Participación Foro número 4
heir3 de Mayo de 2014
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Tarquino Prisco
Tarquinius Priscus
Carlos Felipe Amunátegui Perelló
Pontificia Universidad Católica de Chile
Dirección para correspondencia
RESUMEN
El presente trabajo intenta un análisis de la obra fundacional de Lucio Tarquino Prisco. Postula que dicho personaje corresponde a un rey histórico y que habría llevado adelante la reorganización de Roma, dejando atrás su calidad de federación de gentes para convertirla en una verdadera ciudad. Para ello, llevó adelante una reforma del Senado, una reestructuración de las curias y tribus y la introducción del imperium como poder.
Palabras clave: Tarquino - Imperium - Senatus - Curiae - Tribus - Gentes.
ABSTRACT
This work tries to analyze the founding work of Lucio Tarquino Prisco. We propose that he was a historic king that reorganized Rome and left its federation of people feature behind to turn it into a real city. In order to achieve the aforementioned, he reformed the Senate, restructured the curias and tribes and introduced imperium as power.
Keywords: Tarquino - Imperium - Senatus - Curiae - Tribus - Gentes.
I. INTRODUCCIÓN
Es extraño que el primer rey que podemos considerar plenamente histórico de Roma, nos resulte oscuro en múltiples aspectos. En efecto, Tarquino Prisco, el inaugurador de la dinastía Tarquina y el primero de los reyes de origen etrusco que accedió al poder en Roma, es un personaje bastante complejo.
Su llegada a la ciudad, su acceso al poder, su obra e incluso las extrañas circunstancias de su muerte lo hacen más apto para ser candidato a una novela policial que a una investigación historiográfica.
La circunstancia de estar en varios aspectos la tradición confirmada por la arqueología, lo hace uno de los personajes más claramente históricos de toda la etapa arcaica de Roma. Su reinado es un período de expansión, un período de abundancia que quedó caracterizado en la expresión "la gran Roma de los tarquinos"[1] utilizada para referirse a esta época.
Sin embargo, las frecuentes duplicaciones de su obra, sea con Rómulo, sea con Tarquino el Soberbio, lo extrañas que resultan las circunstancias de su reinado y, por qué no decirlo, la labor de la hipercrítica, han hecho de él un personaje menos cristalino de lo necesario. Su importancia ha quedado soslayada por la leyenda.
Lo que nos proponemos en este trabajo es simplemente rescatar algunos aspectos del personaje, especialmente en lo relativo a la organización y ordenación de la ciudad. En efecto, su función en este sentido parece haber sido mayor de lo que la tradición reconoce. Su reinado parece haber sido una época de racionalización de la estructura de Roma, donde se altera de manera tan fundamental su aspecto que marca el cambio desde una confederación gentilicia a una ciudad propiamente tal.
Creemos que este hecho se encuentra oculto para la historiografía romana, que sustituyó sistemáticamente a Tarquino Prisco por Rómulo en la mayor parte de la obra del mismo.
II. LA TRADICIÓN Y EL ASCENSO AL PODER
Las líneas esenciales de la tradición referente a Tarquino Prisco están dadas por Dionisio[2] y Livio[3], quienes nos presentan versiones concordantes de los hechos. Lucio (Lucumón) Tarquino sería hijo de Demarato, un ciudadano corintio que se refugia en la ciudad etrusca Tarquines huyendo de ciertas revueltas políticas. Parte de la tradición[4] se preocupa de puntualizar que Demarato pertenecería a la familia real de los báquidas y que se habría autoexiliado durante la tiranía de Cipselo.
El segundo hijo de Demarato fue llamado Lucumón. Habría tenido un hermano mayor de nombre Arrunte que premurió a Demarato, por lo que Lucumón quedó como heredero y líder gentilicio.
Puesto que Lucumón no alcanzaba una posición de prestigio en la ciudad de Tarquines debido al origen extranjero de su padre, a sugerencia de su mujer Tanaquil (Gaya Cecilia[5] en algunas versiones), decide emigrar a Roma. De camino a la ciudad, en Fidenas, un águila le arrebata el sombrero y luego vuelve a ponérselo en la cabeza. Su mujer, que era versada en la adivinación, le predice que alcanzará la monarquía[6].
Al llegar es recibido en Roma como ciudadano; particularmente interesante es el relato de Dionisio, donde Tarquino Prisco se desplaza seguido de toda su gens[7] a Roma, mientras que al llegar Anco Marcio le asigna tribu, curia y un lote de tierra, lo que concuerda con la llegada de una nueva gens a la ciudad[8].
