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Narrativa de biografia


Enviado por   •  12 de Junio de 2017  •  Apuntes  •  1.815 Palabras (8 Páginas)  •  194 Visitas

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Cuando era pequeño alrededor de los cuatro años, fue la primera vez que me sucedió algo extraño, algo paranormal, por llamarle de algún modo. Durante una noche de invierno o verano, no recuerdo muy bien, la memoria es frágil a esa edad, dormía plácidamente en el cuarto de mi tío, el cual no estaba ya que había salido a beber, como de costumbre. El cuarto estaba ubicado en el norponiente de la casa de mi abuela, en el campo, Osorno,  cuando de pronto, en mitad de la noche, entró un perro intempestivamente por la ventana de la habitación,  no sé cómo, ni de dónde, lo que sí sé, es que casi me muero de miedo al verlo, sus ojos brillaban en la oscuridad, sus colmillos se veían de temer, su pelaje negro y enmarañado le daba el aspecto de un perro salvaje o lobo solitario, por el tamaño, no era un perro común, no podía serlo. Como un perro llegaría al segundo piso de una casa de campo, sin tener por donde subir, me esquiné en la cama y comencé a gritar clamando a una tía, no recuerdo el momento en que el perro se fue, no recuerdo si se llevó algo, sólo recuerdo que cuando mi tía llegó, yo estaba parado en medio de la habitación, con la ventana abierta de par en par y llorando desconsoladamente. Cada vez que recuerdo aquella noche se me eriza la piel, ya que siento como si estuviera en esa habitación otra vez. Hasta el día de hoy mi tía dice que sólo era un niño malcriado y quejumbroso, el cual tuvo un mal sueño, pero otra tía dice que estaba tan asustado, al nivel de temblarme el cuerpo, que es imposible que yo lo haya soñado. Comparto el pensamiento de esta última, no creo que un sueño se conserve con tanto detalle como yo conservo las imágenes de aquella noche.

                La segunda vez que pasó, fue cuando tenía alrededor de 8 años, estaba en mi segunda escuela en Santiago, ya casi no veía a mi madre, me dejó al cuidado de unos tíos de ella, tíos abuelos míos, para poder trabajar. Pero justo ese día estaba emocionado porque ella iría a verme, tenía tantas ganas de verla, de decirle que la extrañaba, que me sacará de ahí, que no me gustaba vivir con esa gente, porque no me trataban bien. Esa tarde acudí normalmente a la escuela, con mucho ánimo, me gustaba ir al colegio, me entretenía mucho, jugaba futbol, corría con mis amigos, disfrutaba pasar las tardes estudiando y jugando. Recuerdo que durante el segundo recreo, la mayor parte de los alumnos se reunió fuera del baño de niñas, decían que algo había dentro del baño que no dejaba salir a las alumnas, entonces una niña de octavo grado, ingreso al baño con la intención de ver lo que pasaba y sacar de éste a las pequeñas, lo único que recuerdo bien es que ella grito en la entrada del baño y se desplomó al suelo, otra vez el miedo envolvió mi corazón con tanto ímpetu que la memoria de ese momento es vaga y borrosa.

Al escuchar lo que decían que ella había visto. Decían, porque ella no despertó en un largo rato, entonces los rumores comenzaron a surgir. Decían que lo que había visto eran los ojos de un duende, otros que decían que  había visto los ojos del diablo. Entonces es hasta aquí lo que mi memoria recuerda bien, después son sólo fragmentos hasta que llegué a la casa en la que vivía muy asustado, con un enorme nudo en la garganta, recuerdo haber visto dos ojos rojos brillantes dentro del baño antes de que nos sacaran dela escuela, recuerdo que aquella vez el camino que habitualmente hacía en bus, lo hice a pie corriendo y tropezando de miedo, pensando en lo que había visto, recuerdo haber llegado a casa, ver a mi madre y  lanzarme sobre ella a llorar profunda y desconsoladamente, otra vez.

                La siguiente vez, ya tenía doce años y cuando sucedió me encontraba solo, iba de vuelta desde el río a la casa de mi abuela, en el campo, después de una tarde de jugar en el agua junto a mis primos. Recuerdo que yo era bastante malgenio, aquella tarde me fui solo porque me enojé con ellos, no recuerdo bien la razón exacta, pero lo que recuerdo es que me estaban molestando por mi delgadez, era un poco escuálido para mi edad, ellos eran muchachos rebosantes de salud y un cuerpo adecuado a sus edades, eran nacidos y criados en el campo, a diferencia de mí, que ya llevaba 5 años viviendo en Santiago. Al parecer la buena salud no me acompañaba, no es que fuera enfermizo, es sólo que era un poco bajo de estatura para mi edad y me faltaba cuerpo. Debido a estas bromas, me enojé y tome mi toalla, sandalias y me largue solo, se estaba haciendo tarde, el sol ya casi no se veía entre los árboles, camine rápido para que la noche no me pille en mitad del camino, justo aquel día fuimos a una parte bastante lejana de la casa de la abuela, entonces como yo no conocía bien aquel camino, traté de llegar hasta un lugar donde pudiera ubicar bien el camino a la casa, por lo cual tenía que pasar por un bosque, no muy extenso, de pinos. Al llegar ahí, ya no veía ni un rayo de sol entre los árboles y llevaba mi ropa húmeda, puesto que me había bañado durante toda la tarde en el río, por lo que sentí un poco de frío al entrar al bosque, mas no era un frío común, supe que era algo inusual, algo distinto, pero no supe qué, hasta que lo vi, un hombre de pelo y barba muy negra, ojos oscuros como la penumbra más intensa, mirada penetrante y profunda, se paró frente a mí, obstaculizando mi camino, el miedo hizo estragos en mi nuevamente, no podía mover un músculo, ni articular palabra, sólo pensaba en correr, pero no podía, mis piernas no respondían, quería gritar, tampoco podía, entonces el hombre balbuceó unas palabras, las cuales no entendí, me miraba esperando respuesta, pero no me salía palabra alguna, luego él volvió hablar, esta vez entendí lo que dijo;

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