¿Por qué no puedo ser yo mismo todo el tiempo?

¿Por qué no puedo ser yo mismo todo el tiempo?

Todos los seres humanos somos distintos. Nos vemos distintos, hablamos distintos idiomas y vivimos en lugares distintos. Más importante aún que la forma en la que nos vemos o dónde vivimos es la forma en la que pensamos. Los valores, ideas y tradiciones que cada uno expresa en su vida diaria como parte de quien es y del lugar de donde proviene. Estás diferencias han sido a través de la historia motivo de conflictos de magnitudes colosales e interminables. En estos días se supone que todos tenemos los mismos derechos, que todos somos iguales por lo cual merecemos el mismo trato y que nadie es más ni menos que nadie, pero ¿en verdad es así?

Somos juzgados por todo, hasta la acción más mínima puede estar incorrecta, y claro, todo esto está basado en estereotipos ya que según la sociedad todos tenemos que seguir cierto patrón para estar en el rango de lo "normal" Estamos en una etapa en la que tienes que fingir algo que no eres para encajar. No puedes expresar lo que sientes o pienses porque siempre habrá alguien que te diga que lo estás haciendo mal, que eres diferente y que tienes que cambiar para lograr aceptación. Desde pequeños nos enseñan ciertas normas para convivir en sociedad que, en ocasiones, restringen cómo de verdad somos. Esto no es necesariamente negativo. Es normal que necesitamos unas normas, pero a veces las transportamos demasiado lejos, hasta nuestro propio yo. Es aquí cuando dejamos de ser auténticos. ¿A qué se debe esto? La respuesta más acertada es miedo. Miedo de ser tomados de menos, miedo a ser juzgados, miedo a no agradar a los demás, miedo a reconocer que no eres perfecto. Incluso a veces llegamos a pensar que nuestro "yo" fingido es nuestro verdadero yo por la excesiva necesidad de aprobación. Esto afecta en mayoría a los jóvenes que se compraran con el estereotipo del físico ideal reduciéndose basados en la irrealidad, pensamos que si no logramos ser perfectos no podremos ser felices, y esto ha llevado a extremos lamentables como la anorexia, bulimia y el suicidio. En el colegio tendrás que actuar como todas las personas que te rodean para ser aceptado, no puedes expresarte abiertamente porque tus compañeros te miraran de menos y entonces tu vida está acabada. Cuantos de nosotros hemos fingido estar de acuerdo con todos para encajar, y cuantos de nosotros hemos hecho cosas que no quisimos por la presión social. Tenemos miedo de descubrir quién somos realmente. Pero eso puede cambiar si tan solo dejáramos de ser tan injustos con nosotros mismos. No siempre vamos a agradar a todo el mundo, y no hay nada de malo en eso, somos distintos y no pensamos igual, podemos estar en desacuerdo de vez en cuando y es lo más normal de la vida; no somos perfectos, nadie lo es, cometemos errores pero de ellos se aprende más. Tenemos demasiada falta de confianza, temer a equivocarse es un problema que afecta demasiado la mente y no es nada sano. Para sentirse bien con uno mismo es imprescindible prestar mayor atención a las propias necesidades y menor atención a las necesidades y deseos de los demás. Puede que sientas culpabilidad al dejar de lado opiniones o decisiones ajenas. Es totalmente normal, después de haber estado durante mucho tiempo escuchando solamente a los demás y no a ti mismo. Hay que aprender a ser honestos con nosotros mismos, aprender a amar nuestras imperfecciones que nos hacen únicos. Aceptar lo que no puedes cambiar y cambiar lo que no puedes aceptar. La perfección no se encuentra en la propia perfección, sino en la imperfección. Somos diferentes y únicos, y así debemos aceptarnos. No te permitas ser alguien que no eres, pues cuando seas tú mismo el mundo será muy diferente. Date permiso para escuchar tus opiniones y deseos, antes que las de los demás. Hacerlo no es nada malo. De hecho, seguramente todos a tu alrededor lo hacen y no necesariamente te hacen sentir mal por ello. Una persona que no es lo quiere ser, es decir, que no se acepta a ella misma, buscará la aceptación en el mundo de afuera, fingirá ser alguien que no es, intentará parecerse a lo que cree es aceptado, y tratará de vivir para los demás. Entre más uno intenta ser lo que los demás quieren o esperan de uno, más se pierde fuerza de carácter, confianza, autoestima y consciencia de lo que en verdad uno quiere realmente. Vivir de esta forma es ser artificial.

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