Finalmente, llega a ser tutor de los hijos del rey Anco Marcio y, al fallecer éste, se hace con el poder. En la versión de Cicerón[9] y Livio[10], por votación del pueblo, mientras que sólo en la versión de Dionisio tienen lugar el interregno, la votación del pueblo y nombramiento del Senado.
Gobernó durante muchos años, venció a los latinos, a los sabinos y a los etruscos. De estos últimos obtuvo los símbolos del imperium[11].
Siempre según la tradición, hizo los primeros intentos de desecar el foro, creó las tabernas en el mismo, estableció el circo máximo, aumentó el número de vestales y otras obras urbanísticas de importancia.
Finalmente fue asesinado por dos sicarios contratados por los herederos de Anco Marcio que esperaban recuperar el trono. Sin embargo, sus asesinos fueron burlados por su viuda Tanaquil y terminó por sucederlo Servio Tullio, un rey nacional romano.
Es difícil saber cuánto de verdad existe en este relato, aunque, podemos decir que hay algunos elementos estructurales verídicos en el mismo.
En primer término, está la existencia misma de una dinastía de reyes en Roma conocidos bajo el nombre de tarquinos. Que la Roma primitiva fuese una monarquía parece seguro por diversos factores, no sólo por la tradición unánime de la historiografía antigua, sino también por el calendario antiguo y por la existencia de un rex sacrorum entre los sacerdocios romanos e incluso por cierta evidencia arqueológica, como la lapis nigra[12]. Respecto a la posibilidad que alguna de las dinastías que gobernaron Roma bajo el sistema monárquico tuviese efectivamente el nombre de tarquina, es también un hecho que ha encontrado apoyo arqueológico.
Se trata de la tumba François de Vulci, descubierta en 1857. Ahí aparece pintada una escena que tiene por protagonista a un Cneve Tarxunies rumax (Gneus Tarchinus Rumach o el Romano). Si ha de identificarse con este Gneo Tarquino con algún rey intermedio[13] entre Prisco (fundador de la dinastía) y el Soberbio (último rey romano) o no[14] es un asunto secundario, comparado con el hecho que esta tumba confirma la existencia de la dinastía[15], que es lo que de momento nos interesa.
En cuanto a su llegada y la manera exacta en que se hace con el trono, parece, hoy por hoy, innegable el hecho que las sociedades etrusca y latina de los siglos VII y VI a.C. eran sumamente porosas en cuanto a inmigración se refiere. En efecto, el estudio epigráfico de las ciudades y necrópolis etruscas ha entregado resultados sorprendentes[16]. En la ciudad de Orvieto, por ejemplo, para el siglo VI a.C. se ha encontrado que sólo un sesenta por ciento de los nombres de las tumbas son etruscos, mientras que el cuarenta por ciento restante corresponde a itálicos de diverso origen. Es más, en Caere[17] se encontró la inscripción de un Kalatur Phapenas (Calator Fabius), de fines del siglo VII, esto es, de un latino miembro de una gens conocida, los Fabios. Incluso hay testimonio de inmigrantes griegos en la zona, como es el caso de Rutile Hipucrates (griego Hipokrates con nomen latino de Rutilio) en un túmulo tarquinense[18].
Diremos también que existe la posibilidad que artesanos corintios hayan emigrado a Etruria hacia mediados del siglo VII a.C., esto es, en la época de la tiranía de Cipsalos, toda vez que se observa una imitación local de la cerámica griega en tal período[19], aunque esto último no es más que una especulación. La verdad es que, independientemente de la efectiva existencia de inmigrantes griegos de Corintio en Etruria, los orígenes griegos de los tarquinos parecen un subterfugio para resaltar la helenidad de los romanos, propósito expreso de Dionisio[20], aunque no exclusivo de él. Es posible que justamente por la efectiva existencia de algunos exiliados corintios en Etruria, se haya otorgado tal ascendencia a Tarquino Prisco, aunque esto es naturalmente indemostrable.
Lo que nos interesa resaltar mayormente es que existían fuertes lazos de migración entre las comunidades itálicas de la época, lo que concuerda con la tradición sobre la llegada de los Tarquinos a Roma.
Naturalmente, la crítica ha considerado como probables también otras posibilidades, especialmente la conquista militar. Esta idea, con distintas variantes, ha sido defendida por diversos autores, desde que Binder[21] postuló a los tarquinos como una dinastía de conquistadores etruscos que instauran una dictadura militar que sustituye al "Volkskönigtum" indogermánico. Esta idea de un despotismo militar etrusco representado por los tarquinos, como una etapa distinta a una monarquía original latina, menos poderosa, que gobierna con el consejo
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