiezos y avatares negativos. Parece ser que Juan Ramón Jiménez nunca contestó a las cartas de Miguel. En su primera obra, Perito en Lunas, se advierte el peso de su formación religiosa, que dota a su poesía de una rica imaginería, que recuerda al Alberti de Cal y Canto.

Durante sus visitas a los talleres de La verdad para supervisar la salida del libro, Raimundo Reyes, redactor jefe de este diario le presentó a Federico García Lorca, ocasión que Miguel aprovecha para hacerle leer los poemas de este primer libro y ante el fracaso de las ventas, García Lorca le anima para que siga escribiendo, ya que los comienzos son bastante duros. Esta respuesta no es aceptada por Miguel y le reprime con cierta falta de delicadeza, lo que debió de molestar bastante a García Lorca, hecho que rompió la relación entre ambos. A pesar de ello Miguel Hernández le escribe un poema en su libro Viento del pueblo cuando se enteró de que había sido asesinado, titulado, Elegía primera.

La honda influencia de Ramón Sijé en su primera etapa favoreció las publicaciones en las revistas Cruz y Raya y El Gallo Crisis, donde sus poemas religiosos le sitúan entre los poetas más relevantes de la poesía religiosa del siglo XX, que según palabras de Pablo Neruda lo convirtieron en “el más grande poeta del catolicismo español”, pero su ideología fue modificando esta primera etapa y provocó el distanciamiento entre su mejor amigo, Ramón Sijé.

Cuando Miguel sale de Orihuela se encuentra con un Madrid poblado de intelectuales afectados profundamente por los acontecimientos que sacuden el país. Sin entrar en un plano estrictamente político, la literatura está sufriendo un cambio sustancial. Hay un claro giro hacia la llamada “poesía impura” en detrimento de ese purismo de Juan Ramón que ya se consideraba caduco. Así autores como Alberti, Emilio Prados, Aleixandre o Cernuda abogan por una estética nueva, muy próxima al superrealismo, a una poesía más comprometida. Ya que los acontecimientos más destacados influían en estos cambios, como el crak económico del 29, la ascensión inmediata de los fascismos en Europa, el establecimiento en España de un régimen republicano donde triunfa la izquierda de Frentes Populares como respuesta al peligro exterior. Los juegos vanguardistas dan paso al compromiso político y social. Miguel Hernández nada ajeno a estos sucesos, experimenta en su vida y en su obra un proceso que le alejará de la estética purista y, a finales de 1933, abandona la lírica profética y religiosa por un mayor compromiso político y encontrará mucho apoyo en 1935 al refrendar el alza del surrealismo en la concesión del Premio nacional de Literatura al libro La destrucción o el amor de Vicente Aleixandre.

En síntesis, nos hallamos en un período fecundo pero a la vez formativo en la vida de Miguel Hernández como tratante de ganado. Todo cuanto le sucede o conoce acaba siendo decisivo en un hombre tan permeable como él a los acontecimientos. Del mismo modo no podemos olvidar la gran influencia de José María de Cossío, Pablo Neruda y Vicente Aleixandre.

2. Trayectoria biográfica.

Miguel Hernández nace en Orihuela (Alicante) el 30 de octubre de 1910 en el seno de una modesta familia de tratantes de ganado. Orihuela, capital de la Vega Baja del río Segura, era una población agrícola con un gran simbolismo religioso, “no había calle sin templo, ni plaza sin convento”. Su padre, Miguel Hernández Sánchez, y su madre, Concepción Gilabert Giner, tuvieron siete hijos de los que sobrevivieron sólo cuatro: Vicente, Elvira, Miguel y Encarnación. Desde su infancia Miguel, como su hermano, es pastor de cabras, quien conoce los secretos de la naturaleza, proporcionándole un léxico y una iconografía fundamental para su obra poética. También colabora en la economía familiar con el reparto de leche por las casas vecinas.

Estudió tres años en las escuelas del Ave María y dos en el Colegio de Santo Domingo y, aunque tenía buenas notas, su padre no le dejó acabar el último curso y le colocó como aprendiz a los catorce años, en un comercio de Orihuela, pero un incendio destruyó su empleo y volvió al cuidado del rebaño de cabras. Su padre ha alcanzado una moderada posición y adquiere una nueva vivienda, la que hoy es la casa-museo, donde el jardín, el establo y el patio le inspirarán para encontrar elementos fundamentales de su poesía: el limonero, el pozo, la higuera, donde en el patio se instala una mesa mirando a la sierra para crear su propio rincón de creación literaria.

Durante su adolescencia, Miguel, leía a escondidas de su padre, quien asentado en las tradiciones de la época, no permitía que perdiera el tiempo con las lecturas y debía trabajar como los demás miembros de la familia. Estas situaciones las vemos reflejadas en sus poemas, como “El niño yuntero”. Así fue cultivando su formación con textos de Gabriel Miró, Bécquer, Rubén Darío y Juan Ramón Jiménez. Entre sus coetáneos era muy apreciado, porque era buena persona y tenía don de palabra. Desde su temprana edad sentía ya una plena vocación de poeta y dramaturgo y así, en su cuaderno adolescente se ven sus primeras composiciones, pero fue en 1925 cuando dio el salto a la poesía, utilizando elementos mitológicos para expresar sus propias vivencias.

Miguel conoce a otro poeta oriolano joven, Carlos Fenoll, que le presenta a Ramón Sijé,

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (78 Kb)
Leer 61 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com