Miguel Hernandez

Miguel Hernandez nació el 30 de Octubre en Orihuela (Alcalente) y la tuberculosis acabó con su vida el 28 de Marzo de 1942 en el penal de Ocaña en Toledo.

El poema “El niño yuntero” pertenece a su libro Viento del Pueblo, escrito en 1937. El tema general de este poema es la denuncia de la explotación infantil en el campo, describiendo la situación rural en la cual los niños realizan trabajo duro por un salario que es una miseria. Esta situación se relaciona con su biografía, ya que el autor abandonó de forma temprana el colegio de los jesuitas para ganarse la vida como lechero y pastor.

Considerando la estructura externa del poema, el mismo está compuesto por quince estrofas y sesenta versos octosílabos, compuesta por una rima consonante y los versos son de arte menor.

Internamente, el poema podría ser dividido en tres partes. La primera parte se extiende del verso 1 al 40, y ésta presenta la descripción del niño y su trabajo como yuntero. La segunda parte se extiende del verso 41 al 52, el yo lírico manifiesta sus sentimientos, es decir muestra su dolor y pena por esos niños yunteros. La tercera parte empieza en el verso 53 y finaliza en el verso 60, en ésta se presenta la conclusión del hablante.

Reiteradamente el yo lírico remarca la corta edad del pequeño, y de esta manera enfatiza la denuncia social a la injusticia de las explotaciones infantiles. En la cita: “Contar sus años no sabe, y ya sabe que el sudor es una corona grave de sal para el labrador”, se destaca el hecho que el niño es tan chico que no puede contar sus años cuando su trabajo es propio de un adulto, por eso se crea una explícita critica por parte del hablante para que éste no realice ese trabajo.

En la estrofa número siete, el hablante describe la forma en que el niño desarrolla su trabajo y en qué condiciones hace el mismo. En la cita: “Trabaja y mientras trabaja masculinamente serio, se unge de lluvia y se alhaja de carne de cementerio”, se puede apreciar claramente el dolor que siente el yo lírico por el niño. Éste usa el método de la repetición de la palabra ‘trabajar’ para explicar el trabajo desmesurado que realizan estos niños, el cual no está acorde con su edad.

En este poema Hernández utiliza distintos recursos estilísticos. Entre otros podemos enunciar una metáfora : “Carne de yugo”; una comparación “Nace, como la herramienta”; una sinestesia “una alma de color de olivo”; otra comparación “a vivir” y “a morir” hacen una antítesis; “la vida como una guerra”. También al principio de los versos 29 y 30 hay anáfora, se repite “a fuerza de”; en los versos 46, 47, 50 y 51 hay polisíndeton; “Muerto y veinte veces muerto” y “Cantando espero a la muerte” es hipérbole.

Con respecto a la apreciación personal este poema refleja claramente una preocupación social. Miguel Hernández llega a los lectores por medio de las vívidas imágenes y metáforas. Además, tiene como principal intención la de hacer reaccionar al lector sobre la explotación infantil y las dos últimas estrofas tienen el objetivo de hacer reaccionar al lector ante esta injusticia.

Tal vez uno de los poemas del libro que mejor reflejan una limpísima preocupación social

construido por sesenta sos, por quince estrofas de cuatro versos cada una o cuartetos y al ser octosílabos se presenta una redondilla. En cuanto a la métrica del poema, el mismo consta de rima consonante encadenada en todo el poema dada de forma: “A,B,A,B”, y versos octosílabos por lo que los mismo son de arte menor.

El protagonista es un niño que -como el propio Miguel Hernández- tiene

que trabajar en el campo desde muy temprano, destripando terrones y padeciendo

todo tipo de estrecheces: fatiga, hambre, marginación... Ante tanta injusticia social, la

indignación del poeta estalla con profundo dolor.

la lucha contra esa injusticia ancestral que condena a la pobreza y la miseria a aquellos que trabajan la tierra para que otros se lleven los beneficios

Estrofa en la que está escrito el verso.El poema está escrito en una estrofa de versos octasílabos de rima cruzada

• Localiza las siguientes partes del poema: retrato del niño, dolor del poeta por ese niño e incitación a la rebeldía.

De la línea 1 a la línea 40, Miguel Hernández atiende al niño yuntero, describiéndolo como una mera herramienta que solo es deseada en la vida para minimizar el esfuerzo de otros. Entre las perores herramientas y en los más duros ambientes se encuentran estos niños que han de soportar un trabajo de hombres aún así siendo niños. Por este motivo, dice el autor, estos niños nunca tendrán vida, sino que desde que nacen hasta que mueren se están cavando su propia tumba sin que nadie haga nada al respecto.

De la línea 41 a la 52, Miguel muestra su dolor y pena por esos niños yunteros. Le molesta que aunque trabajan a sol y sombra, no reciban las recompensas que se merecen. Los llama “cenicientos” a causa de que viven bajo una vida injusta y llena de trabajos forzados. Por eso Miguel se siente mal y le duele ver la situación que tienen estos infantes.

Y finalmente de las líneas 53 a las 60 el autor incita y hace reflexionar a los jornaleros de mayor edad, recordándoles que son niños, como lo fueron ellos. Y por tanto que no priven de esa infancia que posiblemente también desearon ellos, y que a lo mejor no tuvieron.

En la última estrofa el autor se refiere a los jornaleros adultos, es decir a los padres y jefes de estos niños esclavos a una vida de sufrimiento y

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