Plutarco Elías Calles

Nacido en Guaymas, Sonora, en 1877, fue hijo de Plutarco Elías Lucero y María de Jesús Campuzano. Su padre, un alcohólico, abandono a su hijo muy pronto, mientras que su madre falleció cuando su hijo apenas tenía 3 años. Por lo anterior, el pequeño fue criado por su tía María Josefa Campuzano y el esposo de esta, Juan Bautista Calles, de quien tomó su apellido.

Introvertido, reflexivo y retraído, Plutarco Elías Calles obtiene a los 18 años su título de profesor y comienza a ejercer en el Colegio de Sonora, es ahí donde conoce a Adolfo de la Huerta con quien engendra una muy buena amistad.

Para 1899 de regreso en su natal Guaymas, se casa con Natalia Chacón, sin embargo parece seguir los pasos de su padre con el alcohol. No obstante, es capaz de ser además de profesor, tesorero municipal, posteriormente inspector general de educación, así como administrador de un hotel propiedad de su hermanastro. Es en 1902 que comienza a dedicarse a la agricultura en un terreno de su padre, pero fracasa terriblemente, pasando 9 años de penumbras.

Con la victoria de Madero, Calles decide dejar el vicio del alcohol y buscar cambiar su vida. De 35 años ya, se lanza para diputado en Guaymas, aunque es derrotado en las elecciones. Sin embargo José María Maytorena, gobernador de Sonora lo nombra comisario de Agua Prieta, un municipio fronterizo. Es a partir de ahí que la vida de Calles comienza a cambiar, teniendo ya una situación económica más holgada. Lo anterior no duraría mucho, pues a la caída de Madero, y con el gobernador Maytorena pidiendo licencia, Calles no tiene más remedio que unirse a los rebeldes que se enfrentaban a Victoriano Huerta. Con algunos cuerpos rurales bajo su mando, es nombrado teniente coronel por el gobernador interino de Sonora, Ignacio Pesqueira. Así, el 16 de marzo de 1913 se enfrasca en su primera batalla, siendo estrepitosamente derrotado. Disminuido y mermado, se une al ejercito de Álvaro Obregón.

Ya con Maytorena de regreso en la gubernatura y con Carranza en la presidencia, este último llegaría a Hermosillo y Calles lo escoltaría personalmente durante toda su estadía.

Gracias a ello asciende al grado de coronel y posteriormente gracias a Obregón, comandante militar de Hermosillo y jefe de las fuerzas fijas del estado, situación que dura hasta que Maytorena desconoce al gobierno de Carranza.

Calles se queda del lado de Carranza y encarna una larga batalla contra las fuerzas de Maytorena, la cual es declarada neutral ante la intervención estadounidense. Posteriormente Calles se mueve con sus tropas para enfrentar a Francisco Villa quien ya había perdido mucha fuerza, por lo que sucumbe ante el ejército de Calles, dándole a este último mucho prestigio.

En compensación a su lealtad en agosto de 1915, Carranza lo nombra comandante militar y gobernador de Sonora. En corto tiempo genera varios decretos con el objetivo de educar, moralizar, civilizar y reconstruir al estado que estaba devastado por la guerra. Además de crear escuelas y obligar a los empresarios a enviar a sus empleados a clases nocturnas y suprimir las apuestas y las jefaturas militares, en una acción en aquel momento sin precedentes expulsa del estado a todos los sacerdotes católicos.

Durante sus gubernaturas que fueron 3, Calles realizó severos cambios en el estado, incluyendo una nueva constitución, además para cuando entregó la gubernatura a su amigo Adolfo de la Huerta más de 800 niños huérfanos eran atendidos en las escuelas que había creado como gobernador. Su único pesar, fue no haber podido exterminar a los indios yaquis que según el eran rebeldes que estaban aún en guerra.

Fue nombrado secretario de Industria y Comercio, cargo al que renuncio a los 4 meses regresando a Sonora y confabulando con de la Huerta y Obregón el desconocimiento del gobierno carrancista.

Luego del asesinato de Carranza, el trio sonorense buscaría declarar estabilidad en el país. El gobierno interino de Adolfo de la Huerta, solo fue la transición al gobierno de Álvaro Obregón que mencionaba que la guerra había terminado y era momento de reconstruir al país. Plutarco, por su parte, como secretario de gobernación, tuvo pocos sobresaltos en su gestión.

Tanto De La Huerta como Calles se convirtieron en los consentidos de Obregón, sobre todo después de que Benjamín Hill, brazo derecho de Obregón muriera rápidamente de una enfermedad adquirida luego de un banquete que dieron Calles y De La Huerta. Las suspicacias del suceso hicieron llamar a este suceso “Fiesta

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