Reseña Alonso Lujambio

Ciudad de México • Alonso Lujambio, quien fuera Secretario de Educación Pública en el actual sexenio y asumiera en esta legislatura como senador de la República por el PAN, murió este martes a causa de un cáncer de médula.

En 2011, luego de declinar a la precandidatura presidencial del PAN, fue hospitalizado en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, debido a una insuficiencia renal severa. Ahí se le detectó mieloma múltiple en fase inicial, y comenzó un tratamiento para su control. El 23 de noviembre, en las puertas de sus oficinas en la sede de la SEP en el Centro Histórico y de regreso a sus actividades, comentó que su salud sería monitoreada y cuidada por los médicos.

“Me tiene aquí absolutamente en disponibilidad de continuar con mis labores, pero bajo un cuidadoso tratamiento médico”, comentó.

Más tarde se trasladó a Estados Unidos para continuar con su tratamiento contra el cáncer, a causa de esto, el 16 de marzo de 2012, renunció al cargo de titular de la SEP, sucediéndolo en el cargo el ex secretario de Salud José Ángel Córdova.

Alonso Lujambio vivió durante 25 días uno de sus más grandes sueños: ser Legislador. Durante años dedicó su vida al estudio de la política, pero muy en particular al parlamentarismo nacional. Prueba de ello era la enorme biblioteca que ostentaba en su casa de Tennyson en Polanco, esos anaqueles simulaban una semblanza de su vida:

“Todos los libros están debidamente ordenados, aquí están los de la historia y estatutos del PAN, por acá los que tienen que ver con asuntos electorales, en esta parte los de transparencia y aquí los más especiales los de estudios Congresionales”.

En aquella entrevista del 24 de junio de 2011, apropósito de sus aspiraciones

Presidenciales, se le preguntó: ¿Y no preferiría ser mejor legislador que Presidente?

-Claro, sin duda. Sería un sueño. Pero primero seré Presidente y luego me entregaré a la labor del Congreso.

Pero la vida y el destino lo llevaron a ocupar un escaño en el Senado, desde donde se proponía darle “lustre a una institución tan importante para la democracia mexicana”.

Parecía que toda la vida se preparó para ello, quienes lo conocieron lo definen como un gran “debatiente”, presto al detalle y a los procesos más finos de la toma de decisiones, siempre daba su lugar a las opiniones contrarias. Recuerdan, como Ernesto Cordero que sus manos hablaban: “Alonso hablaba y enseñaba con la elocuencia de sus manos, parecía que esas enormes manos cincelaban y daban vida material a una idea abstracta”.

El coordinador del PAN en la Cámara de Diputados, Luis Alberto Villarreal, afirma que Lujambio a través de su vida académica descubrió y reivindicó el diálogo y la

...